La ciencia ficción es un género que, en tiempos sociales duros donde el futuro de la humanidad luce poco esperanzador, toma las riendas para soltar comentarios interesantes que buscan no sólo una vertiente para entretener sino para levantar cuestiones sociales interesantes sobre una mirada post apocalíptica del mundo o una distopía alocada muy particular.
En medio de estas propuestas llega la nueva serie de Prime Video, Fallout, basada en la franquicia de videojuegos de Black Isle Studios y Bethesda Softworks que comenzó su camino en 1997 hasta la actualidad, llegando a tener nueve títulos en su haber. Como en los juegos, la serie se ubica en un Estados Unidos post apocalíptico conocido ahora como El Yermo, un pedazo de tierra mayormente árido a 200 del estallido de una Gran Guerra Nuclear en 2077.
En este mundo, los únicos sobrevivientes viven en bunkers subterráneos, llamados “refugios”, mismos que fueron creados por la multimillonaria empresa Vault Tec. La historia nos lleva hacia el número 33 y una de sus habitantes, Lucy (Ella Purnell), quien considera este lugar y su misión de repoblar la tierra a su debido tiempo como la razón para existir. Pero esta joven moradora verá sacudida su realidad cuando tiene que abandonar la seguridad de este recinto para ir en búsqueda de algo muy valioso a la superficie.
Pero este no es el único frente en el relato, pues también está la Hermandad del Acero, una facción de humanos que recopila y rescata tecnología del pasado para crear sus Servoarmaduras. Es una facción religiosa militar en la que los miembros de la misma buscan ascender para ser escuderos y, eventualmente, Caballeros de la misma. Pero para un humilde escudero (Aaron Moten), la escalada no será tan sencilla en búsqueda de ser un glorioso miembro de esta hermandad.
La peculiar tercia se completa con el Ghoul (Walton Goggins), un caza recompensas que ha sobrevivido a la radiación por más de 200 años y cuyo pasado misterioso lo llevará a colisionar con los otros dos personajes. Con motivaciones tan dispares y sorpresas que van revelando partes del gran rompecabezas detrás de este apocalíptico mundo, Fallout crea un relato de sci-fi fiel a su fuente de origen con una historia que atrapa desde sus primeros dos episodios.
Los showrunners Geneva Robertson-Dworet y Graham Wagner, junto a los productores ejecutivos Jonathan Nolan y Lisa Joy, que estuvieron detrás de la exitosa serie de HBO, Westworld, son capaces de introducir al espectador al extenso universo de Fallout sin que seas seguidor de la franquicia, lo cual habla muy bien del proyecto pues es capaz de conectar con la audiencia gracias a un planteamiento eficiente de la acción durante sus ocho episodios de la primera temporada, logrando un buen equilibrio entre las historias presentas y las subtramas en las que deriva.
Aunque el tema no es novedoso, el hecho de que los creadores del videojuego estuvieran involucrados en la realización de la adaptación le da un plus al tener un total respeto por el diseño de arte y de los personajes mismos, así como del estilo visual de la serie. El diseño del mundo post apocalíptico resulta brillante, mostrando los restos de una civilización destruida por la ambición y el poder de algunos que ven al fin del mundo como un negocio redituable sin importar las consecuencias que eso tenga.
Si bien Fallout vive en su mundo de ficción, la historia presenta analogías interesantes sobre el capitalismo y su fuerza capaz de interponer el dinero sobre la vida humana, así como el extremo fanatismo, la supervivencia del más apto al más puro estilo darwiniano y una peculiar guerra de clases representada por los personajes, mismos que van creando este gran mural de un mundo lleno de mutantes, caníbales y una que otra sorpresa.
Visualmente, la serie oscila entre un desierto amarillo sin esperanza con algunos brotes de vida, dándole esa sensación desesperanzadora de un mundo arrasado que poco a poco busca salir adelante entre lo salvaje y lo civilizado. Asimismo, existe un diseño interesante retrofuturista característico de la saga que también se observa de buena forma en algunos flashbacks hacia el pasado, mismo que irá desvelando los secretos del funesto destino de este mundo.
Destaca también los personajes, cada uno con un diseño y personalidad específicos. Lucy (Pernell) es la moradora ilusa que cree en las formas pacíficas de llegar a acuerdos que choca con la dura realidad del páramo. El escudero (Moten) tiene un severo deseo de venganza y por ello quiere llegar a ser caballero. Tiene una actitud que va de lo inocente a lo malicioso que resulta interesante. Pero es el Ghoul (Goggins) quien se roba la escena, con ese diseño de vaquero desalmado percudido, sin nariz y salvaje, que pareciera solamente abogar por sus propios intereses hasta que el pasado lo alcanza.
Pero ellos no son los únicos. Ahí está el hermano menor de Lucy, Norm, interpretado por Moisés Arias, que funciona como la antítesis de su hermana. Su inteligencia y pesimismo lo llevan por un relato complementario que lo hace destacar como un personaje secundario relevante ante lo que sucede con los otros tres.
Ni qué decir de otros pequeños invitados especiales como Michael Emerson (Lost), que le basta un episodio para volverse clave en la historia, así como la inclusión de Kyle MachLachlan (Twin Peaks) como un personaje cuyo arco tiene mucho que ofrecer aún.
Asimismo, la edición de la serie es eficiente, con un ritmo que ayuda a que los eventos fluyan incluso en episodios de una hora de duración donde todo se siente necesario. Los movimientos de cámara y las secuencias de acción resaltan por su buena manufactura, no temiendo mostrar la dosis de sangre y violencia necesaria para los fanáticos de la franquicia de juegos, así como para aquellos que buscan una buena historia de ciencia ficción post apocalíptica.
Consiguiendo un proyecto que aún tiene mucho por ofrecer, Fallout es una de las grandes sorpresas en lo que va del año al mantener un ritmo constante lleno de complejidades temáticas, personajes entrañables y un mundo en el que salir de una guarida hacia el mundo salvaje nunca fue tan atractivo.
Gracias a esas virtudes y un final de temporada que deja abierta la puerta para continuar con la exploración del páramo, Prime Video ha dado en el clavo al abrirnos las puertas de un universo de ciencia ficción espectacular lleno de buen humor, diversión y una trama por demás interesante que deja con ganas de seguir explorando este nuevo mundo.
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