Escenario

Mon Laferte lleva su libertad y reinvención al Palacio de los Deportes

COBERTURA. La cantautora, productora y artista visual chilena-mexicana presentó la noche de ayer su ‘Autopoiética Tour’, un viaje escénico por los ritmos que la han acompañado en su trayectoria musical

Madonna en concierto
Mon Laferte en el Palacio de los Deportes. Mon Laferte en el Palacio de los Deportes. (Daniel Luna)

Ya no es raro escuchar que algún artista adopta la cultura mexicana en su haber, como lo dijo Chavela Vergas “los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana”, así la chilena mas mexicana, Mon Laferte, se presentó en el Palacio de los Deportes como parte de su gira Autopoiética Tour, una noche de reinvención y la libertad creativa.

Bajo estas premisas Norma Monserrat Bustamante Laferte, nombre de pila de la cantautora, presentó su más reciente material discográfico, Autopoiética, ante un lleno total que desde momentos antes ya se amontonaba en las afueras de la venue y que no querían pasar sin su característico souvenir mayoritariamente playeras y sudaderas con la efigie de la chilena.

Alrededor de las 21:00 horas ya se escuchaban silbidos y gritos incitados por el ansia, porque el escenario lucía prometedor desde un principio con la figura enorme de una mujer de tonos albos y cubierta de tatuajes, recostada e inmaculada. Ansias apaciguadas con algunas canciones de fondo como “Todos me miran” de Gloria Trevi o “Rosa pastel” de Belanova.

La autopoiesis, según la ciencia y acuñado por los biólogos chilenos Francisco Varela y Humberto Maturana, es la capacidad de un sistema para reproducirse,mantenerse por sí mismo y conservar el equilibrio, explicaba una persona a otra en los asientos contiguos.

“El concepto me parece mágico, todos los organismos lo somos, la vida crea vida y eso es fabuloso y mágico, me parece interesante llevarlo de manera metafórica al arte. Yo soy autopoiética porque todo el tiempo puedo reinventarme en el arte, la música y en todos los discursos que quiero dar a través del arte”, aseguró la cantante a un medio local en días previos al evento.

Dicho momento que duró algunos minutos fue intercambiado por gritos emocionados del público en su mayoría mujeres, por la aparición en el escenario vestida con toda la pompa y circunstancias y por la primera interpretación de la noche “Tenochtitlán”, seguida de “Te juro que volveré”.

“Buenas noches ciudad de México”, grito la cantautora, palabras sentidas igualmente por los miles de asistentes debajo del Domo de Cobre.

La cantautora, productora y artista visual prosiguió con “Obra de Dios” y un pequeño medley de “No + Sad”/ “Metamorfosis” / “Autopoiética”, temas que además contaron con algunos bailarines ataviados de un leotardo rosado, que contagiaron al público que se movía al ritmo de las piezas musicales y que se entregó a una extravagante pasarela donde desfilaron una diversidad variopinta de personajes, momentos que culminó con un breve performance de los bailarines.

La viñamarina siguió el concierto con piezas como “Tormento”, “Aunque te mueras por volver” y “Antes de ti”. Haciendo gala de esa frase popular que reza “el mexicano canta las adoloridas sin estarlo”.

“Muy buenas noches, bienvenidos, bienvenidas y beinvenides, gracias por estar aquí, estoy muy feliz y quise invitar a una amiga, una maestra, Ximena Sariñana”, dijo la cantante antes de interpretar junto a la mexican “Flaco” dónde Laferte se lució con un solo de armónica cuál blusero. Además de terminar este momentazo con una de las canciones más famosas de su repertorio y tal vez la que se apoderó de un espacio en el setlist de todo melómano “Mi buen amor”.

En un entretiempo y pensando en el concepto del disco que motivó a la chilena a girar por el mundo la Teoría de la Autopoiesis, se entienden a los organismos como sistemas cognitivos que dan sentido al mundo en la medida en que se relacionan con él. En esa experiencia de sentido, lo que es el adentro y el afuera se va resignificando, de modo que la vida va encontrando nuevas maneras de complejizarse, interiorizaba.

“Cuando estaba haciendo este álbum se instaló en mí la palabra ‘autopoiesis’ y quise llevarla a este trabajo de una manera metafórica. Me gusta creer en la idea de un renacimiento constante y convencerme de que, a pesar de las adversidades de la vida, tengo la capacidad de seguir reinventándome, ese es el gran don que todos tenemos”, señaló la cantautora en un comunicado.

De regreso a la realidad Mon Laferte regresó con ese aire de los salones de baile de otras épocas con “Prendele fuego” y los bailarines enfundados cuál catrines. Luego una de las piezas que marcan está nueva etapa de la cantautora “40 y MM”.

“Pornocracia”, “Calaveras”, “La mujer”, “Por qué me fui a enamorar de ti”, “Amantes suicidas” y “El mambo”, le siguieron en el repertorio, uno de los momentos igualmente cantados pero donde los músicos que acompañaban a Laferte se lucieron en las precauciones, el requinto, la trompeta y el trombón, dignos de una gran orquesta de Latin Jazz.

Es interesante lo que es el concepto del álbum pero, la música de Autopoiética hace una fusión entre diferentes géneros que han formado parte de la vida de la cantante chilena pasando desde el trip-hop, mariachi y bolero hasta una cumbia rebajada y un tango electrónico y desde luego el inherente pop.

Con guitarra propia y acompañada por el requintista pasó la chilena mas mexicana a interpretar “Se me va a quemar el corazón”, el momento acústico de la velada en el cual el género ranchero y el bolero fueron la guía, “están bien, parece que les hicieron mucho daño”, bromeo la cantautora que siguió con “Funeral” y “El cristal”. En este bloque invitó al escenario, primeramente, a “una mujer que admiro mucho… Silvana Estrada” con quién interpretó “una de las canciones más hermosas que he escuchado jamás” dijo Estrada antes de cantar “La trenza”.

“Se acabó el llanto o quieren seguir llorando, bueno pues”, dijo ante un rotundo “Siiiii” por parte del público antes de interpretar “Si tú me quisieras”, “Pa’ dónde se fue” y con otra invitada, de quien aseguró la chilena “llegó a México buscando un sueño, Daniella Spalla”, con quien cantó “Primavera”.

El tour comenzó el 29 de febrero de 2024 en Puebla y ha pasado por Toluca, Querétaro, Monterrey, Tijuana, Mérida y Guadalajara, para finalmente llegar a la Ciudad de México en el Palacio de los Deportes y terminar la parte mexicana de su tour, el cual seguirá por distintos escenarios en Latinoamérica y Estados Unidos.

También, en esta nueva etapa musical, Mon, se destacó que en esta ocasión se enfocó en ofrecer un espectáculo notablemente más teatral y desde luego tenía la misión de compartir el nuevo disco y visitar su trayectoria conformada por ocho álbumes, como se observó durante toda la velada y en los temas que siguieron “El beso” y “Amárrame”.

“Quiero aprovechar el momento para agradecer por venir, agradezco el esfuerzo por estar acá, sé que no es fácil”, remarcó emotivamente la cantante antes de interpretar “Mew shiny”, principio del último bloque de un concierto que duró más de dos horas, en el que en ningún momento se bajó la intensidad y en el cual viajó por todos los discos y géneros que la han acompañado, espacio que se complementó con “A crying diamond”, “Amor completo” cantado por todo el público a petición de la cantante y otra de las más escuchadas y queridas “Tu falta de querer”, que a manera de capricho bajo a la pasarela fuera de lo planeado. Que sorprendente escándalo al unísono que organizaron todos, literalmente todos, en este último tema.

Finalmente se despidió la nacida en Viña del Mar, Chile, en un tema extra “Casta diva”, una pieza donde la teatralidad de la noche fue más obvia con máscaras cuales esculturas griegas. Hay que reconocer que a nivel de producción, Autopoiética Tour, se encuentra en un nivel extraordinario, al igual que el desarrollo del concierto llevado en bloques y géneros específicos, dando gusto a todos, aunque fallas insignificantes en el audio del inmueble y el clásico eco y saturación del mismo.

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