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La cantante y compositora argentina Nathy Peluso anunció su nuevo álbum, llamado Grasa, y precisamente la repartió: en forma de porciones de pizza y a un centenar de fanáticos en Nueva York.
La artista de 29 años, luciendo un ojo azul y otro marrón, largas uñas adornadas y la misma gorra azul con el lema “Grasa” que lleva en su vídeo promocional en las redes sociales, se presentó por sorpresa en una pizzería del Bajo Manhattan.
No obstante, según explicó, la relación entre la famosa pizza neoyorquina y el contenido del disco, que saldrá a la venta el 24 de mayo y del que no ha hecho ningún adelanto, era más casual que premeditada.
“Grasa en realidad es muchas cosas, y la gente puede interpretarlo como quiera”, dijo a EFE la cantante, deteniendo un segundo el frenético ritmo de entrega de comida para sus seguidores, a los que convocó una hora antes en la pizzería Prince Street.
La intérprete de “Mafiosa” llegó apresuradamente en un coche, resguardada por su equipo, y se dedicó a distribuir porciones a un centenar de fans, la mayoría latinos y españoles, que la recibieron con gritos de euforia mientras sonaban sus éxitos en unos enormes altavoces.
Desde la barra del icónico establecimiento, que tiene las paredes repletas de fotografías de celebridades, la argentina se daba las manos con sus fans, les firmaba servilletas personalizadas con el título del disco y charlaba brevemente con ellos.
El público destacó su autenticidad, personalidad y “jamoneo” y se mostró expectante por Grasa, pero hubo disparidad de opiniones en torno a su estilo: unos esperan ritmos “innovadores”, otros un regreso al hip-hop de su primer proyecto, La Sandunguera.
En un momento de la tarde, y viendo que se le acababa el tiempo, Peluso decidió dejar la barra, salir a las puertas de la pizzería y repartir desde allí los trozos que le quedaban, generando el caos entre una multitud que la rodeó ruidosamente.
Peluso, que en las últimas horas había compartido en Instagram su paso por lugares turísticos como Times Square, se puso a firmar vinilos de su último álbum publicado, Calambre, e incluso una camiseta de la Selección argentina antes de irse.
Subida en el escalón del coche que la llevaba de vuelta a su hotel, la artista se despidió lanzando su gorra a la multitud, que levantó los brazos entusiasmada.
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