Escenario

Royal Blood en el Pabellón Oeste: Una eufórica velada de rock

COBERTURA. La noche de este martes se presentó la banda británica al mismo tiempo que sonaba Blink-182, ofrecieron un show digno de su mote de salvadores del rock

Concierto de rock en vivo
Royal Blood en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes. Royal Blood en el Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes. (ADRIÁN CONTRERAS)

El Pabellón Oeste del Palacio de los Deportes recibió el martes por la noche el regreso a los escenarios mexicanos de Royal Blood, banda que se presentó ante una energía palpitante venida de una multitud ansiosa que esperaba la llegada de los músicos británicos en el escenario después de un par de años desde que pusieron pie por última vez en este territorio.

Royal Blood, banda que no necesita presentación alguna, estaba lista para compartir la vibra con sus fans. Sin necesidad de tener algún acto telonero, su capacidad de llenar el lugar con su propio magnetismo era evidente, ya que habían agotado todas las entradas. A pesar de que al mismo tiempo Blink-182 ofrecía su espectáculo a unos metros en el Domo de Cobre, los sonidos no se mezclaron; cada grupo tenía su propio espacio para brillar y deleitar a su audiencia.

Sin embargo, el juego de luces no fue suficiente para todos. Aquellos que estaban más atrás perdieron parte de la experiencia, ya que no había pantallas de proyección que ampliaran la visión del escenario. A pesar de este pequeño inconveniente, el público estaba completamente inmerso en el show ofrecido por Mike Kerr y compañía, coreando cada canción y disfrutando con la potencia de la música característica de los ingleses.

Desde el momento en que comenzaron con “Out of the black”, la química entre el guitarrista Mike Kerr y el baterista Ben Thatcher era palpable. Su coordinación y sintonía demostraron que no necesitaban más que ellos dos para encender el escenario. Cada canción era recibida con entusiasmo por parte del público, que se entregaba por completo al ambiente.

A lo largo de la noche, Royal Blood recorrió su discografía, aunque hicieron un énfasis especial en las canciones de su álbum Back to the water below. Temas como “Come on over” y “Boilermaker” fueron recibidos con alborozo por parte del público, que se entregaba a la experiencia como si estuvieran en un garaje escuchando a una banda emergente en sus años de preparatoria.

El único momento de pausa fue breve, utilizado para agradecer a la audiencia por su apoyo incondicional. Sin embargo, una vez que retomaron la música, no hubo descanso. Cada canción fluía sin interrupción, llevando a la multitud en un viaje frenético de emociones.

La intensidad alcanzó su punto máximo con “Lights out”, una canción que iluminó el escenario y encendió aún más los ánimos de la audiencia. El nombre de la banda resonaba en el aire, mientras todos cantaban en coro las letras de “I hear trouble coming” y “Over and over again”.

Con “Pull me through”, bajaron el ritmo momentáneamente, pero la conexión con la audiencia permanecía intacta. La multitud se entregó por completo a “Little monster”, coreando las letras con fervor mientras ondeaban las manos en el aire.

El público no podía contener su entusiasmo, coreando “Ole ole royal royal” entre canciones. Cuando llegó el momento del encore, la emoción era palpable. “Waves” y “Figure it out” cerraron la noche de manera épica, dejando a todos con una sensación de euforia y satisfacción.

Finalmente, el show de Royal Blood fue una experiencia gratificante que bien recuerda a los años de preparatoria a muchos de sus fans, aquellos que escuchaban una banda con su sonido crudo de garage.

A pesar de la falta de espectáculo, la banda logró crear un ambiente íntimo y emocionante, transportando a la audiencia a un lugar donde solo importaba la música y la conexión entre artistas y fans. Con su energía y su talento innegable, demostraron una vez más por qué son una de las agrupaciones más destacadas de la escena musical actual en el rock inglés.

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