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The Get Up Kids defienden el buen nombre del emo en el Foro La Paz

COBERTURA. La aclamada banda estadounidense de rock alternativo recurre a la nostalgia de los 25 años de su icónico álbum Something to write home about para llenar de alegría y felicidad el recinto de San Ángel

música

The Get Up Kids en el Foro La Paz.

The Get Up Kids en el Foro La Paz.

Marcel Sanromà

Antes de que la palabra ‘emo’ se asociara con flecos prominentes, delineadores, ropa negra y tachuelas, no se era emo, se escuchaba emo. Antes del cambio de siglo, el emo se comenzó a dibujar como la vertiente, literalmente, emocional del punk, tomando influencias del rock alternativo para conformar un género que luego derivaría en lo que los dosmiles hicieron mainstream.

The Get Up Kids formaron parte de esta primera oleada de bandas que incluye otros nombres relevantes como American Football, Sunny Day Real Estate o Braid. Sin embargo, pocas bandas de emo lograron lanzar un álbum tan imperecedero como el Something to write home about que la banda que este viernes llenó el Foro La Paz, en el barrio capitalino de San Ángel lanzó en 1999.

Así pues, los estadounidenses dedicaron al 25 aniversario del álbum esta visita a nuestro país, que incluye también un concierto en Monterrey este sábado, y que es la primera en la ciudad desde que actuaron en el Bajo Circuito del Periférico en 2017.

Para homenajear el álbum, que también se volvió icónico por su portada, una tierna escena aderezada de dos robots acurrucados, el quinteto misuriano tocó el LP completo, de principio a fin. Cabe señalar que esto de tocar álbumes de pe a pa se ha vuelto una moda en años recientes, probando su efectividad a la hora de aglutinar más público y, claro está, hacer caja.

La banda rindió homenaje al disco Something to write home about.

La banda rindió homenaje al disco Something to write home about.

Marcel Sanromà

Así, la noche comenzó casi sin mediar palabra con las primeras notas del energético riff de guitarra que abre “Holiday”, primera pieza del álbum y una de las canciones más conocidas de la banda de Kansas City. Siguieron en orden otros tres hits en fila como “Action & Action”, “Valentine” y “Red letter day”.

Pero como enumerar las canciones que siguieron no tiene caso porque cualquiera puede revisar cuáles son en la Wikipedia, salto directamente al momento en que sonaron las notas de “Ten minutes”, una de sus canciones más populares y probablemente la que más plasma, junto con “Holiday”, los orígenes de la banda dentro del punk rock.

Entre el público se armó hasta un conato de moshpit y volaron algunos codazos y puñetazos innecesarios que revelan que la mitad del público desconocía completamente la etiqueta de un concierto de punk.

Con la llegada de la segunda parte del álbum, más reflexiva y calmada, los ánimos se relajaron y algunas parejas incluso se acurrucaron entre el público emulando a los robots de la portada. Un público que, en su mayoría, estaba conformado por lo que ahora llaman ya en inglés ‘elder millennials’, es decir, literalmente, millennials viejos. 

Una de las mejores imágenes de la noche.

Una de las mejores imágenes de la noche.

Marcel Sanromà

Y pese a que la mayoría no parecía guardar mucha relación con la escena punk rock que dio origen al emo, por ahí se vislumbraban algunas playeras reveladoras, como por ejemplo una de Bad Religion, una de las bandas de skatepunk más icónicas de la historia del punk rock.

Finalizado el repertorio de Something to write home about, la banda estadounidense repasó durante otra media hora algunos de sus otros temas más conocidos fuera del mencionado álbum, desde antiguos como “One year later” o “Forgive & forget”, hasta más nuevos como “Satellite”, de su más reciente lanzamiento, en 2019.

Entre una tanda y otra la banda aplicó el clásico amago de terminar el concierto, y hay que decir que algo debes haber hecho bien cuando, tras tocar completo tu álbum más conocido, la mitad del público se desgañita reclamando otras canciones aprovechando el breve silencio.

Finalizado el concierto, que abrió la banda mexicana Sad Saturno, el público desfiló junto a la mesita del merchandising, que vendía playeras con la imagen de los dos robots, para dirigirse hacia el exterior de la sala, ubicada en el segundo nivel de una coqueta plaza comercial con restaurantes y bares, el mejor guiño posible a un público del rock y del punk que ya cuenta los años con el segundo pie.