Mundo

¿Qué futuro le espera a Irán tras la muerte trágica del presidente?

En mes y medio los iraníes están llamados a las urnas para elegir al sustituto de Ebrahim Raisi. Pero que pierdan toda esperanza quienes crean que el ayatolá Jameneí va a permitir que el nuevo presidente sea un aperturista que debilite su régimen teocrático basado en el terror

oriente medio

El ataúd con los restos del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, llegan a Tabriz, la capital de la provincia donde se estrelló el domingo el helicóptero donde viajaba

El ataúd con los restos del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, llegan a Tabriz, la capital de la provincia donde se estrelló el domingo el helicóptero donde viajaba

EFE

La repentina muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, tras estrellarse el domingo el helicóptero en el que viajaba, deja un repentino vacío de poder en la República Islámica que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, tiene que llenar en un tiempo récord: 50 días, como marca la ley hasta que se convoquen nuevas elecciones.

La muerte de Raisi supone un duro golpe para los planes de Jamenei, que tiene 85 años y le estaba allanado el camino para que le sucediera como líder supremo de Irán y moviera en su ausencia los hilos de todos las instituciones que mantienen perfectamente engrasada la teocracia que surgió de la revolución islamista que encabezó el ayatolá Rusolá Jomeini y acabó con la monarquía prooccidental y corrupta del sha Reza Pahlavi.

Lee también

Teherán confirma que el presidente de Irán murió al estrellarse su helicóptero

Fran Ruiz
El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, junto al presidente de Azerbaiyán en la inauguración este domingo de un embalse binacional, de donde tomó el helicóptero siniestrado

De hecho, en casi medio siglo de República Islámica, sólo han habido dos líderes supremos: el líder de la revolución Jomeini (fallecido en 1989) y ahora el anciano Jameini, que podría verse tentado, como afirman algunas fuentes, a heredar el liderazgo supremo a su hijo.

Además de la presidencia, Raisi también ocupaba un puesto en la conocida como Asamblea de Expertos, el organismo que tiene la facultad de elegir al nuevo líder supremo de la gran patria de los chiitas, el día que llegue esa transición, que será mucho más trascendental para el país.

"Raisi era un sucesor potencial porque, al igual que el propio Jamenei cuando se convirtió en líder supremo, era relativamente joven, muy leal, un ideólogo comprometido con el sistema cuyo nombre era reconocido", explicó a la BBC Sanam Vakil, directora del programa de Medio Oriente y Norte de África de Chatham House, preguntada sobre este opaco proceso de selección, en el que estaría ahora el hijo del líder supremo, Mojtaba Jamenei.

Teocracia en manos de un sólo turbante

El organigrama de la República Islámica es el de un régimen teocrático con la falsa apariencia de elecciones democráticas por el simple hecho de que las convoca, Funciona así: el líder supremo mueve los hilos de la Presidencia, el Parlamento, el Consejo de los Guardianes (con capacidad para censurar a candidatos presenciales y medios de comunicación) y las Fuerzas Armadas, que se dividen en el Ejército, la Policía (cuya rama más siniestra y polémica es la Policía de la moral) y la Guardia Revolucionaria (que engloba a los voluntarios paramilitares conocidos como basij, así como a los comandos en el exterior que entrenan a organizaciones terroristas chiitas, como los libaneses de Hezbolá, los palestinos de Hamás, los hutíes en Yemen y el Ejército sirio a las órdenes del tirano de Damasco, Bachar al Asad).

Por lo señalado, la desaparición trágica del presidente iraní ha debido ser para el ayatolá Jameini como la pérdida de un hijo.

"Soldado de la revolución"

A diferencia de sus antecesores, Raisi era un auténtico “soldado” de la revolución: obediente, ultraconservador convencido y brazo ejecutor y silencioso, sin que nunca le temblara el pulso a la hora de reprimir. Por citar algunos ejemplos el expresidente Mahmud Ahmadineyad era igual de ultraconservador que el recién fallecido, pero era poco demasiado escandaloso y poco diplomático; por otro lado, Hasán Rohani era demasiado moderado, Mohamed Jatamí era demasiado reformista y Hashemi Rafsanyani era conservador, pero demasiado prooccidental.

Lee también

El propio Jamenei fue presidente de Irán, antes de convertirse en ayatolá (experto en la doctrina chiita) y luego en el segundo líder supremo de la República Islámica. Pero fue Abolhasán Banisadr, el primer presidente tras el triunfo de la Revolución, quien, por paradojas del destino, tiene en común con el último presidente iraní que a ambos se les cruzó en el destino un helicóptero, sólo con la diferencia de que Raisi murió y Banisadr sobrevivió, no a uno, sino a dos accidentes de helicóptero; ambos muy cerca de la frontera de Azerbaiyán, donde murió el pasado domingo el presidente más odiado y más temido por los verdaderos demócratas iraníes, empezando por las mujeres jóvenes que se rebelan contra la dictadura del velo.

Iraníes festajan la muerte del "juez de la horca"

En las redes circulan desde el lunes (cuando se confirmó la muerte del presidente) videos de iraníes, la mayoría con la cara destapada, bailando de felicidad por la muerte de quien se llevó más de dos décadas en el centro de mando de la represión iraní; desde los tiempos en que era conocido como “el juez de la horca”, a la que envió a 5 mil de presos políticos (muchos de ellos adolescentes) y luego enterrados en fosas comunes en 1988, cuando formaba parte del siniestro cuarteto de magistrados de la línea más dura del régimen que ordenó la masacre.

Desde entonces y desde que ganó la presidencia en 2021 —gracias a que el Consejo de los Guardianes vetó a unos 400 aspirantes moderados—, Raisi ha tapado con miles de órdenes de pena capital, cualquier mínima grieta de disidencia interna en el régimen.

Esto es lo que pretende Jamenei: que se mantenga esta línea dura, aunque sea haciendo las mismas trampas que hace tres años, cuando el régimen ni se dio por enterado tras ganar su favorito en las elecciones con más baja participación de la historia de Irán (menos del 50%). Y para lograr este continuismo, el fallecido Raisi puede hace un último servicio póstumo al régimen de terror que lo encumbró.

“Funeral como exaltación al régimen”

"El sistema hará un gran espectáculo de su muerte y seguirá los procedimientos constitucionales para mostrar funcionalidad, mientras busca un nuevo recluta que pueda mantener la unidad conservadora y la lealtad a Jamenei", explicó a la BBC Sanam Vakil, directora del programa de Medio Oriente y Norte de África de Chatham House.

Las celebraciones funerarias comenzaron este martes en Tabriz, capital de la noroccidental provincia de Azerbaiyán Oriental y la ciudad más grande cerca del lugar del accidente.

Miles de personas se echaron a las calles de Tabriz para ver pasar al camión que transportaba los ataúdes de los ocho fallecidos en el accidente. Las calles de Tabriz eran una marea de turbantes, la prenda de cabeza que lucen los clérigos iraníes, y mujeres con el velo negro y fotos de Raisí; preludio del funeral supermasivo que se espera este miércoles en Teherán.

Cientos de mujerse lloran y levantan retratos del presidente fallecido en la mezquita Mosallah de Teherán

Cientos de mujerse lloran y levantan retratos del presidente fallecido en la mezquita Mosallah de Teherán

EFE

Para estos próximos comicios no parece haber un sucesor obvio, ni siquiera dentro de las filas de Raisi.

"Hay diferentes bandos dentro de este grupo conservador, incluidos individuos que son más duros y otros considerados más pragmáticos", analiza Hamidreza Azizi, miembro visitante del SWP, un grupo de expertos con sede en Berlín.

Esto intensificará, según el investigador, la actual competencia por ocupar posiciones dentro del nuevo parlamento y a nivel local.

Pero lo más probable es que las próximas elecciones presidenciales sean poco emocionantes, argumenta Parham Ghobadi, reportero sénior del servicio persa de la BBC.

Dado que Irán necesita un nuevo presidente en 50 días, “es probable que se repita el mismo escenario de 2021, donde un solo hombre de línea dura, leal al líder supremo, estará calificado para postularse y ganar en unas elecciones aburridas”, sospecha Ghobadi.

Por tanto, la “fiesta” de los iraníes (la mayoría en el exilio) que se alegraron por la muerte de Raisi, recogida en decenas de desafiantes videos, y la de tantos otros millones dentro de Irán, que no se atreven a expresar su alegría o su alivio por la repentina muerte del represor, algo que podría costarles años de tortura en la cárcel o la propia vida, durará hasta que en mes y medio se celebren las elecciones y comprueben que nada ha cambiado: que la rebelión ciudadana tras la muerte de la joven Mahsa Amini, por llevar mal puesto el velo (y cuya represión dejó más de 500 muertos y miles de encarcelados), no ha servidol para apiadar al régimen teocrático chiita. Al contrario: se ha vuelto más brutal.