El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, admitió este lunes que la muerte de civiles anoche en un ataque israelí en un campo de desplazados en Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, no tendría que haber ocurrido: “Algo salió trágicamente mal”.
"Estamos investigando el caso, esa es nuestra política. Para nosotros, cada daño a civiles no involucrados es una tragedia", indicó Netanyahu en una audiencia en la Knéset (Parlamento israelí) con familias de rehenes sobre la guerra en la Franja, que suma más de 36,000 muertos, más del 70% civiles.
La investigación concluyó un "error en la identificación" y se saldó con el cese de dos comandantes israleíes.
El Ejército indicó que se trató de una "operación precisa basada en inteligencia" dirigida a eliminar a dos altos mandos de Hamás que se encontraban en un edificio en la zona; aunque admiten que luego se generó un incendio que provocó un alto número de víctimas mortales.
"Antes del ataque, se tomaron una serie de medidas para reducir el riesgo de dañar a civiles no involucrados, incluida vigilancia aérea, el despliegue de municiones precisas e información de inteligencia adicional", indicó el Ejército sobre el ataque anoche en Rafah.
"Sobre la base de estas medidas se evaluó que no se esperaba ningún daño a los civiles", agregó.
Pero eso no fue lo que ocurrio: 45 personas —de las que 17 eran mujeres y 8 eran niños—, fallecieron por el fuego que se propagó por el campo de refugiados del barrio de Tal al Sultan, en el noroeste de Rafah, donde había cientos de refugiados palestinos desplazados en un campamento improvisado que Israel aún no había ordenado evacuar.
Pese a la tragedia y pese a la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que cesen de inmediato los ataques israelí sobre la población de Gaza, Netanyahu no mostró ninguna señal ante los parlamentarios israelíes de que cesarán los ataques sobre Gaza.
La fiscal principal del Ejército de Israel, Yifat Tomer Yerushalmi, reconoció este lunes que el bombardeo de un campo de evacuados en Rafah, al sur de Gaza, fue "muy grave", según declaró en una intervención ante abogados de Israel.
"Algunos de los incidentes, como el de anoche en Rafah, son muy graves", reconoció, pero seguidamente trató de atenuar la gravedad de lo ocurrido señalando que "naturalmente, en una guerra de tal alcance e intensidad también ocurren incidentes complejos".
"Durante la guerra, se producen incidentes en los que se levantan las sospechas sobre la violación de las leyes de la guerra y las órdenes militares", si bien "estas excepciones no son la norma", declaró.
La fiscal ordenó abrir pesquisas sobre este bombardeo al Mecanismo de Investigación y Evaluación del Estado Mayor, una entidad semindependiente formada por exmilitares que ya investigó hace un mes el ataque de Israel a un convoy humanitario de la ONG World Central Kitchen, en el que murieron siete de sus empleados, seis de ellos extranjeros.
Aunque aseguró que "las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) lamentan cualquier daño a no combatientes durante la guerra", como ya ha señalado en anteriores “errores” cometidos por sus tropas, nada indica que estas lamentaciones vayan a frenar los ataques diarios contra Gaza.
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