![La Dra. Alejandra Ruiz, una reputada abogada de la ciudad, en su despacho.](https://lacronicadehoy-lacronicadehoy-prod.web.arc-cdn.net/resizer/v2/MM5D2DICILA7KCKULTVTBNCUNA.jpg?auth=b5233ad76ef77ed36b9f4721c5afdd068a56f26e4d13d285a25e4148b3367bd7&width=800&height=533)
No se puede seguir enseñándoles a los niños y jóvenes como aprendimos nosotros los adultos, el mundo cambió y las necesidades familiares, productivas y sociales también, señala Alejandra Ruiz, directora general del Colegio Eugenio de Mazenod.
Hoy día no le puedes pedir a un alumno que le “eche ganitas” si saca seis en matemáticas, lo que debes hacer es entregarle herramientas y estrategias prácticas que desarrollen sus habilidades, además de ayudarle a reconocer sus talentos y fortalezas naturales, explica.
La Maestra Alejandra aceptó conversar con Crónica en el colegio que dirige desde hace 26 años, y desde el cual construyó un nuevo Modelo Educativo que le permitiría llegar a la pandemia con una comunidad escolar preparada para ello.
Desde hace 14 años comenzaron a ver la necesidad de una evolución, porque la ciencia avanzó, la tecnología nos llevaba años luz y el aula en los colegios es la misma desde 1900, muchas siguen idénticas en el siglo 21.
Así fue como implementaron internet en todo el colegio, abrieron a los niños su uso en las tabletas que les dieron también, con muchos controles para impulsar el desarrollo de la educación de la tecnología, hoy una de sus áreas más fuertes.
“Lo primero que desarrollamos en los niños es la responsabilidad del uso en la tecnología, en esta época que les está tocando vivir, "tengo que ser responsable de lo que tengo en las manos porque puedo tener algo muy bueno, o algo muy nocivo”, explica.
Debido a esta innovación, el Colegio Mazenod y su comunidad estaban preparados la pandemia.
Esta visión les permitió construir una plataforma educativa; les provee de todas las actividades académicas y escolares, tienen todo en inglés, español, desde preescolar hasta prepa, está abierta para los alumnos, profesores y los Padres de Familia.
La Maestra Alejandra señala que incluso la plataforma está para quien quiera conocerla y usarla, lo mismo escuelas públicas que particulares, porque es hora de servir y contribuir con el otro, principios que enseñaba Eugenio de Mazenod.
Tres pilares: Academia, Humanidades, Tecnología
En el Modelo Curricular que construyeron el alumno y su Familia están al centro de todo el proceso educativo, sustentado en tres pilares muy claros: Académico, Humanidades, y Tecnología, explicó la Maestra Alejandra.
El pilar académico contempla los conocimientos, fundamentos, programas oficiales, y el grado académico derivado del programa de la SEP, de la UNAM, y todo lo que tiene que ver con los fundamentos, programas oficiales y obtener el grado académico formal.
Aquí se cubren todas las competencias de aprendizaje, con un modelo que se sustenta en “Aprender por el Hacer”, “Aprender basado en Proyectos”, y “Aprender por Retos”.
El pilar de Humanidades desarrolla integralmente a los alumnos desde tres consciencias: la emocional, la relacional y la social; con un programa de soporte llamado “Holding Hands” (sosteniendo manos), educación diferenciada para Niños con Discapacidad, desarrollo emocional, integración de valores y generación de líderes con visión social.
Y el pilar de Tecnologías habilita a los estudiantes para comprenderla y usarla, ser productores de contenidos, estimulándoles con la idea de producir aplicaciones y soluciones basadas en STEM, en ingeniería, Mecatrónica, o en diferentes temas.
Alejandra Ruiz señala que el Modelo Mazenod fortalece la Identidad, Integridad e Inteligencia, tres elementos de su propuesta educativa para que los estudiantes tengan alto sentido de quienes son, que sepan que está bien ser quienes son, que puedan ser íntegros en sus valores, sus conductas, y en lo que hagan; y que puedan ser inteligentes, respecto a la Academia, la Tecnología, y la Ciencia.
Metacognición en alumnos
Señala que la disciplina de evaluarse para saber cómo van, los llevó a un concepto relevante en la educación, la metacognición.
Esta se refiere al conocimiento, concientización, control y naturaleza de los procesos de aprendizaje, porque cada persona aprende diferente y lo expresa también singularmente; de esta forma cada alumno en el Mazenod vive esta experiencia educativa.
“Lo empezamos a manejar con ellos para que detecten y sepan cuáles son sus talentos y fortalezas, algo muy importante para la toma de decisiones en su vida como saber elegir qué quieren estudiar, emprender, desde el poder de saber para qué son buenos", explica.
Darse cuenta de cómo aprenden, cuáles habilidades tienen, cuáles pueden fortalecer, y cuáles dejar atrás, les permite ser conscientes de qué carrera elegir, o cuál futuro profesional pueden construir.
¿Echarle Ganitas?
La Maestra Alejandra recuerda con ironía las veces que se le dice a los alumnos que sacan seis o siete en matemáticas u otra materia, “échale ganas”; y el echarle ganas es diferente a darles herramientas y estrategias concretas.
Esto es lo que hacemos con los niños, con cada uno, les decimos qué hacer para fortalecerse; les explicamos si su forma de aprender es visual, o kinestésica, o escuchar y aprender.
“Hay niños que tienen que estar parados para aprender, no pueden estar sentados”, detalla; entonces se les entiende y apoya, y se les ubica atrás en el salón porque se tienen que parar; y así es como pueden desarrollar su máximo potencial.
Igual emocionalmente hay una metacognición que les muestra sus virtudes y fortalezas emocionales, como por ejemplo saber si son pacientes y cuáles profesiones o carreras requieren esta virtud, como la investigación.
Ya no podemos seguir imponiéndoles las profesiones a los hijos o poner en sus espaldas el peso de cursar una carrera porque le gusta a alguien con autoridad familiar; o seguir las tradiciones de familias de puros abogados, puros doctores, u otras profesiones.
Para eso implementaron también la escuela para Padres, para que cuando el niño descubra su talento y fortaleza natural, sepa cómo comunicársela a sus Padres y expresarles que quiere ser músico, atleta, o algo más.
De esta forma, el colegio acompaña a papá y mamá para que asuman el talento de su hijo sin descalificarlo o rechazarlo, porque tienen una empresa qué heredarles, o hicieron planes diferentes para sus hijos sin tomar en cuanto sus habilidades y talentos, culminó.
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