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Tras masacres, plagios y asesinatos de gran impacto, población desecha a partidos en el poder…

Crónica hizo un recuento de 20 sucesos violentos de mayor conmoción en las comunidades, durante los 2 años previos a la última elección. En el 65% de estos casos los ciudadanos optaron por dar la espalda a la opción política en turno.

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Homicidio en Guanajuato

Homicidio en Guanajuato

Cuartoscuro

Las atrocidades registradas en el país en contra de la población, de familias, de defensores de derechos humanos, jóvenes e infantes sí tuvieron impacto en el sentido del voto, el pasado 2 de junio.

Crónica hizo un recuento de los sucesos violentos de mayor conmoción en las comunidades, durante los dos años previos a la última elección -de junio de 2022 a mayo de 2024-. En el 65 por ciento de estos casos los ciudadanos optaron por dar la espalda a la opción política en turno y respaldaron la llegada al poder de un nuevo partido o alianza.

Se consideraron 20 episodios de crueldad extrema, en los cuales las víctimas fueron en su mayoría civiles: masacres, desapariciones grupales, plagios masivos, enfrentamientos entre bandas delictivas con una estela de sangre en los pueblos, abusos excesivos en perjuicio de migrantes, ataques policíacos o militares y desplazamientos forzados. Ocurrieron en distintos municipios del territorio, pero tuvieron resonancia nacional.

Sólo en 7 de los 20, los electores se inclinaron por la continuidad partidista, aunque en gran parte de estos casos hubo resultados cerrados o el porcentaje de votación a favor de los actuales gobernantes se redujo de manera drástica en relación al 2021.

RABIA. Uno de los casos más representativos de rechazo total a un partido de una elección a otra -con el antecedente de una ejecución inaudita-, se dio en el municipio de Urique, Chihuahua, donde el 20 de junio de 2022 fueron ajusticiados dentro de la iglesia de la comunidad de Cerocahui Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, dos sacerdotes jesuitas de 79 y 80 años de edad, junto a un guía de turistas, quien intentó refugiarse en el lugar, tras ser perseguido por una célula comandada por José Noriel Portillo, alias El Chueco.

Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, dos sacerdotes jesuitas de 79 y 80 años, fueron asesinados dentro de la iglesia de Cerocahui.

Javier Campos Morales y Joaquín César Mora, dos sacerdotes jesuitas de 79 y 80 años, fueron asesinados dentro de la iglesia de Cerocahui.

Este jueves se cumplen 2 años de lo ocurrido…

En 2021 los habitantes de Urique se volcaron a favor del candidato Daniel Silva Figueroa, abanderado por Movimiento Ciudadano (MC), después de décadas de dominio panista y priista. Fue una votación arrasadora.

Sin embargo, tras los acontecimientos en Cerocahui, a Silva se le acusó de proteger a El Chueco y entorpecer la indagatoria, e incluso fue investigado por la Fiscalía estatal.

En esa coyuntura, para 2024 los votantes lo repudiaron en las urnas: MC obtuvo apenas el 1.2 por ciento de los votos, y el municipio fue ganado por Hebert Langarica, de Morena, con casi el 48 por ciento de los sufragios.

La violencia y las desapariciones no acaban, lo que ha seguido generando inseguridad, marginación, dolor y tristeza entre la población, los grupos armados siguen circulando en la sierra, en Cerocaui llegó un gran destacamento de la Guardia Nacional y los delincuentes no son tan brutos de meterse ahí, pero fuera de ese espacio siguen circulando, por eso la gente tiene miedo y rabia”, señaló el sacerdote Javier Ávila, con más de 49 años de estancia en la Sierra Tarahumara y quien tras la muerte de los sacerdotes Javier y Joaquín se convirtió en el jesuita más experimentado en la zona.

Sus declaraciones fueron compartidas por la Compañía de Jesús en México, vía un podcast especial, a dos años de lo sucedido.

“La Sierra Tarahumara está pintada de dolor, frustración y fracaso, hay persecución a pueblos indígenas, a quienes se les ha visto como ciudadanos de segunda; los gobiernos sólo dan un poco de lo que cae de la mesa del patrón. La presencia de grupos armados en toda la región demuestra la incapacidad de los gobiernos, reina la impunidad. La relación de las autoridades con indígenas es muy dispareja: te llevo comida, despensas, pero no justicia ni respeto. Son el traspatio del estado”, expresó.

“La gente abandona sus tierras, hay desplazamiento, no es posible que pierdan sus tierras, es lo único que tienen, su vivienda, es su mundo y los delincuentes tranquilamente circulando, ¿por qué los vemos nosotros y las autoridades no? Las autoridades me avisan de sus operativos, pero siempre dicen que no encuentran nada, claro que no, se necesita presencia permanente; es como llegar con un trapo y espantar las moscas del pastel, se van, pero en segundos ya están de vuelta”.

REPUDIO. Algo similar ocurrió en los municipios de Fresnillo, Zacatecas, en el cual la percepción de inseguridad se ha mantenido a tope durante los últimos años. A las cotidianas embestidas del crimen se sumó el 7 de mayo de 2024 una de las estampas más sangrientas a recordar: los cuerpos de nueve personas fueron abandonados en distintos puntos de la localidad, además se desataron incendios, amenazas a la población en lugares públicos y bloqueos de vialidades y carreteras.

En una demarcación avasallada por el PRD, Morena y la familia Monreal Ávila, al menos desde el año 2000 -con el paso reiterado en el gobierno de los hermanos David, Rodolfo y Saúl, y el cobijo permanente de Ricardo-, la ciudadanía optó por expulsar a la legión morenista y se inclinó por Javier Torres, candidato de la alianza PAN-PRI-PRD, quien obtuvo más de la mitad de los votos.

Al ser cuestionado sobre el traspié, el gobernador Saúl Monreal se limitó a decir: “Lo que celebro es la participación ciudadana, y el que la jornada se desarrollara de forma pacífica, con saldo blanco”.

“No pudieron defender a Fresnillo, donde la gente los conoce y sabe de su incapacidad para gobernar, se les dijo de manera contundente: ´ya estamos cansados de ustedes´, sólo han calentado la silla y han salido corriendo por huesos políticos”, apuntó Christian Herrera, líder de una organización juvenil en la región.

Y San Miguel Totolapan, en Guerrero, con dos episodios de suma violencia, los cuales dejaron huella entre los pobladores y así lo reflejaron en las elecciones: el 5 de octubre de 2022 fueron acribilladas 20 personas, entre estas el presidente municipal Conrado Mendoza Almeda, su padre Juan Mendoza Acosta -ex edil-, policías, funcionarios y trabajadores del ayuntamiento. Y apenas el 20 de febrero de este año, se conoció por medio de videos en redes sociales cómo un grupo de hombres armados sacaba a personas de sus casas para asesinarlas, apilarlas y quemarlas. Se contabilizaron al menos 15 víctimas.

En 2021 los totolapenses habían apostado para presidente municipal por el referido Conrado Mendoza, del PRD; tras su muerte, asumió el cargo Fredy Vázquez, también perredista.

En 2024 la votación ahí para el llamado sol azteca fue casi nula: el 0.28 por ciento de los votos. Resultó triunfador el candidato del PRI, Arturo Julián Gómez, con cerca del 60 por ciento de apoyo.

ACÉFALO. Otro ejemplo contundente es el de Chicomuselo, Chiapas, donde el 10 de mayo de 2024 un choque entre grupos delincuenciales dejó un saldo de 11 civiles muertos. La masacre derivó en semanas de caos, previo al 2 de junio. Fue tal el nivel de tensión y de revuelta entre la población que las autoridades electorales suspendieron la instalación de todas las casillas. En 2021 había llegado al poder el PT, pero hoy la alcaldía quedó acéfala, en la incertidumbre política y administrativa. Las atrocidades han tenido consecuencias…