La ciencia tendrá un lugar importante en el gobierno de Claudia Sheinbaum, auguró Rosaura Ruiz horas antes de que la virtual presienta electa diera a conocer la creación de la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación y que su primer titular sería precisamente la doctora Ruiz.
Con el anuncio Sheinbaum conectó un doblete. Por un lado, es un primer gesto concreto de desmarque del gobierno de López Obrador. O sea que el segundo piso de la 4T será parecido, pero no idéntico, al primero. Un objetivo similar, pero con diferentes rutas de acceso.
Al mismo tiempo envió un mensaje a la comunidad científica del país, comunidad a la que pertenecen Claudia y Rosaura, de que hay voluntad política de tener una relación diferente, de respeto y diálogo permanente.
Los agravios perpetrados desde el poder contra la comunidad científica este sexenio, cuyos motivos nunca quedaron claros, serán muy difíciles de reparar. No se olvida que se llegó al extremo de pretender encarcelar a varios de ellos. La creación de la nueva secretaria es un gesto de armisticio, seguro que el diálogo se reanudará dentro de poco, sobre todo porque los científicos quieren que su voz se oiga en el diseño de la nueva dependencia que los tendrá a ellos como principal matera prima. Los científicos, ya consolidados o en formación, son los primeros interesados.
Sería ingenuo pensar que crear una nueva instancia burocrática va a solucionar de manera automática todos los problemas, nada de eso. De hecho, hasta se pueden crear problemas nuevos. En los laberintos burocráticos se extravían hasta las mejores intenciones. Lo importante, sin embargo, es que se tomó la decisión de dejar los desencuentros atrás y buscar la forma de trabajar juntos. Tender la mano es un gesto político que reconoce que los puños crispados fue una equivocación.
Lo que está en juego es el hecho, demostrado de manera despiadada durante la pandemia, de que la ciencia es vida. Los países que no le dan la importancia que merece se quedan varados en la periferia sin acceso a la salud, a nuevas tecnologías, a la innovación que es rasgo diferenciador del siglo que vivimos. La pregunta pertinente, la que se hace en laboratorios y cubículos, es si la nueva secretaria contará con los recursos suficientes para lograr un cambio cualitativo. El monto, distribución y flexibilidad del presupuesto demostrará el interés real de las autoridades.
La doctora Rosaura Ruiz conoce a los científicos y los científicos la conocen a ellas. No se venderán simulacros. La próxima secretaria de Estado es el cuadro idóneo por su experiencia de alto nivel en puestos administrativos del quehacer científico, que es una especialidad en sí misma. Rosaura tiene un largo recorrido, no se olvida que fue la primera mujer presidenta de la Academia Mexicana de Ciencia.
Además, es, desde hace años, una persona cercana al ánimo de la presidenta electa lo que garantiza una comunicación fluida, sincera, directa, sin las emboscadas líricas que caracteriza el diálogo entre jefes y subalternos en la esfera burocrática. Su trabajo juntas en la CDMX es un antecedente positivo. Ambas saben a qué atenerse.
Grupo Crónica ha dado por años el lugar el lugar que merece a la información sobre actividades científicas y otorgado el justo reconocimiento al que aspiran los científicos. Los ha convertido, en una política editorial inusitada, única en el país, en personajes de primera plana. La sección de Cultura y Academia, que confeccionan varios de los mejores reporteros de la fuente, es un espacio abierto para los integrantes de la comunidad científica que pueden, con libertad total, plasmar sus ideas y reportar sus hallazgos. El Premio Crónica reconoce a científicos que han hecho aportaciones extraordinarias a México y el mundo. De manera que desde estas páginas se dará seguimiento puntual a la nueva dependencia del gabinete. Mucha suerte.
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