Opinión

Aguacate, al cliente lo que pida

El embajador de EU, Ken Salazar, fue la figura central del conflicto, afortunadamente corto, detonado por una agresión a inspectores norteamericanos en la zona de cultivo de aguacate en Michoacán. Ken dio a conocer la suspensión de las importaciones, puso las condiciones para reanudarlas y finalmente, acompañado de su característico sombrero, nos levantó el castigo.

Aguacate mexicano

Aguacate mexicano

Cuartoscuro

Salazar había dicho, para ponernos los pelos de punta, que las compras no se reanudarían hasta que hubiera seguridad. Lo que resultaba francamente ambiguo, porque para que haya seguridad en Michoacán pueden pasar décadas, pero no. Para Salazar que haya seguridad quiere decir que los inspectores gringos tengas escoltas profesionales y eso se pudo concretar en pocos días.

El negocio del aguacate, que superó los 3 mil millones de dólares, está en marcha de nuevo. El presidente López Obrador se molestó por la acción unilateral del gobierno de EU de suspender la compra de aguacate y se quejó, acaso con razón, de los “moditos” de los compradores que quisieron hacer sentir su poder y lo lograron. ¿Por qué tanta prepotencia?

Según información generada en Michoacán, Ken, satisfecho, celebró el plan de seguridad ofrecido por el gobierno estatal para proteger la integridad de los inspectores de aguacate y mango del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Cabe hacer notar que en los últimos diez años no se ha tenido ni un problema sanitario en la exportación de aguacate de Michoacán al mercado de los Estados Unidos. Lo que quiere México es explorar la posibilidad de en el futuro se pueden sustituir los inspectores norteamericanos con inspectores nacionales. No crea el lector que el caso de los inspectores norteamericanos es único, al contrario, todos los países a los que se exportan productos del campo mandan inspectores a México para darle el visto bueno al proceso. Es, en consecuencia, una práctica común. Hay que asegurar las buenas prácticas. En Michoacán, por ejemplo, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla instruyó avanzar con el programa para la certificación de las buenas prácticas del cultivo de este fruto en el estado. En reunión con integrantes del gabinete ambiental, el gobernador enfatizó la urgencia de implementar este proceso para evitar el cambio de uso de suelo forestal y la comercialización de aguacate producido en huertas ilegales. “Con la certificación se distinguirá a los productores que no deforestan y se establecerá un sistema de pago por servicios ambientales y de compensación ambiental mejorando la imagen del aguacate michoacano en mercados internacionales”, expuso. Finalmente se compartió que se tienen 49 mil 118 huertas certificadas para exportación, de las cuales al menos 819 no pasarían el proceso de certificación estatal de buenas prácticas identificadas con el Guardián Forestal.

Glifos

Una de las actividades criminales que explican el resurgimiento de la Familia Michoacana como cartel de grandes ligas en México es la extorsión a los productores del campo, sobresale el caso del aguacate en Michoacán. No hay manera de que los gobiernos de México y de Estados Unidos no lo sepan. Están al tanto y lo dejan pasar porque ese ha establecido una paz narca en la región que no quieren alterar. La mafia expande el negocio. Quiere más terrenos dedicados al cultivo del aguacate que tan buenos réditos le deja. ¿Cómo le hacen? Muy sencillo y estrujante: se han convertido en activos talamontes. Destruyen bosques, incluidos los que sirven de refugio a la mariposa monarca para convertirlos en campos de aguacate. Dentro de pocos años la deforestación acelerada arruinará incluso los terrenos dedicados al aguacate, pero a ellos no les importa. Quieren su dinero y lo quieren ahora.

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