Opinión

Clara, utopía chilanga

Hay expectativas fundadas de que Clara Brugada haga un buen gobierno en la CDMX. Es una luchadora social con años de experiencia trabajando a ras de suelo, una dirigente política con liderazgo real y una servidora pública que entregó buenos resultados después de gobernar seis años la alcaldía de Iztapalapa, una de las demarcaciones más complejas del país.

Hay que sumarle que fue cuidadosa a la hora de elegir a su equipo de trabajo, conformado por gente de alto nivel, probada, seria. Brugada ya detectó un área de oportunidad que puede hacer crecer su figura a nivel nacional: la reconciliación, el diálogo con la oposición que también es gobierno en la ciudad. Bajarle a la hostilidad y darle una oportunidad a la civilidad será un elemento diferenciador de su mandato. Los alcaldes opositores tienen disposición al diálogo.

Muchos de sus colegas morenistas en otras entidades se regodean en su triunfo, incurriendo incluso en la soberbia. El núcleo de su comunicación política debe ser que gobernará para todos. Los triunfos y las derrotas electorales no están escriturados para nadie, muchos menos de la capital del país.

Los problemas de la ciudad no dan tregua. Es una problemática de dimensión metropolitana, de manera que el trabajo político incluye una coordinación eficiente con municipios que colindan con la ciudad pero que son de otras entidades federativas, principalmente del Edomex con el que la capital tiene una interrelación profunda. Problemas de movilidad, seguridad, agua, por mencionar algunos, se tienen que atender con visión metropolitana.

Toma de protesta como jefa de gobierno Clara Brugada en el congreso de la Cdmx.

Toma de protesta como jefa de gobierno Clara Brugada en el congreso de la Cdmx.

Adrián Contreras

En su mensaje de toma de protesta Clara subrayó el aspecto del género, diciendo que se atestiguará en la CDMX la revolución de las mujeres. Suena muy bien. El reto es aterrizarlo en acciones concretas de beneficio inmediato, sobre todo en el aspecto ultrasensible del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Nadie dice que la solución sea sencilla, pero hay acciones gubernamentales relativamente sencillas y de corto plazo que pueden hacer la diferencia, por ejemplo, la iluminación de las calles y la creación de senderos seguros.

En Iztapalapa se notó el programa especial de iluminación, ambicioso porque no solo se concentró a las avenidas principales, sino que incluso llegó a calles pequeñas y callejones. La gente lo recibió con beneplácito. Mención especial merecen las llamadas Utopías, centros comunitarios para estar bien, que son una aportación original para mejorar la convivencia entre los vecinos. Un lugar, casi un refugio, para adultos mayores y niños que encuentran compañía y esparcimiento. Si Clara y su equipo logran expandir estos programas, el de iluminación y las utopías en la ciudad, la revolución de las mujeres tendrá una pista de aterrizaje. El ambicioso programa de cuidados puede incluso cambiar las reglas del juego

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Glifos

Eliminar o reducir a su mínima expresión la Unión Tepito debe ser objetivo real de la nueva administración, del jefe de la policía, de la fiscalía. Terminar con ese tumor que es la Unión Tepito que no solo es un generador de violencia y de envenenamiento colectivo, sino que puede, por ser también un centro de venta de armas, un foco de inestabilidad para la ciudad.

La tolerancia excesiva a los ambulantes por intereses políticos fue el caldo de cultivo para crear una organización criminal que ha detonado la extorsión en la ciudad. Si se verdad quieren atacar las causas de la delincuencia organizada, el en el caso de Tepito lo primero es el ordenamiento del ambulantaje que es la raíz de ese mal. Se requiere voluntad política para implementar un principio de orden, pero si quieren paz en la ciudad se tiene que actuar con energía y contundencia. La Unión Tepito es un peligro para la CDMX.