A dos meses de la jornada electoral, la doctora Sheinbaum ha empezado a decir que de ganar la elección ella gobernará México. O sea, que no se limitará a instrumentar las decisiones que tome López Obrador quien le entregó hace meses el bastón de mando, un artilugio chino sin instructivo, ni pilas.
La última vez que lo dijo se publicó también una nota en la que AMLO pedía a la siguiente administración, la de Claudia, aumentar en 3.8 por ciento el presupuesto de programas sociales. Lo cierto es que no recuerdo que Claudia haya asumido la petición como orden, como ha ocurrido en otras ocasiones.
El presidente ha sido descortés con la candidata presidencial. Como le entregó el dichoso bastón de mando se ha esmerado en demostrar que él tiene el poder y que es el jefe máximo del Movimiento de Regeneración Nacional. Don Plutarco de Macuspana. La mano del presidente está detrás de la confección de las listas de aspirantes de Morena, gente que trabajará con Claudia, no con López Obrador, que según dice estará enclaustrado en su finca de Palenque y no se meterá en política, algo que dado su comportamiento actual parece más de difícil, impensable.
Se entiende que Claudia haya elegido la estrategia de repetir en las tardes lo que el presidente dice en las mañanas, aunque sean barbaridades. Eso es lo que esperaba de ella su destapador, como el propio tabasqueño se definió, pero es necesario que reitere que está dispuesta a asumir la responsabilidad integral de la Presidencia y que no se estará reportando todos los días a Palenque.
Que una mujer como ella llegue a la Presidencia en un país con un patriarcado anquilosado como México será un giro histórico, siempre y cuando se mande sola, pero si se percibe que un hombre le transmite órdenes será un paso atrás en la lucha por empoderar a las mujeres. Claudia dice que no habrá teléfono rojo con Palenque. Vamos a darle el beneficio de la duda, porque la punta de la pirámide del poder en México está diseñada para que solo quepa una silla, no una silla y una hamaca.
Esperando a Marcelo
Marcelo Ebrard mató al Movimiento Ciudadano. En sentido figurado, claro está. El partido de Dante Delgado hoy tiene como meta principal conservar el registro, porque su candidato presidencial, Álvarez Máynez, nada más no despega. Durante meses Dante Delgado aseguró a quien quisiera escucharlo que tenía en el bolsillo la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard lo que pondría a Movimiento Ciudadano como una opción real de ganar la Presidencia de la República.
¿Por qué lo decía? ¿era un sueño guajiro o un compromiso político real? ¿Marcelo le firmó algo o solo fue algo dicho a vuelo de pájaro mientras se tomaban un cafecito?
Tal vez algún día se sepa, lo cierto es que Movimiento Naranja perdió demasiado tiempo esperando que el ex canciller se decidiera, cuando todo mundo sabe que Marcelo tiene ese grave problema para alguien que aspira a la Presidencia, no resuelve.
Mientras esperaba a Marcelo, Dante Delgado tuvo tiempo de pelearse con el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, el principal cuadro del partido naranja. Una batalla que sigue vigente y que lastima en serio al partido.
Cuando finalmente Dante se percató de que Marcelo se quedaría a la sombra de López Obrador, zopiloteando a Claudia Sheinbaum, Dante lanzó la candidatura presidencial de Samuel García, gobernador de Nuevo León, que hace equipo con su esposa la linda influencia Mariana Rodríguez. La campaña de Samuel y Mariana duró solo 10 días, ver para creer.
El mismo Samuel, haciéndose pasar por líder del partido, destapó entre chelas y carcajadas como candidato presidencial sustituto a Álvarez Máynez un político joven y preparado que casi nadie conocía. El problema con él y el MC es que todavía casi nadie lo conoce.
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