Opinión

La espontaneidad

Todas las personas somos espontáneas en la niñez y hasta en la juventud pero, con el arribo de las responsabilidades que llegan con la madurez, vamos perdiendo esa gran virtud que es una parte importante en la atracción de la felicidad a nuestras vidas. Con el tiempo muchos se vuelven adustos, ceremoniosos y muy cuidadosos de las reglas sociales habiendo dejado en el camino la espontaneidad, e incluso en lugar de verla como un tesoro, pueden hasta llegar a juzgarla como un defecto.

¿Qué es la espontaneidad? Es ese impulso que sentimos que nos arroja un poco a lo desconocido, a la aventura, a romper la rutina por mas cómoda que esta sea, a experimentar nuevas experiencias revitalizándonos y aumentando la energía en nosotros y en la propia pasión por la vida.

Cuando eres espontáneo actúas en el momento sin reflexionar demasiado en las consecuencias de tus actos, sin planear gran cosa ni pedir demasiadas opiniones a los demás, se toman las decisiones rápidamente y se adapta uno a las nuevas situaciones con facilidad.

Cuando actúas con espontaneidad eres una persona genuina y auténtica. Eres lo más parecido a tu propia personita de niño o niña. Permites que tus emociones fluyan libremente sin cortapisas.

Y si eres espontáneo en tu trabajo, las ideas te fluyen con naturalidad convirtiéndote en un ser mucho más creativo para resolver los problemas inesperados que se presentan, ya que aplicas nuevos enfoques haciendo que los demás también salgan de sus rutinas.

Ni que decir de lo maravilloso que es ser espontáneo en nuestras relaciones personales, pues éstas se mantienen frescas y emocionantes, aumentando la felicidad interior de los participantes. La capacidad de sorprender a otros y compartir experiencias inesperadas puede fortalecer los lazos afectivos. Por supuesto, sin arriesgar la integridad personal de nadie, aún a costa de la diversión.

Ser espontáneo no significa ser irresponsable o ignorar las consecuencias de nuestras acciones, sino más bien abordar la vida con una mentalidad más flexible y optimista que implique equilibrar la seriedad con la diversión y, el esfuerzo con el juego, de tal manera que veamos la vida como un viaje lleno de posibilidades para explorar.

La espontaneidad tiene la virtud de disminuir el estrés en cualquier momento, pues ayuda a desvanecer la tendencia a preocuparse por las situaciones difíciles por las que es inevitable atravesar obligándonos a vivir el aquí y el ahora, es decir, centrarnos en el presente.

También ser espontáneo va ligado a una capacidad real de adaptarse a situaciones nuevas e inesperadas con un gran sentido pragmático.

La espontaneidad lanza al individuo a aventuras nuevas de conocimiento, pues muchas de sus acciones son novedosas y por supuesto hay muchas cosas nuevas que aprender. Empezando por descubrir y sorprenderse de la cantidad de vitalidad y energía que cada quien posee en sí mismo, así como de la pasión por la vida que le acompaña.

En resumen, ser espontáneo implica vivir con un sentido de aventura y apertura hacia lo desconocido. Aporta numerosos beneficios, incluyendo mayor felicidad, creatividad y capacidad de adaptación, contribuyendo a una vida más rica y satisfactoria .

Mail: l.delalma@yahoo.com.mx

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