Opinión

México chapotea en dinero sucio

El tráfico de drogas, de personas, huachicoleo, cibercriminalidad y extorsión generalizada son los principales negocios de las bandas criminales en México. Es complicado encontrar cifras confiables de cuánto dinero generan anualmente estas actividades ilícitas en nuestro país, aunque se manejan números cercanos a los 50 mil millones de dólares, que es un mar de dinero. México, tome nota, es el tercer país del mundo con más tráfico ilegal de dinero sucio, solo después de Rusia y China. Ocupa, claro, el primer lugar en América Latina.

Dinero ilícito

Dinero ilícito

Los capos tienen en sus casas y guaridas sacos de dinero para sus gastos de operación diaria, como corromper uniformados y servidores públicos de todos niveles, comprar armas y equipo táctico, ordenar asesinatos, cerrar restaurantes para comer sin ser molestado, pero el resto del dinero entra en una maquinaria de lavado cada vez más sofisticada que exige la participación de expertos financieros con títulos en las universidades más caras del mundo.

Lanzo aquí una pregunta tan ingenua como dolorosa: ¿A cuántos de los principales lavadores de dinero sucio le ha echado el guante la Unidad de Inteligencia Financiera que comanda Pablo Gómez? Hay tanto dinero producto de actividades ilícitas circulando que uno pensaría que no debe ser tan complicado capturar algún lavador, pero en México sí lo es, resultada complicadísimo.

Ayer el señor Gómez, al que le encanta recordar que participó en el Movimiento del 68, se apersonó en la mañanera de Palacio Nacional. No acudió para anunciar el desmantelamiento de una red de lavadores conformada por empresarios de esos que salen en las portadas de las revistas del corazón presumiendo bodas, bautizos o esas nuevas fiestas de revelación del género. La frontera entre ciertos magnates y los mafiosos es una línea muy delgada. Pablo no fue a eso. Acudió a tirarle lodo a un par de periodistas incómodos y mandar un mensaje a todos los otros periodistas que ya saben lo que les puede caer encima si molestan a ya saben a quién.

No sé si esos periodistas o los dueños de los medios en los que trabajan cometieron algún error, lo que me parece inadmisible es que la UIF se use para ajustar cuentas con adversarios políticos que han hecho enojar al presidente. Cada rabieta es una averiguación previa. Y mientras tanto, miles y miles de millones de dólares se lavan a su alrededor sin que Gómez pueda atrapar un solo pez gordo. Como vamos nunca saldremos del barranco en el que nos encontramos.

La estrategia de seguridad de la 4T fue un fracaso rotundo que sin embargo no tuvo costo electoral, por eso les tiene sin cuidado. La falla de la estrategia se refleja en el crecimiento del número de homicidios que este sexenio tendrá un récord histórico, expansión del consumo de drogas, multiplicación de las bandas criminales, total comodidad para los lavadores de dinero, miles de hogares enlutados, todo lo cual se puede sintetizar en un desvanecimiento del Estado a favor de poderes fácticos.

Es probable que este jueves se den a conocer nombres de quienes estarán a cargo de tareas de seguridad en el próximo sexenio. No se trata de cambiar nombres, sino de emprender una estrategia distinta. En el caso de la política de seguridad sí se tiene que pintar una raya. Pintar una raya no quiere decir romper con el pasado o desconocer deudas políticas, nadie habla de eso, quiere decir cambiar lo que no está funcionado. Quiere decir romper ese ominoso vicio que está contagiando a muchos en el gobierno y en círculos de opinión de normalizar la violencia, como si homicidios, feminicidios, secuestros, extorsiones, masacres, fueran algo natural. No lo son, son muestras verificables de la descomposición del país.

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