Opinión

Partidos de oposición

PRI, PAN Y PRD partidos que en su momento jugaron un papel significativo en el desarrollo de la democracia de nuestro país, están ahora de capa caída ante los resultados obtenidos en las pasadas elecciones del 2 de junio. En especial el PRD, que no alcanzó el 3% de la votación, pierde su registro como partido a nivel nacional y sólo podrá operar en los estados donde haya logrado los porcentajes necesarios para su supervivencia.

En el caso del PRI y PAN, sobreviven con un menor número de votos que en elecciones pasadas y con menos asientos en el congreso, lo que los obliga a reinventarse si quieren seguir en el escenario político del país.

Por lo que hace al PRD, que sin duda ha tenido una historia y evolución contrastante con momentos luminosos en favor de la democracia al aglutinar a fuerzas de izquierda relevantes. Los personajes fundadores como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Heberto Castillo, Andrés Manuel López Obrador y otros luchadores de izquierda, encarnaron liderazgos valiosos en favor de la autenticidad del juego democrático, logrando alternancias en el poder a escala federal y estatal, que en el pasado había sido imposible conseguir, sin olvidar excepciones honrosas que el PAN hizo posible, ante la hegemonía de un partido dominante, que como gobierno utilizaba una y mil trampas para evitar la real competencia electoral, cerrando el paso a las oposiciones tanto de derecha, con el PAN a la cabeza, como de la izquierda con grupos y partidos proscritos, léase el Partido Comunista Mexicano y el PSUM que se impuso y dio paso al surgimiento del PRD. Indudablemente este partido representó en su momento un antes y un después en el desarrollo de la lucha por la democratización del país.

Después de 35 años de vida se extingue como consecuencia de haberse quedado en manos de grupos o tribus que se peleaban por controlarlo, lo que provocó la salida de López Obrador que había sido su dirigente y candidato presidencial fallido.

Jesús Zambrano tuvo que reconocer el golpe de realidad que representó el 2 de junio para el partido, que tendrá que reinventarse con otras motivaciones y una visión moderna que les otorgue credibilidad ante los ciudadanos cada vez más escépticos ante la clase política.

La lección que aprendió muy bien el presidente López Obrador la dio el expresidente Plutarco Elías Calles, quien con gran visión creó en el año 1929, lo que sería el PRI, como un frente amplio donde cabía de todo, derechas, izquierdas, clases medias, militares, todas las corrientes que se encontraban divididas y que fueron aglutinadas en el nuevo partido.

En una época muy diferente pero con circunstancias bastante parecidas, surge Morena que López Obrador construyó para integrar a todos los miembros descontentos con el curso que había tomado el PRD, pero también aceptó a cuanta organización política o grupo diverso quiso unírsele, inclusive a los evangélicos. Ese nuevo frente amplio es hoy Morena y si no reaccionan las oposiciones con una nueva cara que convenza a los más de 40 millones de ciudadanos, entre los que no acudieron a las urnas, así como a los que votaron contra el oficialismo, lo tendremos en el poder por muchos años más.

En un país que se ostente como una democracia, los partidos políticos son factores esenciales para darle vida. Hoy el PRD tendrá que hacer una profunda autocrítica para reestructurarse y seguramente lo que quede de ese partido será algo muy distinto, porque la marca ya no llama la atención, algo parecido tendrá que hacer el PRI y en menor medida el PAN. Esas marcas son rechazadas por la mayoría de los ciudadanos y es momento de un verdadero renacimiento, urge porque un país como México, plural, con 130 millones de habitantes, reclama un sistema político donde tengan lugar las voces disidentes, la crítica responsable ante medidas arbitrarias, como un contrapeso indispensable para el ejercicio democrático.

El sistema de partidos necesariamente deberá cambiar, no es sano socialmente, que proliferen tantos partidos, seis o siete partidos representan una sangría presupuestal que México con tantas carencias en salud y educación no se puede dar el lujo de mantener. La sociedad rechaza esa situación que debe solucionarse en el corto plazo para que la clase política no se siga percibiendo como un grupo de oportunistas que, sin el menor escrúpulo, saltan de un partido a otro viendo como único interés su situación personal. La lección del pasado 2 de junio es un llamado a la urgencia de dignificar la actividad política como un medio para beneficiar a la mayoría de los ciudadanos y no para servirse de ellos.

@fer_martinezg

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