Cultura

Bob Schalkwijk: “La improvisación es el cien por ciento del trabajo fotográfico”

Inaugura  su exposición "De adentro hacia afuera…”, con 207 fotos en el Centro de la Imagen

entrevista

Una de las cosas que un fotógrafo y un reportero deben siempre tener: curiosidad. Si no la tienes, no eres buen reportero o fotógrafo, dice  Bob Schalkwijk.

Una de las cosas que un fotógrafo y un reportero deben siempre tener: curiosidad. Si no la tienes, no eres buen reportero o fotógrafo, dice Bob Schalkwijk.

"La improvisación es el cien por ciento del trabajo, no puedo decir de antemano cómo será el día, es imposible y eso me gusta de la fotografía, que cada día es otra sorpresa”, señala en entrevista Bob Schalkwijk a propósito de la exposición "De adentro hacia afuera / De afuera hacia adentro" en donde se muestran 207 imágenes que él capturó durante sus más de 65 años de trabajo.

La muestra inicia en las rejas del Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, CDMX) ahí se colocaron 44 fotografías de diferentes partes del mundo a las que Schalkwijk ha viajado y en las que se observan diferentes tipos de trabajo: recolección de rubíes, elaboración de adobes, pesca, cargamentos de papas, producción de arroz, por mencionar algunos.

Después, en las salas del museo se exhiben fotografías divididas en paisajes, industria, ciudad de México en la construcción de la ciudad, la noche, comercio, la interacción de los mercados, infancias, rituales y la arqueología.

¿Dónde pone el enfoque?

Depende del lugar donde estamos, si estoy en una escuela y hay una maestra empiezo un discurso con ella, con las personas, y ahí comienza el trabajo. ¿Qué busco? No sé, la mujer puede ser feísima pero tiene una sonrisa fabulosa o es guapísima pero muy tiesa en el gesto, uno no sabe lo que encontrará.

Bob confiesa tener un gran defecto: ser curioso. "Quiero saber de todo y no se puede, es una de las cosas que un fotógrafo y un reportero deben siempre tener: curiosidad. Si no la tienes, si vas a tu casa caminando y no mirando arriba ni a la izquierda ni a la derecha entonces no eres buen reportero o fotógrafo. No es malo hacer eso, es fascinante", indica.

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Aunque Schalkwijk estudió ingeniería petrolera, decidió dejar esa carrera para dedicarse a la fotografía, influido en gran medida por su experiencia en México en 1958.

¿Le dio miedo esa decisión?

Un cierto miedo de si podría hacerlo, ese miedo lo he tenido casi toda la vida porque vas a una fábrica y te preguntas ¿voy a entender qué están haciendo?, ¿voy a poder tomar una fotografía que explique algo?, ¿el cliente estará feliz con mis fotos? Ahora no tengo miedo, ya no, pero al inicio sí, pero tenía tanta curiosidad de las cosas que eso fue más importante que el miedo.

Bob aún conserva en su casa su cuarto oscuro y con la revisión de sus negativos para hacer esta exposición, ha vuelto a la impresión manual. Lo anterior a pesar de que desde 2005 cambió a la cámara digital.

¿Le costó trabajo la adaptación de lo análogo a lo digital?

Con lo análogo a veces llevaba cuatro cámaras, una con película en blanco y negro, lenta, no muy sensible y otra muy sensible; y en color lo mismo. Ahora, aquí traigo una cámara digital, un juguete que hace fotografías a color y lo puedo cambiar en blanco y negro. Es tan rápido tomar una imagen que es fabuloso, en las cámaras análogas tienes que cambiar los lentes y las películas.

¿Extraña ese proceso?

Sí, bueno, pero no extrañar como tal, es como extrañar que ya estoy más grande, extraño la juventud sí, en cierta manera porque ya no camino tan bien...ese tipo de cosas extraño, pero a veces no tanto porque sigo, sigo y sigo.

"Por cierto, ahora cargo dos cámaras. Tienes que llevar una cámara y si no lo haces, ahí, es el momento en que pasan las cosas más bonitas. Me gusta ver lo que sea. Me interesa fotografiar todo. Me gusta estar abierto a una cosa nueva".

Actualmente Gina Rodriguez trabaja de la mano de Schalkwijk en la digitalización del acervo de 700 mil fotografías.

“Es mucho trabajo, es cansado pero interesante porque muchas fotos que había tomado no las vi mentalmente pero sí físicamente, es decir, no había visto a un personaje o tal situación, pero lo fotografié. De repente en un rollo de 36 fotos encuentras cinco fotos que no conocías y hay de algunas que no recuerdo todos los detalles, pero es increíble como una fotografía que tomé me activa la memoria”.

Por ejemplo, narra que en Chiapas, en el pueblo Mitontic, había diez casas y una iglesia del siglo antepasado. “Ahí vi a un niño jugando con un palo largo y un sombrero, fue magnífica imagen, tengo la fotografía. Años después, la casa del muchacho ya no estaba, ya era un búnker de concreto, nada bonito, todo lo bonito del lugar se quitó, se hizo de concreto y a mí me gusta lo natural”.