Hablar en mexicano
Con empuje y vitalidad, el pasado fin de semana se estrenó la propuesta teatral para infancias “La Nahula".
El trabajo creativo se advierte desde el escenario bien pensado y trabajado. Sabemos que hablarán “en mexicano” (lengua, modos y emociones ancestrales), como más tarde confirmaremos, porque nos lo dice no sólo el título, sino los congruentes elementos de la escenografía.
La obra se presenra en el Teatro El Granero
Un actor camina por el pasillo hasta el escenario para advertirnos sobre la historia, y cuando aparecen las y los títeres, las miradas expectantes abrazamos la belleza de éstas (os). Los movimientos precisos hacen que nos olvidemos que alguien les mueve, o habla por ellas (os), ocurre lo esperado: que cobren vida como por sí mismas (os).
Algunos atropellos en los diálogos, frecuentes en un estreno, nos confirman que el arte no es perfecto, sino natural, como la esencia de esta obra, que contactará durante todo su desarrollo con elementos de la naturaleza como los animales, las hierbas, las ancestras y sus aprendizajes.
Aplaudo con mucha emoción la forma en que se ocupa el espacio escénico, no se desperdicia nada y todo tiene un sentido. Además, y aun en su silencio, las y los títeres nunca pierden la actitud de su actuación. Las actuaciones tienen una energía limpia, precisa, zigzagueante, y un empuje fresco, propio de las infancias.
La pieza está documentada en las experiencias de las y los habitantes donde la obra está situada: Milpa alta, ahí también reside una de las compañías creadoras de la propuesta, y cuyas integrantes son mujeres. Hubo mucho dialogó entre las (os) residentes de la demarcación y el equipo creativo para poder recrear la historia, y eso se siente.
El tema es complejo. Al hablar de las opresiones que un abuelo ejecuta sobre las mujeres que comparten casa con él: Yolotzin una niña de 9 años de edad, Pancha, su abuela, y Concha, su mamá, la obra logra hacer que las voces y deseos de estas mujeres sean escuchados; que las sanaciones ancestrales, físicas y emocionales sean defendidas, no obstante, hay algunos detalles en los diálogos que me es importar comentar a continuación.
Cuando el actor que entra por el pasillo, de quien hablaba al principio de esta columna, nos comienza a narrar la historia, hace una broma entre el público refiriéndose al señor que viene acompañado de su esposa: "¿Y la señora de la otra vez?", chiste común para que la violencia de la infidelidad se torne graciosa.
Lo mismo cuando las acciones violentas se interpretan jocosas, como el señor con el que trabajaba la abuela Pancha cuando era niña. Al final de la escena donde, desde el adultocentrismo y el machismo, la maltrata, la abuela dice que el señor era muy divertido y cierra la anécdota con risas. Cuidemos el humor, sobre todo cuando lo dirigimos a las infancias. Así como las formas en las que proponemos los afectos. Cuando ante el maltrato que recibe de su abuelo, Yolotzin se cuestiona su cariño, la abuela le contesta que él la quiere, pero “a su manera”.
Entiendo que muchas de las líneas argumentativas son una denuncia al sistema patriarcal, pero esto no me lo parece así, por el contrario, es una repetición de los discursos que han servido de justificantes a la sumisión de las mujeres.
Obra esperanzadora
Twitter: @andantaymala
LA NAHUALA
Teatro Tozquitl y Compañía Astillero Teatro.
Elenco: María Teresa Adalid, Itzel Casas, María Zoraida Álvarez, Oswaldo Valdovinos y Daniel P. Vázquez.
Dramaturgia y dirección: Oswaldo Valdovinos.
COORDENADAS
Teatro El Granero Javier Rojas
Sábados y domingos 12:30 horas, hasta el 11 de diciembre.
General $80
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