Escenario

Adriana Barraza: “Nunca trabajo con mis propias experiencias para un personaje, yo uso la imaginación”

ENTREVISTA. La actriz mexicana coprotagoniza con Jean Reno el filme Mi amigo el pingüino que aborda una historia sobre “el duelo, la compasión y la posibilidad que tienen las personas de reconstruirse tras una tragedia”

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Fotograma de 'Mi amigo el pingüino'.

Fotograma de 'Mi amigo el pingüino'.

CORTESIA

Ha dejado de ser extraño que las redes sociales, los fenómenos virales y la vorágine de las soft news nos acerquen de manera constante con historias emotivas, entrañables y que se antojan insólitas.

Relatos ocurridos en países remotos en los cuales, un hombre se sobrepone a la adversidad, una mujer muestra un rasgo de empatía ante un desconocido o alguien enseña una lección de perseverancia.

Sin embargo, la consabida inmediatez de la información provoca que aquellas imágenes, queden irremediablemente en lo anecdótico, lo trivial y terminen sirviendo para el mensaje inspirador, olvidándose en el proceso de lo más importante: las mismas personas y sus vidas.

Esta paradoja la tuvo presente la actriz Adriana Barraza al protagonizar, junto con Jean Reno, la película estadounidense Mi amigo el pingüino, la cual llegó a cartelera esta semana.

En su tercer largometraje de ficción, el director brasileño David Schurmann rescata la historia de João Pereira de Souza, un envejecido albañil originario de la ciudad costera Ilha Grande en Río de Janeiro, quien en mayo de 2011 salvó en la playa de Provetá a un pingüino patagónico. 

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Esta criatura, en su travesía migratoria quedó extraviado, malherido y cubierto de petróleo, comenzando una curiosa y llamativa relación, ya que después de que este hombre lo acogiera, cuidara y devolviera al mar, el ave cada ocho meses regresó al lugar donde fue encontrado, ello en un peregrinar que duró ocho años.

“Cuando recibí la invitación para trabajar en esta película, me encontré con David Schurmann y tuvimos una larga y gratificante conversación que duró más de una hora y en ese encuentro, mientras me contaba acerca de João, coincidimos en nuestra sorpresa del desinterés de la mayoría por saber más de este hombre, el preguntarse qué había detrás de la historia con el pingüino”, dijo la actriz.

“Más adelante, cuando me envió el guión, me fui convenciendo de que quería hacer esta película y me metí a YouTube para investigar y me topé justamente con el hecho de que en los videos se repetía mucho la anécdota. Había que hacer algo distinto”, explicó a Crónica Escenario, Adriana Barraza.

En la ficción que reviste el guión escrito por Kristen Lazarian y Paulina Lagudi Ulrich, el personaje de João es un antiguo pescador, roto por dentro, como señalan entre sí sus amigos, y distanciado de su esposa, María (interpretada por Barraza), al cargar la culpa por una mala decisión tomada que provocó la muerte de su hijo de ocho años, perdido en el mar durante un día de tormenta, dos décadas atrás.

“David tuvo la oportunidad de conocer a João. Así descubrió que João tenía un hijo de quien, por circunstancias de la vida, se tuvo que separar y no lo vio durante treinta años. No era una muerte, pero sí un suceso significativo y ahí ya había algo para desarrollar”, comentó.

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Por otra parte, David perdió a una hermana, de hecho en 2016 hizo una película llamada Pequeño secreto acerca de este evento, entonces eso ya lo relacionaba con la historia desde otro ángulo”, continuó.

“Así, poco a poco se dio cuenta de que, en medio de la anécdota curiosa del pingüino, podía explorar temas como el duelo, la compasión y la posibilidad que tienen las personas de reconstruirse tras una tragedia. Posteriormente, cuando supe que a través de mi personaje y el de mi compañero Jean Reno abordaríamos esto, me entusiasmé mucho”, reveló la reconocida actriz.

Además la actriz habló de la forma en que profundizó en la caracterización: “Yo nunca trabajo con mis propias experiencias para construir un personaje. Mi proceso para darle forma a uno nuevo, además de concentrarme en el guión, es utilizar la imaginación que la misma historia permite generar y también el tener siempre presente que todos contamos con un background emotivo, pensar que existirá algo con lo cual el espectador podrá reconocerse. Dentro de mi carrera eso me parece importante”, agregó la nominada al Oscar y el Ariel.

Al inicio de la película, María ve con renuencia la atención desmedida que su marido le brinda a aquel pingüino que rápida y espontáneamente ha sido bautizado como DinDim.

Sin embargo, conforme la popularidad y el reflector de la televisión llega al hogar de esa pareja, esta mujer acepta que el corazón de João nuevamente se ha ablandado al tiempo que el dolor de ella, ese que ha ido escondiendo pudorosamente, comienza a desbordarse. Y es que, como se sabe, cada persona asimila y manifiesta la pérdida de manera distinta.

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Fue muy interesante el poder darle a mi personaje la oportunidad de perdonar, soltar, y volver a conectarse con la vida, algo muy necesario para cualquiera. Mi personaje en un momento clave le dice al de Jean Reno: ‘Yo nunca pensé que haya sido tu culpa’, refiriéndose a la muerte accidental de su hijo”, comentó.

“Como actriz, me pareció muy importante la escena en la que se dice ese diálogo. María toma de la mano a João, como tal vez no lo había hecho en varios años, y ya no se necesita decir una palabra más”, siguió.

“También hay otra escena que me gusta, en la cual María recoge de la playa un par de pequeñas conchas y las deposita en el frasco en el cual el hijo las juntaba y que, por lo descuidado del objeto, entendemos que no había sido tocado durante mucho tiempo. Todo es de una sutileza muy bella y una, al interpretar este tipo de escenas, lo agradece”, describió.

Curiosamente, para Adriana Barraza hacer Mi amigo el pingüino, no solo significó el poder conocer a fondo la noticia de aquella amistad improbable, y un nuevo reto actoral, sino que representó el poder descubrir con sorpresa que el director con el que iba a colaborar, también tenía una historia singular por compartir.

“La familia de David tiene origen alemán, pero sus papás son brasileños. Cuando David y sus dos hermanos eran niños, los papás pensaron lo lindo que sería navegar en un barco y viajar alrededor del mundo. Una idea romántica. Sin embargo, fue tal el deseo de hacerlo que eventualmente, a mediados de los años ochenta, consiguieron comprar un velero y durante diez años estuvieron dando la vuelta al mundo”, expresó.

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“No solo eso, han repetido la experiencia varias veces más, inclusive en su segunda travesía, la familia replicó la ruta que Fernando de Magallanes recorrió en 1521. Una locura. El mismo David dirigió un documental llamado El mundo en dos vueltas acerca de ese segundo viaje. Por supuesto, la familia Schurmann es muy conocida y ha aparecido en todos los medios”, comentó.

La vida de David obviamente es poco ordinaria. Vaya, creció en un barco y pasó su adolescencia en los países en donde atracaban durante unos cuantos meses. Su vida es ya una película en sí misma: el niño que subió a un barco y se bajó de este siendo un adulto”, comentó.

“Además, él y su familia son activistas ambientalistas, lo cual también lo conectaba directamente con el tema de DinDim, los nidos de los pingüinos llenos de plástico y los desastres petroleros, pero sin tener que ponerse necesariamente la playera de Greenpeace y tener que estar subrayando su interés durante toda la película”, continuó.

El conocerlo y trabajar con él fue una gran experiencia, justamente el poder escuchar al protagonista de una historia increíble y coincidir con él en que todos tenemos algo que contar”, concluyó.