A tres décadas del levantamiento del EZLN, el estreno del documental Después de las armas, dirigido por Héctor Laso y producido por la periodista Denise Maerker, llega a la competencia del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) ofreciendo una mirada diferente a este hecho histórico en México.
Crónica Escenario charló con su director y la productora detrás de la historia de Benito, Elisa, Mario, Felicia y Luis Miguel, cinco ex integrantes del movimiento que puso foco en las voces de los pueblos originarios.
Con una investigación que comenzó a finales de 2022, los retos detrás del proyecto fueron muchos. “Había mucho hermetismo por parte del movimiento, por eso decidimos empezar a buscar por fuera a los ex zapatistas”, dijo Denise.
“En aproximadamente unos siete viajes a Chiapas donde fuimos, regresamos y analizamos a los personajes observamos que podíamos construir una historia pero no encontramos exactamente lo que buscábamos, que era el rostro femenino del combate. Por el quinto o sexto viaje, cerca de junio del año pasado. Fátima Monterrosa encuentra a los protagonistas, platicamos con ellos y así se dio todo”, expresó.
La popular periodista habló de la forma en que se dio el acercamiento: “Ellos tenían un miedo gigante de hablar porque vivieron en la clandestinidad por más de tres décadas y les enseñaron que ellos no podían decir nada porque alguien lo hacía por ellos y era el mismo Marcos. Entonces, les planteamos que contaríamos su historia, no del movimiento y fuimos ganándonos poco a poco su confianza”, señaló la periodista.
“Además, fue complicado abordar las locaciones porque teníamos que hacerlo en zonas muy seguras donde ellos no tuvieran un peligro y así fue como llegamos a ellos. La comunidad está en los altos de Chiapas, zona que todavía no es muy violenta, pero sí teníamos que tener mucho cuidado de que no nos vieran grabando en zonas muy públicas. No por el zapatismo, sino por los narcos, porque la violencia de hoy en Chiapas es por ellos”.
Justamente, Después de las armas sirve como conmemoración de este levantamiento súbito pero cuya alma radica en las memorias de Benito, Elisa, Mario, Felicia y Luis Miguel. “Nunca pensamos en el Subcomandante Marcos. Lo que nos interesaba eran las voces de ellos, de los que habían combatido, de quienes pertenecían a las comunidades”, dijo el director.
“Habíamos ido en varias ocasiones a hacer reportajes con los zapatistas y hace como 10 años, en algún momento, conocimos a varias milicianas zapatistas y nos llamó muchísimo la atención porque eran completamente distintas a las mujeres de las comunidades. Y lo traíamos en la mente”, añadió.
Al respecto, Denise Maerker profundizó: “Lo que nosotros queríamos contar era la vida de esas personas que, en nuestra opinión, es muy poco conocida. ¿Quiénes eran ellos? ¿Qué ha pasado en sus vidas? Me parece que lo que nosotros narramos no tiene que ver con que despreciáramos la vida de los soldados. Para nosotros lo que era interesante era saber qué dejó ese movimiento en las personas que participaron en él”, comentó.
“Y lo que nosotros encontramos es que les cambió las relaciones entre ellos. A nosotros nos parece muy valioso imaginar a todas esas mujeres indígenas con esa nueva conciencia de su rol, de su poder, de su palabra, creando mujeres y generaciones que piensan de otra manera. Nos parece extraordinario”, añadió.
Laso habló sobre las decisiones narrativas para dar vida a este emotivo relato. “Lo que intentamos hacer fue una cámara y una fotografía no perfecta. Los sonidos de la música incluso tienen golpeteos de la guitarra, que son sonidos que se quitan por lo general cuando uno hace un score. Aquí quisimos dejar eso porque le da autenticidad y un lado muy humano. Buscamos visibilizar a personas que no habían podido hablar del movimiento, de su lucha, que fueron humanos y que cometieron errores. Nuestra influencia fueron ellos mismos”.
Asimismo, para la productora se tenía que recordar este tema que, ciertamente, marcó un antes y después para los pueblos indígenas: “Nos parecía imposible que pasara el 30 aniversario de esos hechos y no pensáramos en algo periodísticamente. Fue un suceso parteaguas, todo un despertar de muchas comunidades y siempre tuve la curiosidad de saber por qué nadie te permitía acercarte a los zapatistas”, expresó.
“Que hayamos podido platicar con ellos y hayamos entendido que lo que veían tenía algo de romántico. Poder observar la forma en que ellos vivieron su adolescencia y su despertar muy violento porque se enfrentaron a un ejército que es parte del país, declarando de la guerra al Estado mexicano”, aseveró.
Una parte clave para la realización de este proyecto fue, sin duda, Fátima Monterrosa, la investigadora que conoce muy bien Chiapas. “Ella cubrió el movimiento durante todo este tiempo. Fue a las comunidades zapatistas a buscar un perfil y básicamente le dijimos este tema de las mujeres y de cómo habíamos visto que darles un arma y una pastilla anticonceptiva había sido una revolución. Que esas mujeres no eran en absoluto las que hubieran sido de no ser por eso. Si ustedes observan, la vida de los zapatistas es muy simple”, manifestó Denise.
“Ellos siguen cocinando con leña y tienen una enorme dignidad. Y esa es la palabra que destacaría en la forma en viven, tienen lo justo, lo necesario. No ha sido una revolución para las comunidades indígenas y para la zona pero esto que retratamos nos parecía que era en sí mismo algo extraordinariamente valioso producto de ese movimiento”, añadió la periodista.
Para Héctor, director del documental que era sólo un niño cuando todo esto sucedió en Chiapas, la huella del levantamiento y su memoria de ello fue diferente. “Estudié el movimiento pero a partir de los liderazgos, no a partir de lo que se pretendía”, comentó.
“Lo que descubrí fue lo que vivieron las personas que dispararon, las que arriesgaron su vida, conocí las motivaciones personales. En colectivo eran unas, pero las propias, aunque había similitudes, eran más específicas, más personales e individuales. Fue encontrar la parte más emotiva del movimiento y su corazón”, siguió.
“Ellos nunca habían visto las imágenes ni se habían visto a sí mismos. Cuando lo ven, hay una cosa intensa en su mirada y las emociones que les despiertan esas imágenes. Por eso dejamos mucho los rostros, existe una progresión de cómo al inicio de la película ellos están muy emocionados viéndola y ya más adelante cuando les llaman transgresores, ellos empiezan a cambiar su semblante porque ellos nunca se vieron así”, agregó.
“Para nosotros era muy importante que ellos lo vieran”, declaró Maerker. “Era un compromiso que sentíamos así que fuimos a San Cristóbal, rentamos una sala de cine y los invitamos a ir a ver el documental. Los protagonistas llevaron a sus familias y todos llegaron como si fuera la gran fiesta. Lo vieron, después platicamos muchísimo tiempo y quedaron muy emocionados con la película, sobre todo por lo que transmite y porque al fin nos van a escuchar ya que finalmente alguien está contando lo que vivieron”.
Después de las Armas no teme tampoco en señalar la mirada ajena de los medios en ese entonces que se dedicaron a estigmatizar el levantamiento suscitado en 1994: “La descalificación es parte de la historia y es muy importante ponerla en el proyecto. A mí me impresiona el reporte especial de ECO donde informa de los problemas en el estado de Chiapas. En nuestro caso, hemos tratado de hacer otro periodismo pero ése es el que estaba en ese momento y nosotros lo estamos retratando”, reconoció Laso.
La reconocida periodista expuso que uno de los motivos por los que ha decidido producir cintas como ésta es su gusto por contar historias. “Siempre me ha gustado y, en el fondo, era el siguiente paso con este equipo y que hemos trabajado juntos, acumulando muchísimos relatos a lo largo de los años. Ahora queremos sacarlas de esta manera”, enfatizó.
“Tenemos algo increíble en nuestras manos que es el archivo que tiene la vieja Televisa. Eso es una mina y hay que sacarle buen provecho pues ahí hay veinte mil historias que explican el México que somos, con el buen lado y el mal lado, con lo que pasó y hay que decirlo tal cual”, añadió.
Finalmente, Maerker y Laso enunciaron su postura sobre la relevancia de Después de las armas. “La influencia del zapatismo hoy a nivel territorial es muy pequeña. Viven cerca de San Francisco de la Reina, pero estos cinco protagonistas ya no tienen nada que ver con el Movimiento Zapatista. Ellos salieron diez años después del enfrentamiento, más o menos, y nunca se habían quitado la capucha”, dijo ella.
“El movimiento ha tenido muchísimas discusiones y ellos lo siguen admirando, tienen contacto con los zapatistas y tiene un gran respeto por ello pero cada uno tiene sus motivos por los que no continuaron, pero eso no era parte de nuestro relato”, concluyeron, no sin antes adelantar lo que sigue para esta mancuerna. “Estamos haciendo ahora una historia del PRI pero no podemos dar más detalles de ello por el momento”.
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