“Te preguntarás ¿cómo suena el bosque? /O más bien, tal vez, ¿cómo sería el sonido de un bosque con leves partículas de urbanización?”. Y probablemente ni siquiera te lo hayas cuestionado (que es lo más seguro). Pero en dado caso de que sí, el disco Fasciación de Disecada.h puede resolver esa duda.
Las sombras de las hojas de los árboles, el ruido de las brisas inquietantes encontrándose entre sí en la fauna; sus noches y sus días, sus miedos, su caos. Y el caos y delirio de una persecución interminable por lo que será el futuro de la humanidad en la sociedad, en medio de tantos mentes recorriendo el caliente asfalto.
El miedo a la oscuridad puede deambular en ambos factores. “La cueva”, arropa desde su entrada con melodías inquietantes, que generan incertidumbre. “¿Quién es Nicto?”, es el motivo por el cual necesitamos la equidad de un poco de luz para abrirnos paso desde la cueva y toda la analogía que conlleva sobre la misma.
Disecada.h con su música, logran compaginar el pensamiento del porvenir de la humanidad a su campo temático. Y es con “Campos” (valga la redundancia), que se reflexiona y se hace hincapié a un futuro fuera de toda alma razonable, en la extinción, donde solo existan algunos ruidos distorsionados distantes, como al final de la misma canción, en la que el ser humano no pueda capturarlos, solo el propio ambiente.
El clímax de Fasciación aparece en la sociedad, en la relación interpersonal. Y pues sí: “Asco”, así es nombrada esta tercera pieza, una muestra de clara honestidad y repudio ante una fallida relación de llámese cómo quiera, no puede ser precisamente amorosa. Entre redobles de percusión y unas guitarras vacilantes, incluso juguetonas, Yoshi canta su entero desprecio al momento vivido y ahora inmortalizado en “Asco”, para finalizar entre risas liberadoras al corte de la grabación.
Siguiendo ese recorrido del bosque a las calles, “TUPU” es que casi casi el significado literal de aquel término: “Tianguis utópico, pixies urbanas”. Entre el sonido cambiante del math-rock aquel bosque ahora se ve lejano, perdido entre tanto edificio sin color, o colores gastados, y gritos de un tianguis constante en la ciudad y sus límites con Estado de México, atareando el día a día. Y llevarnos así al drama del “amor, desamor y besitos.” La sociedad y sus vínculos son devastadores, pero es lo que nos mantiene despiertos. Al fin y al cabo, es nuestra realidad.
Pero no todo es perdición en aquel drama, porque como se ha dicho, se necesita también un poco de paz y felicidad para poder subsistir, y “Clet4”, en colaboración con Siglo Vacío, al menos proyecta algo de esto en su reproducción. Aunque existe un enorme parecido a “Miedo”, la canción interpretada por Pepe Aguilar, en los acordes del solo de guitarra. Tal vez coincidencia, o replicados con alguna intención directa, pero es muy notorio.
Ligada a “Clet4”, llega la “(H)ada” para inducirnos nuevamente a su bosque y hacernos renuenciar a esa terrible urbanización que estropea nuestra paz mental. En la pasividad y profundidad de la canción, “(H)ada” vuela del dream pop hacia el post-rock agresivo, pero realmente encantador.
Así como encantadora también es “Fasciación”, la pieza final que da nombre a éste primer LP de Disecada.h, conformado por Jocelin, Fernando, Abraham y Enrique, dando muestra de su constante evolución y mutación en su carrera artística, como banda independiente, dejando huellas cada vez más grandes sobre este lodazal de esperanzas llamado Ciudad de México.
El 10 de mayo, la madre tierra dio a luz una gran esperanza de caos y ruido de ese encantador, llamada Fasciación por parte de Disecada.h.
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