Escenario

‘Lachatao’: Un documental de resistencia e identidad sobre niños en un rincón de Oaxaca

ENTREVISTA. La cineasta Natalia Bruschtein compite en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) con este documental emotivo y sensible

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Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

El documental Lachatao nos sumerge en la vida de una comunidad en la sierra sur de México a través de la mirada de los niños. Este pueblo, con menos de 200 habitantes, transmite a las nuevas generaciones conocimiento e identidad, forjando las raíces para su supervivencia frente al riesgo de desaparición.

Dirigido por Natalia Bruschtein fue presentado en la 39° edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), y en Crónica Escenario pudimos entrevistarla. La cineasta encontró en Guadalajara un hogar para su arte cinematográfico. En su trayectoria, había experimentado una evolución notable, tanto a nivel personal como profesional.

“La verdad es que la otra película fue mi primera película y, bueno, mucho del apoyo que tuve con el CCC, porque fue ópera prima y de repente tengo que enfrentarme al mundo y saber que soy yo la que tiene que buscar sus propios financiamientos y sus propias movidas”, reflexionó, destacando los desafíos que enfrentó en sus inicios y cómo cada proyecto le había enseñado lecciones valiosas.

El documental que presentaba en esta ocasión había surgido de un encuentro con una comunidad al sur de México en 2017. “Yo vivo en la Ciudad de México y mis vecinos son de esta comunidad y me dijeron estaban apoyando a la comunidad, querían hacer un videíto para difundir el trabajo de la escuela que tienen ahí en la comunidad”, dijo.

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Fotograma del filme.

Me di cuenta en el proceso de que en realidad el proyecto era más que de la escuela, ahí fue que arrancó todo esto en el 2018”, lo que comenzó como un proyecto para destacar una escuela en la comunidad se transformó en una exploración más profunda de la vida de sus habitantes.

El enfoque en los niños de la comunidad llevó a reflexiones inesperadas, como sus opiniones sobre el “sueño americano”: “Soy mamá, tengo dos hijos de la edad más o menos de los niños de ahí de la comunidad, entonces creo que eso me permitió más o menos a saber cómo llegar a ellos de alguna manera”, expresó.

“Ellos, claro que sí, siempre me ven a mí como una señora, aparte de que cada vez que se podía me llevaba a mis hijos para ir a la comunidad. Y eso yo creo que a ellos ver que no eres solo una persona adulta, sino que eres una persona de familia, les da más confianza”, continuó.

Y también fundamental el trabajo del fotógrafo de Miguel Tovar, que él tiene una sensibilidad y una capacidad de estar ahí. Muchas veces como que lo dejaba porque decía, bueno, si yo estoy aquí voy a llamar la atención. Entonces como que me iba a un lado y lo dejaba a él que se relacionara con los niños. Y los niños son maravillosos. Son maravillosos porque se adaptan siempre”, explicó.

Imagen de la cineasta Natalia Bruschtein

Imagen de la cineasta Natalia Bruschtein

Cortesía FICG

El proceso de filmación fue una experiencia íntima y enriquecedora para Natalia. “Estuve haciendo entre dos y tres viajes y me quedé ahí, pues, una semana cada viaje”, compartió. Su enfoque y la presencia de Miguel Tovar fueron fundamentales para capturar la esencia de la comunidad y sus habitantes: “Fue una relación de mucho respeto y mucho escuchar”.

Al reflexionar sobre su crecimiento personal a través de este proyecto, Natalia destacó cómo la experiencia la había abierto a nuevas realidades y perspectivas. “Aprender a ver los oficios de otra manera”, reflexionó.

“Preguntarme qué es calidad de vida y qué es lo que yo estoy haciendo por mi calidad de vida y qué es lo que quiero ofrecerles a mis hijos también”.

Finalmente, Natalia compartió su aprecio por el arte del documental y su deseo de que obtenga más reconocimiento. “Me da mucha tristeza la poca visibilidad que tiene el documental hacia afuera”, admitió.

Creo que es un reto al que todos hemos llegado, sabemos el trabajo que nos ha costado”. Para ella, la participación en festivales como el de Guadalajara era una oportunidad para celebrar el trabajo de todos los cineastas documentales y compartir historias que a menudo pasan desapercibidas.

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

Continuó expresando su deseo de mostrar una realidad diferente a la que suele ser retratada en los documentales mexicanos. “Es muy importante hablar de las realidades que tiene México, la desaparición, la violencia, pero también quería hacer un documental de una realidad diferente, que esa no es la que vemos todos los días”, afirmó.

“Cada proyecto te hace crecer mucho porque tienes que mirar otras historias”, reflexionó. “Te abre mucho más, ser más empático con el otro”.

El diálogo con Natalia no sólo reveló la profundidad de su compromiso con su arte, sino también su esperanza de contribuir a un cambio positivo en la percepción y comprensión de diversas realidades. “Todos estamos ahí contentos de ver poder ver nuestras películas y las películas de nuestros compañeros”, concluyó, con una mirada hacia el futuro del cine documental y su capacidad para inspirar y transformar.