Después de su interesante paso por festivales relevantes de terror como el Macabro hace tres años, Mírame, la ópera prima de Pavel Cantú, tiene su estreno limitado en la Cineteca Nacional de las Artes, para contar la historia de Lalo y Rana, dos jóvenes que descubrirán duros secretos que se ocultan en Xochimilco.
La película tiene como personaje principal a un joven “Lalo” que se encuentra atormentado por perder a su padre y quien al ponerse el reloj de su padre empieza a ser acosado por el fantasma de una chica. En la escuela donde estudia el protagonista, desaparece una alumna y él sospecha que existe una posible conexión entre la desaparecida y los fenómenos paranormales que lo atormentan, así que junto a su nueva amiga Rana, se lanza a investigar lo que está sucediendo.
Una serie de señales y fenómenos sobrenaturales se manifiestan de forma amenazante en la escuela, su nueva casa y los tétricos canales alrededor de la ciudad; entonces Lalo tendrá que enfrentar al fantasma que ha puesto su atención en él para desentrañar el misterio detrás de todo lo que está pasando y evitar ser arrastrado por ese escalofriante espíritu.
Crónica Escenario pudo charlar con Ashel Manzur, Regina Reynoso y Leticia Huijara, histriones protagonistas del filme, así como con el director y guionista de esta cinta acerca de los secretos detrás de esta emotiva historia de suspenso.
“El personaje de Rana es, más allá de su personalidad, alguien que me gusta mucho porque cuando tú no te sientes bien, la fe o las ganas de tus amigos son lo que te salva. Entonces, siento que eso demuestra un poquito Rana con él. Él y yo tuvimos muchos ensayos antes de empezar a filmar y creo que se logró algo bien bonito en pantalla”, comentó Regina sobre su papel en esta ópera prima.
“Además, siempre se agradece cuando te dan oportunidades, necesitamos gente que le abra las puertas a esas nuevas personas para entonces poder llegar hasta allá. Eso lo tengo muy presente en mi corazón”, reflexionó Regina sobre su papel. “Siempre le he dicho a los actores que no solamente es uno darles la oportunidad, es el actor quien le da chance al director a este trabajo”, complementó Pavel.
“Esta frescura de los actores jóvenes, los nuevos rostros, es súper importante. Aparte, cuando descubres algo único en un actor que sabes que pusiste un granito en su carrera te lleva de orgullo. El éxito que ellos tengan trasciende mi cinta”, señaló el director.
Alrededor del talento joven también está la experiencia, en este caso de Leticia Huijara, que interpreta a la abuela del protagonista. “Es un personaje que trae cargando una pérdida muy importante y al principio de la película pareciera que ya tiene asimilado ese dolor, pero la llegada de este joven a su vida, que es totalmente inesperada, pues hace que toda esta vida tranquila que ella ya había decidido tener se le vuelva a mover de muchas maneras con el despertar de toda esta historia”, explicó.
“Creo que hay un paralelismo entre este personaje y la historia que contamos, que es como que se quedó suspendido en el tiempo, la gran tragedia que vive ella por un lado y la que se vive en la película y que, con la llegada del personaje que interpreta Ashel, todo esto se vuelve a echar a andar develando una serie de misterios. Es muy lindo entender cómo la relación entre ellos dos pasa de ser dura y complicada hacia el desarrollo de una complicidad afectiva que le viene muy bien a los dos sin llegar al ‘vivieron felices para siempre’”, agregó.
Algo que agradece Ashel Manzur, quien da vida al angustiado Lalo, es la voz y guía que, tanto Huijara como Darío T. Pié, les ofrecieron a estos jóvenes. “Ellos tienen toda la experiencia, los veo actuar y me generan una admiración. Poder contar con esas personas. Tuve una anécdota con Leticia donde estaba nervioso por una escena que era un poco larga. Me acerqué a ella y le dije si la podíamos repasar y ella tuvo una paciencia conmigo que le agradezco. Con Darío, también fue una guía para mí en una escena nocturna donde tenía que mostrar una emoción grande, pero contenida. Estoy muy agradecido con ellos por sus palabras y consejos”.
“Para una actriz formada es un privilegio trabajar con actores noveles, porque ellos traen una energía que te renueva y te da muchas cosas. En esta generosidad de la que hablaba Ashel responde a que esto es un oficio en el que las herramientas se van pasando de generación en generación. Para nosotros, es un gusto enorme poder pasarles estas pequeñas claves del oficio a actores jóvenes que tienen ganas de aprenderlas”, añadió Huijara.
Cantú elogió la forma en que Regina y Ashel enfrentaron los retos para desarrollar esa química entre ambos y los desafíos físicos que hubo. “Para la preparación, sentí que necesitábamos un poco más de tiempo. Todo se vino muy de golpe desde que aprobaron el proyecto hasta el final. Pero fue un reto muy grande esta película para los actores y eso hay que mencionarlo porque no solamente era la parte de la actuación de ellos y el aprendizaje de las líneas, sino que había una cuestión física que se les pidió porque hay escenas en agua donde están nadando, otras con stunts y en los canales. Ellos estuvieron muy expuestos a mi locura a nivel artístico con la que tuvieron que lidiar, junto a lo argumental y el drama de lo que quería hacer”.
Asimismo, el director aclaró que, a pesar del elemento sobrenatural del relato, nunca quiso depender del folclor para contar su historia. “La parte mística la cubre la locación, que es Xochimilco. Ese era el canvas para todo lo que era la escena, lo que iba a dar el mood y la tensión, la sensación de aislamiento que quería que sufriera Lalo como personaje. Pero honestamente, a nivel de la parte folclórica o cultural. No había mucho trasfondo ni una búsqueda del folclorismo a nivel de la superstición o de las leyendas mexicanas”.
“Siempre sentí que si caía un poquito en el folclorismo, entonces ya me lo llevaba a otro subgénero que no era propio para la historia. Quería algo más natural, una historia que la pudiera haber vivido cualquier chavo. Y eso fue en cierta forma lo más difícil. Lo fácil siempre es crear algo que justifique el porqué de las cosas. Por mi parte, quería tirar a Lalo literalmente al agua, que tuviera esta exposición del personaje como cualquier chavo de esa edad podría haber tenido. Mi pasión por los relatos de horror de Lovecraft, Henry James y Stephen King me llevaron a quitarme una espinita al hacer esta cinta, apuntó.
A pesar de que el folclor inherente de Xochimilco no toma una parte importante en Mírame, sí lo hace su viva presencia. “Definitivamente, hay una atmósfera en ese lugar. Es mágico. Tú estás ahí, sientes algo que se relaciona con las auras y las vibras. También me acuerdo mucho que fuimos a filmar al mercado de Coyoacán y ahí fuimos a una tiendita donde justamente vendían cosas como cuarzos y demás que son objetos místicos para algunos. Fue una gran experiencia poder vivir este tipo de cuestiones, además de que me parece importante porque el alimento para la cabeza es la cultura, algo que se refleja bastante en esta película”, mencionó Regina.
“Fue algo muy bonito, desde que leímos el guion uno se imaginaba algunas cosas. Pero la verdad es que estando ahí vimos un Xochimilco diferente, lleno de arte, justo fue un personaje más, así como lo es Lalo, Rana y los demás. Pero el lugar le dio esa atmósfera de suspensión que añadió muy bien a esta puesta de cine y apoya absolutamente al tipo de película que estábamos contando,” rememoró Manzur.
La cinta por fin se estrena en cines y para los protagonistas existe un factor nostálgico sobre el proyecto. “Una de las cosas que más me gusta del cine es que cuando ves una película, puedes viajar, ya sea a recuerdos, momentos o experiencias y nuevos lugares. Con estos años que ya pasaron, es muy nostálgico poder volver a ver un trabajo en equipo que creo que se logró increíble. Como actriz, es muy pleno poder verme en Mírame cuando tenía unos veinte años. Verlo tiempo después me hace valorar lo que he creado”, declaró Regina.
“Es totalmente esperanzador pensar que una buena película siempre tendrá una esperanza, un futuro. Y es verdaderamente lindo pensar que ahora la vamos a poner ante los ojos del público para el que fue hecha, que es, desde mi punto de vista, mayoritariamente joven. Estoy convencida de que esta película le habla de una manera frontal a los jóvenes mexicanos desde un género que les gusta muchísimo, y que además toca un par de temas que, siendo muy duros, es importante que estén en pantalla para hablar de ellos, de esas oscuridades en las que, de pronto, nos vemos obligados a estar”, considera Leticia.
“Para mí, después de casi cinco años, esto es el cierre de un círculo de mucho trabajo que nos hizo replantearnos todo. El proceso de la postproducción se ralentizó, además que, desde que comencé a escribir los primeros bocetos de la historia, son 12 años. Del Toro decía que todo está creado para que fracases, que te vaya de la chingada y tropieces. Más neta imposible. Pero ahora miras para atrás y resulta muy satisfactorio, alentador, te llena de emoción”, aseveró Cantú.
Finalmente, el realizador mexicano meditó al respecto de los aprendizajes que dejó ese tiempo de pandemia y su relación con la historia de la cinta. “Con el encierro descubrimos la fragilidad de la vida, fue como un despertar pues fue una cosa que no lo vivió solamente una persona sino todo el mundo. Creo que nos volvimos un poco más pragmáticos así como una cercanía hacia la parte espiritual en ellos. En mi caso, se volvió más una cuestión humana y de mis relaciones con amigos y familia. Mírame curiosamente habla un poco de eso, donde el arco de la historia de Lalo y Rana los llevara a una parte de luz, de un descubrimiento a algo nuevo y ver que la vida continúa a pesar de la pérdida”, concluyó.
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