Escenario

Mohammad Rasoulof: “Irán es capaz de todo, se expresa a través del terror”

COBERTURA. En la más reciente edición del Festival de Cannes el cineasta iraní se presentó tras huir de su país para evitar a la cárcel por hacer cine

El actor Javier Bardem muestra su premio Goya
El cineasta iraní Mohammad Rasoulof en Cannes. El cineasta iraní Mohammad Rasoulof en Cannes. (EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER)

Tranquilo pero emocionado, Mohammad Rasoulof presentó hace unos días en Cannes su filme The seed of the sacred fig (con el que ganó a Mejor Guión), tras huir de su país para evitar ir a la cárcel. “La República Islámica es capaz de todo, se expresa a través del terror”.

Y es por eso por lo que ha elegido el exilio voluntario para poder hacer cine. “Quiero contar las historias de mi pueblo al mundo”, afirmó en la rueda de prensa junto a Mahsa Rostami y Setareh Maleki, las actrices más jóvenes de su película, y con la sentida ausencia de Soheila Golestani y Missagh Zareh.

Mi corazón está con los actores y miembros del equipo que están retenidos en Irán y que no pueden estar aquí con nosotros. Espero que las restricciones que pesan sobre ellos se levanten lo antes posible”, agregó.

Rasoulof contó con detalle su huida de Irán cuando supo que le quedaban días para ser detenido y volver a prisión para cumplir ocho años de prisión y latigazos por el delito de “colusión con la intención de cometer crímenes contra la seguridad del país” a través de sus películas y documentales.

Entre el fallo judicial y el momento en el que la condena fue confirmada, el cineasta pudo acabar el rodaje. Transfirió todo el metraje a sus colaboradores en el extranjero y les pidió que acabaran el filme, “pasara lo que pasara”.

Cuando le avisaron de que la detención era inminente, en apenas dos horas, tomó la decisión de huir. “Estuve andando por mi casa, dije adiós a mis plantas, no era una decisión fácil, ni siquiera contarlo hoy lo es”. Pero abandonó su casa con solo una mochila.

Empezó entonces una huida a pie por las montañas para llegar a un pueblo al otro lado de la frontera. Allí contactó con el cónsul de Alemania, porque hace años vivió en ese país y eso permitió confirmar su identidad y entrar en Europa.

“Es absurdo que este régimen que se presenta como el poder supremo, el estado más fuerte de la región, tenga ese miedo a nuestras historias, ¿qué temen?”, se preguntó el director, que pidió a los cineastas jóvenes de Irán que no se dejen “impresionar por toda esa propaganda, por esos gestos de intimidación” y que sean fieles a su “libertad creativa”,

Eso es lo que ha hecho él con The seed of the sacred fig, un filme brillante que es una durísima crítica a la represión y la falta de libertad en Irán a través de la historia de la familia de un juez de instrucción.

El juez (interpretado por Missagh Zareh) firma sentencias de muerte y lo justifica porque él no es la última instancia judicial a la que pueden apelar los acusados. Y en su casa mantiene un control absoluto sobre sus dos hijas jóvenes (Mahsa Rostami y Setareh Maleki) por medio de su mujer (Soheila Golestani) que parece estar de acuerdo con él.

Una gran película que va subiendo en intensidad y que se desarrolla en la época de las protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini, en 2022, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.

Justamente las protestas en las calles de Irán por la muerte de Amini fueron el punto de partida para esta película. Rasoulof estaba entonces en la cárcel, junto a otros cineastas como Jafar Pahani, y no podían ser testigos de lo que ocurría.

Rasoulof pensó en una historia sobre cómo el estado iraní, literalmente, ocupa el cerebro de la gente mediante el adoctrinamiento. “Es una situación totalitaria de dictadura que actúa en nombre de la religión. El estado ha tomado a los iraníes como rehenes”.

Una película que se asienta en las grandes interpretaciones de los cuatro miembros de esa familia.

Para Rostami, en su primera experiencia en un largometraje, lo más importante es que su papel refleja su vida. “Yo participé en las protestas, fui herida, durante dos semanas estuve en casa de amigos, en la cama, no podía ni levantarme”, explicó la actriz.

Y mostró de nuevo las dos fotos de Golestani -a la que calificó de “símbolo de la resistencia”- y Zareh que Rasoulof exhibió ayer en la alfombra roja del festival.

Mientras que Maliki dijo estar muy orgullosa del filme aunque haya tenido que abandonar su país. “No me da vergüenza, debería ser la República Islámica la que la tuviera, no yo”, aseguró rotunda.

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