Por cuarta ocasión en su historia y después de una larga espera de diez años desde su última visita, los neerlandeses Within Temptation lograron un lleno absoluto en el Auditorio BB, donde la princesa de Waddinxveen, Sharon den Adel y sus escoltas musicales en las guitarras, bajo, batería y teclado, demostraron porqué México es uno de sus lugares favoritos para contagiar a todos de su metal particular, ese que ha pasado de las vertientes celtas hasta el gótico, hasta los tintes de rock sinfónico que son el suelo de la agrupación.
Antes de que las tentaciones sinfónicas conquistaran el lugar, la banda chilanga Milk, compuesta por Santiago López y Romichel Navarro, cuyo primer álbum es producido por el ex Guillotina, Manuel Suárez, calentó motores en punto de las 8 y media de la noche entre un público que vestía prendas negras con botas y algunos motivos góticos así como los metaleros con cabellera larga que no paraba de beber cerveza en un recinto que sintió el calor de la ansiedad que rondaba entre ellos.
Después de un set de 25 minutos, la espera continuó un poco más mientras la venta de playeras y productos oficiales de la banda originaria de Países Bajos que comenzó su carrera en 1996 llamaba la atención de todos los presentes hasta que el llamado final se dio a las 9:35 en punto, cuando los miembros de la banda tomaban su lugar para comenzar el ritual de la noche, perfectos escoltas para la salida de la vocalista al son de gritos eufóricos que hacían cimbrar el lugar.
“The Reckoning”, del álbum Resist, fue la elegida para abrir el show mientras Sharon lucía un corsé dorado, una falda/vestido negro y una corona digna de la voz reina de Within Temptation, que no dudó en entregarse desde el primer minuto ante una audiencia cálida que de inmediato sacó sus celulares y alzó las manos con la insignia rockera para corear el tema.
Con “Faster” y “Bleed out”, la locura continuaba mientras la pantalla de fondo usaba materiales de video que acompañaban de buena forma a los temas de los neerlandeses. Mientras la noche seguía avanzando, la temperatura dentro del recinto de la calle Tlaxcala se sentía bochornosa, como un cálido infierno donde Within Temptation era el fuego principal y sus fanáticos su fiel séquito sediento de su música.
La noche, que continuó siendo un buen repaso de varios éxitos donde las poderosas guitarras y sus solos resonaban llevando a los ávidos fans hacia el “Paradise”, en medio de los constantes agradecimientos de la vocalista hacia el público mexicano, tuvo su primer momento emotivo cuando Adel levantó la voz en favor de la democracia, resaltando constantemente el valor que tomar decisiones tiene en una nación, dedicando así “Raise you banner” a Ucrania y su lucha mientras la vocalista ondeaba una bandera de esta nación en el escenario.
El pequeño set sobre la importación de la justicia y la impunidad continuaba con “Wireless”, acompañada por imágenes creadas por inteligencia artificial en la pantalla de fondo que enseñaba al público a soldados en plena guerra, sin una bandera que defender, simplemente en la lucha. Pero Within Temptation recordó que una de las razones primordiales por las que tocan es entretener, por ello “Entertain you” fue un fiel recordatorio de ese propósito que la agrupación neerlandesa tiene en su mente siempre.
El calor seguía subiendo, las cervezas fluyendo y el rock sinfónico sonando duro cuando nuevamente Adel presentó otro de sus temas, “Supernova”, también del álbum Resist, donde la cantante se tomaba el tiempo para dedicar su rola a su padre, quien murió hace unos años, así como a todas aquellas personas que han perdido a un ser querido. Las palmas, el sentimiento y unas cuantas lágrimas entre los asistentes se hicieron presentes mientras Within Temptation continuaba con su lluvia de metal.
Pero el calor del infernal Auditorio BB por fin hizo mella en Sharon y compañía, que tomó una pausa para tomar aire en medio de la alta temperatura que se sentía en el recinto repleto de almas que le rendían tributo a Within Temptation a través de sus gritos, cánticos y hasta el sudor, algo a lo que la vocalista no fue ajena. El momento tranquilo de la noche continuaba con “All I need” mientras la gente prendía las luces de sus celulares a petición de su reina y movían las manos para acompañar esta sentida balada rock.
La líder de los “withiners” mexicanos volvía a tomar el tema de la libertad, llevándolo ahora hacia la toma de decisiones y jamás quedarse callado ante ninguna ideología o imposición. Esto sirvió de introducción a “Don’t pray for me”, acompañado de “The cross” y el muy coreado tema de “Our solemn hour” donde las palmas no se hicieron esperar para aclamar a los neerlandeses que, a pesar del cansancio y el gran calor que se sentía, jamás decayeron en su actitud y demostrar a base de guitarrazos, solos y batacazos, el gran poder de su música que los ha mantenido vigentes por tantos años.
Ante la demencia de un mundo enloquecido, “Mad world” parecía un himno de los tiempos reales que nos acercaba poco a poco hacia el final de esta primera tocada formal en solitario que daban en su gira latinoamericana.
Y aprovechando otra pequeña pausa en lo que la banda se preparaba para lo que venía, el gran cierre después de una década de ausencia, den Adel preguntaba: “¿la están pasando bien?”, encontrando como respuesta un sonoro grito mientras “Neverending story” comenzaba a hacerse sentir en los corazones rotos de los presentes, que nuevamente encendieron al Auditorio BB con sus propias luces para acompañar a Within Temptation.
Pero todo lo bueno tiene un final, incluso los más emotivos reencuentros y este no fue la excepción. Cuando “What have you done” comenzó a sonar, la entrega se volvió completa, pues Sandra y sus compañeros lograron convertir en uno solo el coro del repleto foro, que continuó con el sentimiento a flor de piel en la versión acústica de “Ice Queen” para que el último adiós de este largo y esperado abrazo metalero se diera con “Mother Earth”, vigésimo tema de un recital que tuvo de todo, brincos, lágrimas, gritos, declaraciones de amor a Sharon y mucha alma que demostraron el gran poder del metal sinfónico en la ciudad.
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