Opinión

En el plan se explica cómo se monitorean e identifican activamente los riesgos de crisis, y se detallan paso a paso los protocolos, las funciones y los plazos para movilizar financiamiento adicional y ampliar las medidas tempranas.

El gobierno de Sheinbaum estudia la crisis de seguridad alimentaria y nutricional

Claudia Sheinbaum, candidata de Morena a la presidencia de México
Claudia Sheinbaum Pardo, virtual Presidenta electa de México Claudia Sheinbaum Pardo, virtual Presidenta electa de México (Cuartoscuro)

Los conflictos, las conmociones económicas, los desastres naturales, el desorbitado aumento de los precios de los fertilizantes y los alimentos se combinaron en 2022 para originar una crisis mundial de seguridad alimentaria y nutricional sin precedentes, cuyos mayores costos suelen recaer sobre las personas más pobres.

En 2023, todas las señales apuntan a un deterioro aún mayor de la inseguridad alimentaria, tanto en los niveles agudos como crónicos. Según la actualización de mediados de año del Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2022, la cantidad de personas en crisis o una situación peor o equivalente, el número de personas que requieren asistencia humanitaria urgente, ya que alcanzará los 205 millones en los 45 países y territorios incluidos en el informe. Es necesario adoptar medidas urgentes para salvaguardar las vidas y los medios de subsistencia y evitar el retroceso de los avances logrados con mucho esfuerzo en el ámbito del desarrollo.

Cuando ocurren crisis de este tipo, el tiempo es esencial. Cuanto más se tarde una respuesta, más grave será la crisis y las vulnerabilidades se intensifican y prolongan, mermando la resiliencia para hacer frente a conmociones futuras. Por lo tanto, es crítico tener un plan de preparación para crisis, es decir, los conocimientos y las capacidades para anticipar, responder y recuperarse con eficacia de los impactos de las grandes conmociones.

Con el fin de promover una mayor preparación frente a las principales crisis de seguridad alimentaria y nutricional, el Banco Mundial, como parte de la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria y en estrecha colaboración con la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias (GNAFC), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la coordinadora de las Naciones Unidas para la prevención de hambrunas y la respuesta ante ellas, está apoyando a los países en la elaboración y puesta en marcha de los planes de preparación para crisis de seguridad alimentaria (PPCSA). El PPCSA es un plan operativo nacional en el que se definen los elementos que constituyen una crisis de seguridad alimentaria y nutricional grave en un país. En el plan se explica cómo se monitorean e identifican activamente los riesgos de crisis, y se detallan paso a paso los protocolos, las funciones y los plazos para movilizar financiamiento adicional y ampliar las medidas tempranas.