Opinión

Assange, el hacker precoz

Cuenta la leyenda que después de una infancia errante por Australia, a los 15 años Julian Assange ya era un hacker temible, capaz de infiltrarse en cualquier sistema operativo para extraer información que sus dueños pensaban blindada. No solo tenía destrezas técnicas sino también compromisos políticos. Se hacía llamar Mendax, algo así como mentiroso bien intencionado. Formó parte de una banda de hackers conocidos como Subversivos Internacionales que le sacó canas verdes a la Policía Federal Australiana, a su división de delitos digitales. Le echaron el guante y desde entonces comenzó a acumular acusaciones por delitos informáticos.

Julian Assange ya se encuentra encuentra en libertad

Julian Assange ya se encuentra encuentra en libertad

Cuartoscuro

No solo era hacker sino también programador. Un nerd con una agenda política de subversión internacional que tenía como arma principal al Internet. Estamos hablando del Cypherpunk, un movimiento contracultural con militantes en todo el mundo y que tienen como suma sacerdotisa a Jude Milhon, una norteamericana autodidacta que develó muchos de los misterios de la Web y fue precursora del feminismo digital.

A ella se atribuye la definición de hackear como la inteligente elusión de los límites impuestos por el gobierno, por las empresas, por la propia personalidad e incluso por las leyes de la física. Así como las feministas de hace un siglo decían que las mujeres necesitaban un cuarto propio, Jude estableció que las chicas modernas necesitan módems propios. De ahí que la comunidad mundial de hackers la vea como profeta.

Con esos antecedes se comprende la decisión de Assange y otros de crear Wikileaks, como sitio especializado en filtraciones, con información obtenida de cualquier manera, ya sea sustrayéndola de archivos supuestamente encriptados, o publicando datos proporcionados por informantes deseosos de dar a conocer algo considerado secreto. El grupo tocó las computadoras del aparato de seguridad de los Estados Unidos y a partir de entonces Julian se convirtió, como no podía ser de otra manera, en blanco de la justicia gringa. El Tío Sam decía que la información revelada por Wikileaks ponía en riesgo la seguridad de los Estados Unidos y la integridad de los agentes desplegados por el mundo.

El activismo de Assange alcanzó niveles de escándalo mundial cuando abrió las puertas de Wikileaks a Edward Manning, ya desaparecido. No porque haya muerto sino porque Edward tomó la decisión de transformarse en mujer y llamarse Chelsea Manning. Se trata de un analista del Ejército de EU, con acceso a documentos secretos que decidió enviárselos a Julian para su publicación en Wikileaks. Chelsea, quién lo diría, hizo su cambio de sexo en prisión. El presidente Obama resolvió indultarla y desde 2017 quedó libre. Qué raro país es Estados Unidos.

Manning filtró un video en el que se aprecia a un helicóptero Apache del Ejército norteamericano disparando sobre un grupo de civiles en Irak. Aunque los pilotos argumentaron que confundieron a los civiles con combatientes, la verdad es que entre las víctimas de la agresión estaban dos periodistas de la agencia Reuters lo que hizo que el caso alcanzara resonancia internacional. El video, escalofriante, fue tomado en Bagdad en el 2007 y deja en claro la facilidad del Ejército invasor de disparar a matar. Elimina y después averiguas. La banalidad del mal, diría Arendt.

Glifos

Huyendo de la justicia, Julián estuvo años en calidad de refugiado en la embajada de Ecuador en Londres antes de ser trasladado a una cárcel de máxima seguridad en la misma ciudad. Como saben alcanzó un acuerdo con el gobierno norteamericano para recuperar su libertad. El célebre activista Noam Chomsky, hoy muy enfermo, ha dicho que Assange hizo un gran servicio a la humanidad con sus revelaciones que tienen el potencial de emancipar a los ciudadanos de instancias de poder que no rinden cuentas a nadie.

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