Los ciudadanos le entregaron en las urnas el bastón de mando a la doctora Sheinbaum. Un bastón de mando verdadero, no como el que le dieron en la azotea de un restaurante del Centro Histórico que fue un mero gesto para los fotógrafos, porque el mando lo tenía otro.
Más de 35 millones de votos dan un vuelco histórico. Un gran poder exige una gran responsabilidad. La primera lectura del resultado de los comicios la tiene que realizar la ganadora, tener claras las razones de su triunfo, sin autoengaños, pero tampoco trasladándole el mérito a otro. Tiene que saber para qué quiere tanto poder. Contra lo que pudiera pensarse muchos políticos comienzan a preguntarse ¿y ahora qué hago? la noche del día que ganaron las elecciones.
El caso de Claudia es distinto porque hace años que sabía que podía ser presidenta. Lo sabía ella, la clase política en su conjunto y la mayoría de los analistas. Lo que nadie vio venir fue la magnitud de su victoria, la distancia abismal con la candidata que quedó en segundo lugar. Esa fue la verdadera sorpresa de los comicios. Entre las tres personas que finalmente aparecieron en la boleta presidencial 2024 lo cierto es que la mejor opción era, con mucho, Claudia. Mejor formada, con más experiencia, más disciplinada, siempre tratando de ser la mejor versión de ella misma.
El único que “pero” que le encontraron millones de ciudadanos fue su vínculo, en ocasiones simbiosis, con su destapador López Obrador, el bully más gandalla del patio escolar. AMLO es un abusador profesional. Pero todo eso fue antes de los 35 millones de votos. Ella ya no está para recibir órdenes de nadie, porque la gente la puso en la punta de la pirámide del poder, donde solo hay lugar para una silla. Esa es la realidad. Atestiguaremos todos en las próximas semanas el surgimiento de la verdadera Claudia y su estilo personal de gobernar.
Ya dio por lo pronto una muestra de sensatez al emitir el mensaje de que dos políticos del nivel de Juan Ramón de la Fuente y Rogelio Ramírez de la O serán parte de su equipo. Con eso consiguió apaciguar a los mercados, el único contrapeso real en el horizonte, y mostró que no está en su proyecto emprender aventuras que descarrilen el curso de la economía nacional. Eso de las aventuras es una tentación real por el gran poder que recibió en las urnas y porque el movimiento al que pertenece controlará ambas cámaras del Congreso hasta casi la mayoría calificada, lo que en mi opinión fue la peor noticia de los comicios, una desgracia.
La pregunta importante del futuro próximo es si Claudia podrá controlar ese monstruo de mil cabezas en que se ha convertido Morena en donde hay muchos cuadros que ven a López Obrador como el jefe máximo.
¿En quién puede confiar Claudia al interior de Morena? Durante el proceso de selección del candidato de Morena para la jefatura de Gobierno de la CDMX quedó claro que hay varios dispuestos a desafiarla ya que tienen su propia agenda política, comenzando por Martí Batres y gente cercana a su entorno. La doctora Sheinbaum tampoco puede contar realmente con las corcholatas que la ven como una rival que les ganó porque era la favorita del Tlatoani. Lo mejor sería encontrarle acomodo a Adán Augusto, Marcelo y Ricardo en el extranjero. No les debe nada, no le generaron ni un solo voto.
Es un escándalo
El verdadero escándalo de la elección es que Alito Moreno y Marko Cortes sigan en sus puestos. Debieron haber presentado de inmediato sus renuncias y una disculpa a los militantes del PRI y PAN por el bochorno. Que priistas y panistas no hayan podido deshacerse de ellos muestra falta de garra y e incluso de dignidad que explica en buena medida el desastre de las urnas.
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