La homeopatía es un tipo de medicina alternativa inventada hacia finales del siglo XVIII, época en la que prácticamente no existía ningún medicamento útil y la medicina apenas empezaba a explorar los caminos de la ciencia. La homeopatía es considerada como pseudociencia. Es decir, una creencia que se presenta falsamente como ciencia. No existe ningún estudio científico que muestre que la homeopatía sirva para el tratamiento efectivo de alguna enfermedad.
La base de la homeopatía es administrar dosis insignificantes de algún compuesto. Esto es similar a proponer que una gota de gasolina diluida en 40 litros de agua sirve para que un automóvil recorra 400 kilómetros. La homeopatía toma ventaja de los padecimientos psicosomáticos (v. gr. Colon irritable), de las enfermedades autolimitadas (v. gr. Hepatitis A) y de las que presentan remisiones espontáneas (v. gr. Artritis). En estos casos, la mejoría no es por la homeopatía, sino por efecto placebo (en los psicosomáticos), porque la enfermedad era autolimitada y se curó sola o bien, tuvo una remisión espontánea. Sin embargo, como muchas personas creen que la asociación temporal entre dos fenómenos es suficiente para declarar causalidad, se quedan convencidos de que fue la pastillita homeopática la que indujo la mejoría.
Usar homeopatía para padecimientos psicosomáticos o autolimitados no hace daño, pero es un engaño y no tiene justificación. Peor, usarla para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la diabetes o la hipertensión es antiético y debería considerarse un crimen, ya que pone en riesgo al enfermo, al recibir un tratamiento que no es el adecuado, pero hacerle creer que si lo es, con lo cual deja de buscar el tratamiento apropiado o lo abandona.
La herbolaria es parecida. Es la herencia que nos dejaron los antiguos cuando no existían medicamentos, ni se conocían las enfermedades, solo había síntomas. Tomar un té hace que el paciente se sienta mejor, si el problema es psicosomático, o se cura, porque es una enfermedad autolimitada. Las plantas con propiedades medicinales reales han sido extensamente explotadas durante el siglo XIX y XX. Me parece ingenuo pensar que todavía hay plantas que contienen algún compuesto que puede curar el cáncer o servir para el manejo de la diabetes o la hipertensión arterial, pero por alguna razón, ningún investigador, ni tampoco la industria lo ha descubierto.
Dado lo anterior, preocupa que, en la reciente convocatoria para proyectos nacionales de investigación e incidencia, emitida por el organismo rector de ciencia en nuestro país, de doce temas prioritarios, solo haya uno de salud y este, sea para propuestas sobre ensayos clínicos con homeopatía o herbolaria, para el tratamiento de enfermedades de alta prioridad como hipertensión arterial, diabetes y cáncer. Esto es contraintuitivo. Primero, no es ético hacer ensayos clínicos si la terapia propuesta no ha mostrado ser útil en estudios preclínicos. Hasta donde tengo conocimiento, no hay evidencia que sostenga que la homeopatía o herbolaria tengan utilidad en modelos de diabetes, hipertensión o cáncer en roedores u otras especies. Segundo, quienes utilizan homeopatía o herbolaria en humanos, no son científicos, ni saben hacer ensayos clínicos controlados y, muy probablemente, son los menos interesados en exponer sus terapias a rigurosas pruebas científicas. Finalmente, las instituciones con el conocimiento, capacidad e infraestructura para llevar a cabo ensayos clínicos controlados no consideran estas terapias alternativas como algo útil para este tipo de enfermedades. ¿Cómo se puede hacer un estudio para comparar la homeopatía con un placebo, cuando la homeopatía es un placebo?
Dr. Gerardo Gamba
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM
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