Me hago cargo que el tema no es como que muy atractivo para ustedes. Sin embargo, es muy importante comentarlo porque la infraestuctura es lo que mejora nuestra calidad de vida y nuestras actividades diarias, además de afectarnos a todos y cada uno. Como ven, el asunto no es menor.
Como en temas anteriores, las candidatas Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México, y Claudia Sheinbaum, de Sigamos haciendo historia, tienen coincidencias y discrepancias. La más notable de estas últimas es el enfoque.
Gálvez parte de que México es un centro logístico por excelencia, lo cual genera montones de oportunidades para el empleo, el desarrollo y miles de actividades más; Sheinbaum se centra en los polos de desarrollo industrial. Cabe señalar que también se preocupan por la infraestructura de beneficio social y de eso hablaremos más adelante.
Celebro que ambas contemplen la planeación; ya es ganancia que la palabra aparezca en el vocabulario de la 4T. CS habla de una planeación territorial según las características de cada zona y de las necesidades de cada empresa nueva, a fin de que no se estresen una a la otra. Me parece que XG va un escalón más arriba, al proponer un órgano colegiado de expertos, empresarios, ciudadanos y funcionarios para hacer un plan a largo plazo. Con una o con otra, será el fin de las ocurrencias.
Sheinbaum plantea la creación de 100 parques y 10 corredores industriales, que irían aparejados con el desarrollo de servicios públicos; buen punto, porque luego los trabajadores no encuentran ni casa, ni escuelas para la familia.
Gálvez tiene otra aproximación. Cualquier obra debe responder satisfactoriamente a cuatro dimensiones: la social, la ambiental, la económica y la institucional. Es decir, si el proyecto contamina o no está garantizada la suficiencia presupuestal, pues no va. Con esta perspectiva, el Tren Maya no hubiera pasado del papel. Y, como ya sabemos, brindar las mejores condiciones posibles al nearshoring es su principal preocupación.
Ambas tienen interés en los trenes, pero con diferencias. La candidata opositora propone reactivar el tren de carga, por ser más económico y porque ayudaría a reducir el número de camiones y tráilers y, a su vez, a descarbonizar el ambiente.
La aspirante oficialista plantea nuevas líneas ferroviarias, pero serían para pasajeros. Hasta donde he investigado, solo un tren de pasajeros japonés es rentable; los demás no lo son, ni enJapón, ni en ningún otro país. Así que aquí tendríamos un subsidio más que cargar a las finanzas públicas. Mi humilde opinión es que mejor le eche muchas ganas al Tren Interocéanico, una obra con más trascendencia que las demás megaobras.
En cuanto a caminos, Sheinbaum ha hablado de ocho proyectos, además de ofrecer a distintas entidades la construcción de nuevas carreteras, lo mismo en Sinaloa que en Chiapas. Nada ha dicho sobre si estarían a cargo de los militares; de ser así, pues mejor que vaya liquidando CAPUFE y la SCT.
Gálvez plantea la mejora y ampliación de los 40 mil kilómetros que conforman 15 ejes carreteros, con una inversión de 30 mil millones de pesos, así como ampliar la red de caminos rurales. Promovería una infraestructura multimodal para integrar carreteras, aeropuertos, ferrocarriles y puertos, para hacer más fluido y seguro el transporte de carga y pasajeros. Nuevamente aquí aparece la particiapación de la sociedad, pues involucraría a los transportistas en los programas.
Y aquí es cuando llegamos al peliagudo tema de los dineros.
Poco habla Sheinbaum respecto del financiamiento. A lo más, declara que los recursos que ya no usarán las obras emblemáticas, se destinarán a las obras de infraestructura. Tengo mis dudas. Mucho del dinero para las megaobras salieron de tres fuentes: 1) Los fondos de estabilización; 2) Los recortes presupuestales a servicios básicos; y 3) La contratación de deuda. No veo que vaya a sobrar dinero en el 2025, mucho menos porque las megaobras requerirán subsidios por un par de años, por lo menos.
Me parece más acertado el enfoque de Gálvez: “buscar un balance entre la inversión y los beneficios”. Porque, miren mis estimados electores, ¿de qué sirve tener un Tren Maya si fue a costa de endeudarnos y de recortar otros servicios? Debieron buscarse otras alternativas para el muy necesitado desarrollo del sureste.
Hay dos puntos que doña Claudia no toca, pero doña Xóchitl sí: la transparencia del gasto y la revisión de las obras inconclusas, pues por más que varias han sido inauguradas, no están realmente finalizadas. A ver en cuánto nos sale el chistesito…
Sobre PEMEX ya les presenté el comparativo en la primera entrega de esta serie (01/04/24). A la CFE me referiré en una próxima entrega.
Espero que esta serie les sirva para tomar la mejor decisión frente a la casilla.
P.D. DRA.SHEINBAUM: Su sitio oficial tiene un diseño agradable y fotos favorecedoras, pero fallan los enlaces y no tiene buscador. O sea, no brinda información.
Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com
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