En la emisión especial de Tercer Grado del pasado lunes, en el cual la única invitada fue Xóchitl Gálvez, dos de sus comentarios llamaron mi atención y ambos están relacionados: la alta popularidad del presidente y que los mexicanos se conforman con poco.
En todas las encuestas publicadas, el presidente conserva un buen nivel de aprobación, aun cuando los entrevistados reprueban su gestión en seguridad y salud, pasando de panzazo en cuanto a economía. Gálvez dijo, palabras más o menos, que todavía hay un culto a la figura presidencial; no estoy tan seguro de que esa sea la causa de la popularidad lopezobradorista. Con errores menos graves, a Calderón y a Peña Nieto les fue como en feria.
AMLO es popular porque es lo menos presidencial que hemos tenido en el Poder Ejecutivo. No es solo que hable mal y se vista peor, es su discurso simplista y cargado de emociones, a veces esperanzadoras y a veces negativas, lo que le ha permitido construir un lazo muy sólido con un sector de la población. El populismo y la postverdad llevadosa su máxima expesión, dirían los politólogos.
¿Cuántos se tragaron el cuento de que AMLO ha vivido con 200 pesos en la bolsa si tuvo que mantener a tres hijos y luego a un cuarto? Muchos, lamentablemente, menos los que le conocen de cerca y saben de dónde ha obtenido sus ingresos los 12 años anteriores a su llegada a la Presidencia.
El rollo de los 200 pesos y un par de zapatos me hace recordar el cartablón con el cual Pedro Infante se hizo famoso en las películas de “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”. Es el culto a la pobretología y un mal consuelo a los excluidos de la movilidad social.
Es esta pobretología la que explica, según mi hipótesis, la actitud frente a la 4T de esos mexicanos se conforman con poco. Mire, licenciado Delgado, cuando ya había permeado la cultura del esfuerzo, llega don Andrés a echarla para atrás, al punto de hacerla casi pecaminosa. Así, la 4T les quita su condición de ciudadanos, para convertirlos en beneficiarios.
Y vaya que el rollo ha pegado en buena parte de la población. No deja de sorprenderme, don Mario, que los pro-peje agradecen a López Obrador haber comprado las vacunas COVID, siendo que era su obligación y lo hizo con nuestro dinero. Nada cuestionan sobre el exceso de muertes durante la pandemia, ni por los hospitales dizque reconvertidos que no contaron con lo necesario, porque la 4T no supo, ni quiso gastar en abastecerlos.
Estos mexicanos se conforman con poco, cuando no les avisan oportunamente de la llegada de un huracán que a la postre destruyó sus hogares y sus fuentes de empleo, porque los “compensan” con un refrigerador, un colchón y 60 mil pesos para levantar su casa…
O cuando no hay vacunas infantiles, ni medicamentos en las clínicas públicas y el gasto de bolsillo en salud se ha duplicado. Al fin que con la beca del hijo y/o la pensión del abuelito medio se nivelan (¿?). No entienden que los programas sociales son además de, no en vez de.
Se conforman con tener escuelas para sus hijos, aun cuando los planteles no dispongan de luz ni baños… O que arrastren un rezago educativo y nadie mueva un dedo al respecto porque todos alumnos están igual, igual de mal…
O que el precio de los alimentos aumente constantemente por el derecho de piso que pagan los productores y comerciantes; como ya les aumentaron el salario mínimo… Nuevamente es además de, no en vez de.
O que se haga un tren carísimo partiendo su selva con la promesa de darles empleo, aunque nadie los capacite para ello… O que en su localidad secuestren a jóvenes inocentes y aparezcan fosas clandestinas… O que el número de homicidios vaya bajando, cuando nunca debió llegar a esos niveles…
En cambio, los países desarrollados están conformados por ciudadanos que exigen, que reclaman que sus derechos sean atendidos lo mismo en las crisis que en el día a día.
Exigen que haya rendición de cuentas de cada peso gastado... Exigen respeto a los grupos de la sociedad civil organizada, porque justamente esos grupos defienden causas de importancia e interés para la población…
Exigen calles sin baches, transporte público digno y eficiente… Exigen (y respetan) la aplicación de la ley a todos, incluidos los altos funcionarios y sus hijos…
Exigen, exigen y exigen. Y las autoridades cumplen.
Y sí, esos ciudadanos son aspiracionistas que cada día quieren vivir mejor.
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