Opinión

México 68, edecanes onduladas

Nuestros Juegos Olímpicos, los del 68, dejaron en la CDMX una marca indeleble. Ahí siguen, dando servicio, la Villa Olímpica donde se hospedaron los atletas y Villa Coapa donde estuvo la prensa, árbitros y jueces. Está el Palacio de los Deportes donde fue la competencia de Basquetbol y hoy es un centro de espectáculos. La Alberca y el Gimnasio Olímpicos, la pista de canotaje de Cuemanco, el Velódromo entre muchas otras instalaciones. El estadio de Ciudad Universitaria ya existía, pero cambió de nombre para llamarse “Olímpico”, nombre que conserva hasta hoy.

Ceremonia del 50 aniversario del inicio de los Juegos Olimpicos de 1968

Ceremonia del 50 aniversario del inicio de los Juegos Olimpicos de 1968

Cuartoscuro

En aquel tiempo el que suscribe era un alumno de secundaria. Mis recuerdos de la Olimpiada se combinan entre lo que realmente ocurrió y lo que mi memoria eligió para conservar. Pudo asistir a competencias importantes de atletismo como la final de los 200 metros. Durante la premiación los corredores estadounidenses Tommie Smith y John Carlos hicieron el saludo del Poder Negro que quedó para la historia. A pesar de todo lo que atestigüe un tema extradeportivo se me quedó grabado. El sonido local pedía silencio al público para no desconcentrar a los saltadores de garrocha y, en efecto, la gente se callaba y entonces se escuchaba con claridad el ronroneo de las cámaras de video Súper Ocho que hacían un ruido especial como si el estadio estuviera en la jungla.

Pero también quedó para siempre en nuestra memoria la identidad gráfica de los juegos que marcó un hito, un antes y un después, en el diseño mexicano. El famoso logo de los juegos combina el llamado arte óptico que estaba de moda en los años 60 de la psicodelia, con rasgos del arte huichol. El logo de la Olimpiada estaba en todas partes, incluso en el uniforme de las bellas edecanes onduladas, quienes lo vimos lo atesoramos.

Tomo de un reporte oficial la información de que 1968 la Ciudad de México se revistió de una identidad visual original para acoger los XIX Juegos Olímpicos de la era moderna, misma que coexistió con los acontecimientos sociales y políticos de aquel año, dando como resultado —de forma paralela—, una impetuosa producción visual por parte del movimiento estudiantil, encaminada a mostrar la realidad de este país.

Para los trabajos de diseño visual y gráfico —los cuales reunieron unas 400 personas, entre artistas, escritores, fotógrafos, diseñadores, traductores y arquitectos—, Pedro Ramírez Vázquez, director del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada, creó el Departamento de Publicaciones, dirigido por Beatrice Trueblood; y el de Diseño Urbano, coordinado por Eduardo Terrazas. Este nutrido equipo dio un carácter especial a la identidad de la Olimpiada de 1968, al insertar en los diversos elementos visuales para el evento (carteles, programas, publicaciones, boletines, símbolos y pictogramas para la señalización) una perceptible identidad mexicana. Eduardo Terrazas y el diseñador gráfico norteamericano Lance Wyman tomaron la idea de Pedro Ramírez Vázquez para diseñar el logotipo de México 68. Se registró un pequeño debate sobre la autoría real del logo y al final el arquitecto Ramírez Vázquez se quedó justamente con el mérito.

Para el verano de 1968, los símbolos distintivos para cada uno de los deportes olímpicos; la tipografía; el logotipo de México 68; y la paloma de la paz, se habían posicionado en la sociedad mexicana y en el resto del mundo, pues se desplegó una amplia campaña de difusión que buscó dar a conocer todos estos elementos visuales, dentro y fuera del país. Las calles de la Ciudad de México se llenaron de coloridos anuncios, carteles, señales e incluso vestimentas con el tema de la XIX Olimpiada; mientras que a diferentes partes del mundo llegaban exposiciones, galerías y pabellones culturales, que exhibían la imagen moderna de nuestro país.

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