Opinión

Las oposiciones: cara o cruz

En las últimas dos semanas, el sector de la sociedad que no comulga con el estilo de gobernar y hacer política del presidente López Obrador y su partido se ha emocionado como nunca en los últimos 56 meses. La inclusión de Xóchitl Gálvez en la contienda por encabezar la candidatura de tres de los cuatro partidos de la oposición ha despertado el interés de muchos y, sobre todo, la esperanza de poder contar con una candidatura competitiva capaz de vencer a Morena y la maquinaria gubernamental-electoral que le acompaña. No entraré, en esta ocasión, en el análisis de la contienda interna del Frente Amplio por México, pues aún es demasiado temprano e incluso no es posible saber con precisión quiénes serán los personajes que, al final del periodo correspondiente, se registren como aspirantes a la coordinación del Frente y a una inminente candidatura presidencial. Más bien, trataré de explicar la oportunidad frente a la que se encuentran los cuatro partidos de oposición y los millones de ciudadanos que hoy no se sienten representados por el gobierno.

La senadora Xóchitl Gálvez acudió al registro a la candidatura a la presidencia por el Frente Amplio por México

La senadora Xóchitl Gálvez acudió al registro a la candidatura a la presidencia por el Frente Amplio por México

Cuartoscuro

Los partidos de oposición y los ciudadanos opositores hoy están frente a una oportunidad única. Desde las elecciones de 2021, los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, han entendido que ninguno de ellos en lo individual contaba con la fuerza suficiente para lograr su cometido. En el caso del PAN y del PRI, construir una candidatura lo suficientemente atractiva como para recuperar la Presidencia de la República o, cuando menos, contar con un número suficiente de legisladores que les permitiera formar parte del juego político. Por lo que hace al PRD, no perder el registro como partido político nacional y contar con un número suficiente de legisladores para integrar un grupo parlamentario.

El caso de Movimiento Ciudadano amerita un análisis al margen de los partidos que se han integrado en la alianza Va por México, primero, y el Frente Amplio por México, después. Desde el inicio de la actual administración, Movimiento Ciudadano ha funcionado como una bisagra entre la oposición y el gobierno. Para algunos, MC se ha convertido en el fiel de la balanza y en una oposición responsable que mira por la construcción de una alternativa distinta al actual gobierno y a modelos políticos del pasado. Para otros, los naranjas han servido como comparsa de Morena y del gobierno, al decidir no participar en las elecciones locales de este año y no sumarse al bloque opositor en la arena electoral. Con independencia de lo anterior, es innegable que Movimiento Ciudadano jugará un papel de primordial importancia en el próximo proceso electoral, bien sea por contar con un candidato competitivo, por sumarse a una coalición opositora o por servir como una opción que debilite a la oposición.

En este contexto, durante los próximos meses veremos algo que apenas hace un par de meses se antojaba difícil: el escenario electoral no está resuelto y lo que se veía como un mero trámite para Morena y sus aliados, hoy parece no estar definido. Desde la oposición, y en aras no solo de posturas personales sino del fortalecimiento de la democracia, es indispensable que PAN, PRI, PRD y MC actúen con la mirada puesta en la recomposición de una institucionalidad que Morena y el gobierno han erosionado. Intentos por minar la división de poderes; ataques a derechos fundamentales como la libertad de expresión; claudicación de la autocrítica gubernamental; alta polarización y división en la sociedad; penetración de la delincuencia organizada en prácticamente todas las regiones del país, entre muchos más, son ejemplos de ello.

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Los partidos de oposición y los ciudadanos opositores enfrentan el reto de asumir decisiones que será definitorias para las próximas décadas: asumirse como una alternativa real frente al poder o someter la viabilidad del Estado Democrático de Derecho a cambio de prebendas y beneficios efímeros para sus grupos y líderes. La moneda está en el aire. Toca a todos ellos, a nosotros, cantar cara o cruz.

Profesor de la UNAM y consultor político

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com