Primero, mi incredulidad. Luego una descarga de de rabia y un magno berrinche. Le envié un mensaje a un ex consejero del INE que decía: “Fue fraude ¿verdad?” Me contestó con un lacónico y contundente “No”. ¿Y si sí? Me mensajeé con otro amigo, doctor en Sociología, reconocido periodista y autor de varios libros y me respondió: “A muchos de nosotros nos cuesta trabajo admitir que la mayoría de los mexicanos haya votado por Sheinbaum, peor aún de la manera tan contundente que muestra el cómputo. Pero así ocurrió”.
No podía dudar del ex consejero del INE ni de mi amigo sociólogo. Éste último y yo apoyamos decididamente a la ingeniera Xóchitl Gálvez, firmamos el manifiesto promovido por el doctor Roger Bartra y acudimos al acto del Palacio de Minería en favor de la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México. Le mandé mensaje a mi amigo GG, quien habló en la primera reunión de la comunidad cultural, académica y científica con Xóchitl Gálvez. Se trata de un excelente escritor y periodista. Tras mi pataleta hecha de palabras, me escribió: “Nadie lo vio. Una avalancha. Creo de verdad que ayer ocurrió en México una catástrofe. Con métodos democráticos, la democracia mexicana ha sufrido un golpe letal”. Más adelante agregó: “No fue fraude. Pero la elección si fue una vergüenza de ilegalidades. El presidente manipuló todo y destruyó la equidad”-
Cavilé todo el lunes. Di una clase por Zoom, luego seguí leyendo la prensa y viendo noticieros. Reconocí que no se había cometido un fraude, pero que, con los años, el presidente López Obrador trazó un piso muy disparejo para la oposición. Desde su púlpito mañanero impuso “una narrativa” que permeó en muchos grupos de la ciudadanía. Más aún, los programas de ayuda social a los jóvenes, a los de la tercera edad, a las madres solteras funcionaron para obtener votos para Morena. En lugar de crear empleos, de apuntalar la Educación, de suministrar becas para estudiantes, dijo que dándole dinerito a los chavos que no tenían oficio ni beneficio evitaría que fueran seducidos por los cárteles del narcotráfico. Para la elección del pasado domingo, además, se compraron votos a diestra y siniestra. Hoy miércoles 5 de junio, en el Hotel Misión Toreo, Naucalpan, muchos mexicanos reclaman su pago de 500 pesos. Eso, en Naucalpan. Quinientos pesos.
¿Qué sucedió con los que conformamos la marea rosa y abarrotamos el monumento a la Revolución y después, en otras marchas, el zócalo?
Pasó un tsunami de votos para Morena y nos borró del panorama. Lo cual debemos destacar porque no lo vimos venir, como opina mi amigo GG.
¿Y los casi 200 mil homicidios, los desaparecidos, la violencia diaria en el país? ¿Y el desabasto de medicinas, las malas condiciones de los hospitales del ISSSTE, del Seguro Social? ¿La tragedia de 300 mil muertes evitables de Covid por falta de adminículos médicos? ¿A dónde quedaron las pequeñas empresas azotadas por la pandemia que no recibieron ni un quinto de ayuda del gobierno morenista? ¿Sería que tacharon a los medianos y pequeños empresarios de arribistas pequeño burgueses? ¿Y la Educación que está por los suelos, adoctrinada en las primarias por el filólogo Marx Arriaga? ¿Y la pobreza extrema que aumentó (9.4% en el ámbito rural y 8.6% en el urbano para enero de este año)?
La economía, que debió crecer 15.5 puntos, de haberse continuado con la dirección de regímenes anteriores, alcanzó 5.3 (El costo de una locura, Pablo Hiriart, 2024). No olvidemos que los gobiernos que antecedieron al de la Cuatroté, por lo menos en las tres últimas décadas fueron neoliberales malditos. Claudia Sheinbaum acaba de agradecerle a Enrique Peña Nieto que la felicitara por su triunfo y hemos tranquilizado a los inversores extranjeros, a la Bolsa, con la ratificación de Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda. Se comprometió con los mercados a disminuir el déficit fiscal, respetar la autonomía de Banxico y a que se procurará el Estado de Derecho. También prometió disminuir el alto endeudamiento. Se mantendrá la estabilidad macroeconómica y la sensatez fiscal.
Sin embargo, según parece, los mercados no están tranquilos, a pesar de la conducción en Hacienda de Ramírez de la O. Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base (El Financiero, 5 de junio) no las tiene todas consigo.
En fin, a pesar de los pesares, el triunfo de Claudia Sheinbaum es contundente. Ganó con el 59% de los votos, una diferencia de 30 punto con respecto a Xóchitl Gálvez, mi candidata, a quien ahora se critica porque no hizo esto no hizo lo otro, la apuntalaban el PRI y el PAN (y se les olvida que el PRD también), partidos a los que López Obrador se encargó de vilipendiar, de lunes a viernes, desde su tribuna. Oí decir a mucha gente que no votarían por el PRI ni por el PAN. Su ética lo impedía. Yo les decía que entonces votaran por el PRD y así colaborarían a que no perdiera el registro como Partido.
El quid de todo, y esto sí es sumamente importante, estriba en la mayoría que aparentemente Morena ha ganado en el Congreso. Como dice Ciro Murayama es necesario evitar una “sobre representación anti constitucional que acabe con la democracia”. Resulta que Morena y sus aliados tienen una sobre representación del 18%, cuando, escribe Murayama, “la Constitución establece un límite de 8%”, de tal manera que ahora el Partido Verde Ecologista, en la Cámara de Diputados, que obtuvo un 8.3, es la segunda fuerza en la Cámara Baja. Horror de horrores. Morena, solito, ganó 40.4 por ciento. La Constitución es la Constitución es la Constitución es la Constitución, por favor, en hacer valer este punto de la Carta Magna reside nuestra lucha para evitar que se acepte el Plan C de López Obrador. Todavía será presidente cuando se conforme y trabaje el nuevo grupo legislativo. Como todos ustedes saben, AMLO quiere unir el poder legislativo y el judicial con el ejecutivo. Sin la autonomía de esos engranajes para la conducción del país estaremos perdidos en la antidemocracia. Y, de no alcanzarle el tiempo al señor presidente, su sucesora, Claudia Sheinbaum, se encargará de unir los tres poderes, así como de pasar el INE a Gobernación y otras obtusas disposiciones del creador del morenismo. Es decir, una fatalidad.
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