Opinión

Sí podía saberse

El 8 de mayo de 2018, cuatro de los cinco candidatos a la presidencia de la República acudieron a una convocatoria de distintas organizaciones de la sociedad civil para conocer sus propuestas en materia de atención de víctimas, política migratoria, justicia, pueblos originarios, feminicidios, crimen organizado, entre otros temas. En aquellos “Diálogos por la Paz y la Justicia” tuve el privilegio de participar en la organización del evento a través del apoyo que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos brindó a organizaciones de víctimas que deseaban reunirse con quienes aspiraban a gobernar México para conocer, de primera mano, la ruta que planteaban para, en caso de llegar a la presidencia, resolver algunos de los asuntos más dolorosos que aquejaban a la sociedad.

Junto con Javier Sicilia, el principal organizador desde la sociedad civil fue Jacobo Dayán, amigo entrañable y experto en derechos humanos y justicia transicional. A cinco años y dos días de distancia de ese evento, aún resuenan en mi cabeza sus palabras mientras escuchábamos hablar al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia: “este cuate es Plutarco Elías Calles”. Jacobo se refería al talante autoritario, megalómano, mesiánico y casi profético con el que López Obrador se conducía, pero también a la postura populista con la que atajaba los cuestionamientos y que le daban lo mismo para anunciar que Alejandro Solalinde sería impulsado para encabezar la CNDH, que para comprometer un mecanismo real de verdad y justicia.

Hago esta relación de hechos a raíz de un artículo recientemente publicado por Jorge Volpi, a quien considero un personaje serio y respetable dentro de la difusión de la cultura y la discusión de las ideas. Señala Volpi que el fiasco en el que ha derivado este gobierno era algo que “nadie imaginaba”. Discrepo de Jorge. Muchos, millones, lo supimos y lo advertimos. Estábamos quienes política e ideológicamente no coincidíamos con López Obrador y su movimiento por tener otras simpatías, pero también estaban quienes, desde la neutralidad, la imparcialidad y el apartidismo, detectaron, anticiparon y anunciaron lo que hoy está sucediendo. Si podía saberse y sí se supo.

El presidente Andrés López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

El presidente Andrés López Obrador en su conferencia mañanera desde Palacio Nacional

Cuartoscuro

El tema de fondo en la coyuntura en la que estamos no es, sin embargo, si era previsible esperar lo que ha sucedido. De igual manera, es mezquino, vulgar e innecesario la sarta de actitudes que pretenden descalificar a quienes antes confiaron en López Obrador y hoy admiten estar decepcionados. En política electoral, como en muchas áreas de la vida, una de las peores tácticas es la de “te lo dije”. No es justo que hoy se pretenda tachar de ilusos, cómplices, hipócritas, facilitadores o pobres idiotas – epítetos que efectivamente muchos utilizan y que Volpi refiere –, como tampoco es honesto señalar que lo que hoy sucede no podía anticiparse o, peor aún, que quienes hoy asumen esa actitud serán los responsables de asegurar la continuidad del lopezobradorismo.

México requiere que sus ciudadanos veamos hacia adelante sin rencores ni resentimientos. El país necesita unidad en medio de la polarización alentada desde el gobierno. La sociedad precisa de una luz que muerte un destino distinto al que desde hace varios sexenios se viene dando y que en los últimos años se ha profundizado. En lugar de reprocharnos mutuamente, seamos más honestos en nuestros juicios y reconozcamos con humildad nuestros errores y nuestros excesos. Pocas cosas dependerán directamente de los ciudadanos y las posibilidades de lo que venga en el futuro están acotadas por las biografías de quienes hoy se perfilan para gobernarnos. Sin embargo, algo que depende solo de nosotros es encontrar vías de reconciliación que nos despojen de culpas y egoísmos para, con inteligencia y sin pasiones, tomar las mejores decisiones con lo que hoy sí podemos saber. Sí sabemos cómo puede resultar todo con Claudia, Marcelo, Lilly o Silvano. Sí sabemos qué esperar con Santiago, Enrique, Beatriz o Ricardo. Vayamos construyendo, dentro de nuestras posibilidades, el futuro que deseamos sin culpas, reproches ni hipersensibilidades.

Lee también

Profesor de la UNAM y consultor político

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com