Opinión

¿Qué hacer con los maestros disidentes?

“Este movimiento tiene historias, tiene muertos, ha derramado sangre y tiene una gran lucha por delante. Que prevalezca la unidad. Recordemos que el enemigo está afuera, el enemigo es el Estado.” Estas fueron las palabras con las cuales la profesora Yenni Aracely Pérez Martínez, líder de la sección 22 del magisterio, clausuró la Asamblea Estatal hace tres días.

La CNTE se creó en el lejano 1979, cuando protestaron por “el deterioro de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores de la educación, (… así como por) las restricciones en el gasto social del Estado y la antidemocracia del SNTE.”

Desde entonces, su batalla parece ser la misma.

La Coordinadora, que aglutina maestros de Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y parte de la CDMX, ha mantenido su papel disidente, con manifestaciones periódicas para exigir el cumplimiento de sus demandas; a veces protestan de manera “light”, a veces se ponen bravos. La memoria no me da para tanto, pero sí recuerdo un paro de labores prolongado que hicieron en 2006, poniendo de cabeza a Oaxaca y, en particular, a la capital.

Su siguiente manifestación memorable fue por la Reforma Educativa peñista en 2016 y el paro de labores por tres meses en las escuelas oaxaqueñas en 2018. En enero de 2019 bloquearon las vías del tren que salen de Morelia rumbo al puerto Lázaro Cárdenas. 350 trenes cargados con 2.5 millones de toneladas de mercancía quedaron varados por 20 días. Además de la derogación de la Reforma, los maestros exigían pagos atrasados y basificación de los compañeros.

Con la llegada de la 4T, la Reforma Educativa peñista se echó para atrás, particularmente lo relativo a que los maestros cursaran exámenes de manera periódica a fin de que se constatara su capacidad y actualización. Pero para la CNTE no fue suficiente y en 2021 tomaron otra vez las vías del tren.

Cuando la 4T lanzó la Nueva Escuela Mexicana (NEM) tampoco satisfizo la Coordinadora, al punto de calificarla como “un rompecabezas imposible de armar”. Critica que la NEM, aun cuando recupera a la comunidad como fuente de saberes, es neoliberal (¡‘magínense!) y mantiene la meritocracia.

La Coordinadora condena que la NEM y las reformas al artículo 3º hechas en la actual administración hayan sido de acuerdo con los Objetivos Sostenibles de la ONU rumbo al 2030. Dichos objetivos hablan de educación gratuita, inclusiva, de calidad y equitativa, para producir resultados pertinentes. Tengo la impresión que esto de “resultados pertinentes” es lo que no le cuadra a la CNTE.

Sea cual sea el programa de la SEP, los maestros de la CNTE han “construido una ruta pedagógica alternativa a las propuestas que emanan del Estado, sin distinción del gobierno en turno. Es decir, el profesor llega a la comunidad y tiene que presentar su Análisis Crítico de la Realidad”, explica uno de sus líderes, Luis Alberto López Pazos (2/08/2023).

La relación de la Coordinadora con la 4T es más ríspida de lo que se podría suponer, sobre todo a partir de la dirigencia de la profesora Pérez Martínez, quien es de origen Mixe y cuenta con una maestría en lenguas indígenas. Con su grupo Poder de Base, conforma el ala radical; su proyecto político tiene tres ejes: la soberanía nacional, política y económica; la democracia participativa y protagónica de los maestros en los pueblos y la justicia social o reconocimiento de los derechos laborales. Aclaro que no estoy en contra de su activismo político, sino de su doble discurso y las consecuencias de sus acciones.

Al igual que en manifestaciones anteriores, ahora la CNTE pide 100 por ciento de alza en el salario, rechazando el incremento del seis por ciento otorgado por la 4T. Exige también jubilaciones por años de servicio y no por edad, la abrogación de la reforma educativa (¿?), reinstalación de 176 maestros cesados y la liberación de 65 profesores encarcelados que, según dice la Coordinadora, son presos políticos.

Por supuesto, mantendrán la presión hasta el día de las elecciones. Ya amenazaron con hacer más bloqueos, tomas de gasolineras y casetas, así como “visitas de cortesía” a los partidos políticos, tanto en los estados donde tiene influencia como en la CDMX.

No deja de llamar la atención que en sus documentos básicos, la Coordinadora establece que “el magisterio democrático oaxaqueño trabajará por el desarrollo integral de la niñez oaxaqueña, mediante una educación responsable que observe el pleno cumplimiento de los derechos humanos y de la niñez.”

Lo menciono porque en sus peticiones periódicas a los distintos gobiernos nunca se han visto exigencias para que los planteles donde dan clases tengan mejores condiciones. Tampoco se hacen cargo de la afectación que sus paros hacen en la educación de los menores; bien dicen "¡El maestro luchando también está enseñando!"

Y estos maestros son los que enseñan en los estados más pobres del país.

Qué lamentable.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

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