Opinión

Una visión sobre el (tercer) debate

Concluyó la etapa de los debates presidenciales y con ello ha iniciado la recta final de las campañas. A partir de lo que el electorado pudo ver el domingo por la noche en el tercer y último encuentro entre las candidatas y el candidato, así como en los distintos programas de análisis sobre las propuestas, comenzará el periodo en el que buena parte de las y los ciudadanos que acudan a las urnas el próximo 2 de junio reflexionarán sobre el sentido que darán a su voto. Se acabaron los contrastes, las acusaciones y los matices directos y en vivo sobre la propuesta oficialista y dos alternativas opositoras. La ciudadanía pudo conocer, en tres distintas ocasiones, no las propuestas para la construcción del futuro nacional, sino sobre todo el talante, la personalidad, los puntos débiles y el carácter de quienes pretenden conducir el destino de México para los próximos seis años.

Con todo el ruido que ha generado alrededor de su campaña, Jorge Álvarez Máynez y Movimiento Ciudadano han logrado dos cosas. Por un lado, han colocado su candidatura como una alternativa entre los más jóvenes, particularmente aquellos que votarán por primera ocasión y que encuentran en esta una opción a lo que identifican como la clase política tradicional. En segundo término, han adquirido el mote de esquiroles, particularmente por parte de quienes se encuentran situados en la oposición, no solo por centrar sus críticas y cuestionamientos en Gálvez y los partidos que la acompañan, sino sobre todo por la distracción que generan en una elección polarizada. Con todo ello, es de destacar que la participación de Álvarez Máynez en el último debate ha permitido verlo como alguien con capacidad suficiente para construir un futuro político y encabezar a un sector minoritario de la próxima oposición, pero sin ninguna posibilidad real de triunfo.

Con el ánimo de haber tenido el que será su mejor evento en toda la campaña – la concentración masiva de la Marea Rosa – Xóchitl Gálvez tuvo una mayor soltura que la mostrada en los primeros dos debates, señaladamente el primero. En sus participaciones, logró dos cosas. Primero, volvió a posicionar la idea expresada en el primer debate de un vínculo entre el narcotráfico y la candidatura morenista, tanto por lo que hace directamente a la candidata, como por los vínculos de Mario Delgado con grupos huachicoleros que, incluso, habrían ameritado el inicio de investigaciones por parte del gobierno norteamericano. En segundo lugar, logró mostrar a Claudia Sheinbaum como una política incapaz de desmarcarse del presidente López Obrador y sin respuestas para descalificar las acusaciones de las que fue objeto. Para la mayoría de los analistas, sin embargo, el desempeño de Gálvez no fue lo suficientemente eficiente como para descarrillar a su adversaria y la oportunidad perdida podría costarle la posibilidad de remontar la desventaja en la que, hasta ahora, se encuentra.

Sin mayores luces que las de ignorar las descalificaciones y los ataques, quizá un poco por estrategia y otro tanto por indiferencia, Claudia Sheinbaum hizo lo necesario para no perder en el debate. La base electoral más fiel con la que cuenta supera los 20 millones y quizá por ello no vio necesidad en arriesgar de más. Su mayor virtud estuvo en no perder la compostura y en consolidar que, en caso de ganar, el suyo será un gobierno de continuidad al proyecto de Andrés Manuel López Obrador, lo que evidentemente deja con buen sabor de boca al presidente y a sus seguidores. Por otra parte, las menciones a la jornada electoral como un “mero trámite” y los momentos en los que parecía asumirse como virtual ganadora al señalar que no mancharía la investidura presidencial respondiendo a los cuestionamientos de Gálvez, la hicieron verse un tanto soberbia y demasiado confiada. Esto provoca, de forma natural, alejarla de quienes aún no deciden el sentido de su voto.

Los debates terminaron y queda una semana para el cierre de las campañas. En una semana habrá concluido el periodo de promoción y búsqueda del voto para entrar al tramo final del proceso electoral. El 2 de junio por la noche sabremos cuál será el destino de nuestro país.

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com

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