Opinión

Sheinbaum, la primera presidenta de México

El dos de junio de este año es un día histórico para México que será recordado por siempre. Por primera vez la mayoría de los mexicanos votaron por una mujer presidenta, evento que no había sucedido en casi 200 años de elecciones en el país. A horas de cerradas las casillas electorales, el INE dio a conocer el conteo rápido que dio como inminente e irreversible ganadora a la doctora Sheinbaum.

Claudia Sheinbaum celebró en el Zócalo su victoria en las elecciones 2024

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Cuartoscuro

El mensaje de la próxima presidenta de México comienza destacando el papel de las mujeres que han hecho historia. En este país se eligió a una mujer como resultado de un cambio civilizatorio de largo trecho; esto implica que a partir de este momento el feminismo deberá ser un “faro” en el próximo gobierno, pero también en los subsecuentes como conquista irreversible.

La siguiente mandataria gobernará a un país que, a pesar de lo hecho, todavía es machista, producto de un choque de civilizaciones distintas, la europea y la americana que en el siglo XVI se combinaron conservando el centralismo político de ambas, pero también el religioso, el teocrático y el imperial; relegando a la mujer al rol de objeto. Y de ahí la lucha con conquistas graduales: el voto, la equidad, la igualdad, el acceso a oportunidades, el derecho y el espacio paritario, la dignidad y la perspectiva de género con sus largos etcéteras.

Claudia ofrece un gobierno que respetará a las diversidades de todo tipo; a quienes piensan de manera diferente, a quien tiene una identidad, una esperanza y una naturaleza diversa. Se compromete al respeto pleno a la otredad en su conjunto.

Sheinbaum Pardo habla de la separación del poder económico del poder político, y ese planteamiento debe de entenderse como una alianza diferente con la sociedad. El gobierno no será socio de los intereses económicos, pero será facilitador de los inversionistas que respeten a México y a su pueblo, y que apuesten por una patria más igualitaria.

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Al provenir ella de la lucha social, tiene un compromiso reiterado en su mensaje con los más pobres y con las mujeres; sabe por su propia historia, que sin la lucha y sin las conquistas antes dichas, México no tendría la madurez social a la que hemos llegado.

Es de grandes, teniendo la mayoría más amplia que un proyecto de nación pudiera tener en democracia, tender la mano, permitir la construcción de puentes, gobernar para todas y todos. Reconociendo que solamente en la pluralidad y en el multicolor se da el equilibrio necesario en una sociedad.

Decía alguien que toda derrota es auto derrota, es tiempo que las oposiciones reflexionen sobre sus equivocaciones para que puedan corregir sus errores y de esta manera apuntalar sus aciertos y convertirse en una verdadera alternativa para lograr gobierno.

De ahora en adelante el deber de Sheinbaum es y será velar por el bienestar de todos los mexicanos sin excepción, atendiendo primero a los más pobres emprendiendo en su gobierno una estrategia integral y holística para solucionar los principales desafíos que enfrentamos como mexicanos. Tal como ella lo dijo, el pueblo de México “volvió a hacer historia”. La doctora Sheinbaum fue la candidata con más votos en el país, superando con más de cinco millones de sufragios al actual presidente.

El pueblo habló y fue escuchado. La respuesta que desea será que haya una disminución en los índices de violencia, que se logre dar a todas y todos acceso a la salud y la educación. En suma, lo que éste espera, será alcanzar el advenimiento de lo que se ha dado por llamar el “humanismo mexicano” cuya herramienta es el Segundo Piso de la Cuarta Transformación.