Hace unos días el Ministerio de Cultura de España tomó la decisión de cancelar la convocatoria de este año para entregar el Premio Nacional de Tauromaquia. Este galardón ha sido cuestionado y acompañado de múltiples polémicas desde su creación durante el gobierno de Rodríguez Zapatero en 2011 y en su primera entrega en la administración de Mariano Rajoy en 2013. ¿Bajo qué argumento se puede considerar un arte el sacrificio y la tortura de un animal indefenso en un ruedo? El actual ministro de cultura español Ernest Urtasun, ha sido receptivo con respecto a lo que piensa mayoritariamente la sociedad española sobre la tauromaquia. De acuerdo a datos de la Estadística de Asuntos Taurinos, “solo un 1.9% de los españoles asistió a un espectáculo taurino entre 2021 y 2022; lo que supuso 5.9% menos respecto a 2019.” Además, el número de eventos taurinos ha venido a la baja en los últimos años, tan sólo en 2007 se celebraron tres mil 651, mientras que en 2022 fueron mil 546. Inclusive hay regiones de dicho país donde no se practican ese tipo de espectáculos o bien porque han sido prohibidos o porque la afición no es suficiente para promover el interés de los empresarios a esa actividad.
Los conservadores y defensores de la tauromaquia han dicho que cancelar el premio nacional en este rubro “es un ataque a la libertad de expresión,” “y el Estado debería promocionar y proteger las prácticas culturales,” “la tauromaquia es un verdadero patrimonio cultural inmaterial de España y de la humanidad”. Dicho argumento es menos que falaz y tiene un sustento negacionista con respecto al sufrimiento animal, en gran parte del mundo se castiga la violación y maltrato a los seres sintientes. Como sociedad hemos evolucionado en algunas cosas y ciertamente se ha dado un avance importante en el reconocimiento de los derechos de los animales, el ser humano es el único de los animales que mata por placer y es muy lamentable que bajo la justificación de un acto cultural o ritual se torture a un animal para infundir emociones en las personas que lo presencian. Este acto no puede ser considerado como artístico, además no vemos una lucha entre dos seres en condiciones de igualdad que han tomado la decisión de hacer algo para el goce de un público determinado con el fin de que este llegue a hacer catarsis, esto es lograr una purificación de su ser por medio de aquel espectáculo.
Dentro del programa electoral que llevó a la victoria a Pedro Sánchez, se plantea la derogación de la “protección cultural y patrimonial de la tauromaquia” y eliminar la financiación gubernamental. También contempla que los menores de edad no puedan acudir a ningún espectáculo de crueldad taurina. El tiempo dirá sí el actual presidente español logra cumplir con sus promesas de campaña a los electores o se espanta ante las embestidas de aquellos que insisten en defender la tauromaquia.
En México, la semana pasada un Tribunal Colegiado en Materia Administrativa de la CDMX emitió una resolución que ordena a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) realizar una verificación e inspección sanitaria en espectáculos taurinos, en cumplimiento a la Ley Federal de Sanidad Animal, cuya aplicación corresponde al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, y que a la fecha no lo había hecho, estando facultada para imponer sanciones en casos de incumplimiento que incluso podrían llegar a la clausura de los establecimientos donde se llevan a cabo los espectáculos taurinos.
Con todo esto me atrevo a afirmar que la tauromaquia agoniza, cada día son menos las personas que se aferran a estos actos de barbarie y de crueldad en contra de un animal cuyo único pecado es haber nacido siendo toro.
Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .