Opinión

Una visión sobre el (primer) debate

El domingo 7 de abril se llevó a cabo el primero de tres debates entre las candidatas y el candidato presidencial. Si bien un ejercicio de esta naturaleza resulta útil para el fortalecimiento de la democracia, se trata de una ocasión que permite conocer el carácter y personalidad de quienes allí participan, así como el conocimiento de algunos de los temas y problemas que más importan a la ciudadanía. Más aún, un debate electoral es la oportunidad para posicionar mensajes, anunciar propuestas, construir narrativas o exhibir errores de los adversarios y, a partir de ello, para generar una percepción entre el electorado. A partir de estos objetivos y de los resultados obtenidos por las y el candidato, es que puede señalarse ganadores y derrotados, así como posibles rutas para aprovechar los logros o revertir los yerros.

Movimiento Ciudadano participa en esta elección con tres visiones sobre su futuro: la que ellos promueven, la que sus críticos anticipan y la que al final sucederá. Ellos afirman que vencerán a Claudia Sheinbaum y llevarán a su candidato a la Presidencia; sus críticos señalan que solo servirán como esquiroles para robar votos a Xóchitl Gálvez y ayudar a Morena a hacerse del triunfo; al final, terminarán en tercer lugar en la contienda presidencial y, con altas probabilidades, se convertirán en la tercera fuerza política, desplazando al PRI al cuarto lugar en las preferencias por partido. Por todo lo anterior y por lo que precedió a su muy tropezada designación de candidato, creo que Jorge Álvarez Máynez ganó el debate en tanto que fue capaz de existir para millones de personas que, hasta antes del domingo, no lo conocían o no esperaban nada de él. Es probable que entre los indecisos más jóvenes y quienes aun no saben si votarán, Máynez haya conseguido algunos miles de votos.

Claudia Sheinbaum es la indiscutible candidata a vencer. No existe ninguna encuesta o analista político capaz de señalar lo contrario. Por ser la ‘hija pródiga’ de un presidente con tan altos niveles de aceptación, por la enorme cantidad de recursos – públicos y privados, legales e irregulares – que ha sido capaz de utilizar y por basar su operación electoral en la estructura gubernamental territorial construido en los últimos años, es la favorita para llevarse el triunfo. En pocas palabras, la ex Jefa de Gobierno de la CDMX es la favorita de la mayoría para llevarse el triunfo el próximo 2 de junio. Quizá por todo lo anterior, Sheinbaum era quien más tenía que perder y parte importante de las expectativas eran sobre si acaso sus rivales lograrían ponerla contra las cuerdas, primero, y llevarla a la lona, después. No sucedió. Sheinbaum no tropezó y mucho menos cayó. Acaso, Xóchitl Gálvez logró asestar algunos golpes que ligeramente la rasparon. Nada más. Claudia no ganó, pero tampoco perdió.

Si muchos tenían la expectativa de ver caer a Sheinbaum, ello se debía a la esperanza en que Xóchitl atinara el golpe perfecto. La candidata que se dice apartidista pero que abandera al PRI de Alito, al PAN de Marko y al PRD de Chucho, inició nerviosa, avanzó incierta y concluyó de cabeza. La oportunidad de posicionar un mensaje claro entre la audiencia y acorralar a Sheinbaum al punto de desesperarla y hacerla trastabillar se escurrió de sus manos. Si bien las campañas sirven para mover las preferencias electorales, debates como el de ayer y sobre todo lo que sucede a su alrededor, son oportunidades extraordinarias para cambiar el tono y fondo de la conversación entre la opinión pública. Gálvez desaprovechó la enorme oportunidad de mostrarse no solo como candidata, sino principalmente como potencial presidenta de México. Con esto, quien pudo haber hecho de este ejercicio un parteaguas en la contienda y satisfacer la esperanza de quienes la apoyan, se convirtió en la perdedora del debate.

A las campañas les queda mucha cuerda y la tela por cortar aun es demasiada. Muchas cosas sucederán entre hoy y el 2 de junio, incluidos dos debates más, pero lo que sucedió el domingo pareciera perfilar un tránsito cómodo para Claudia Sheinbaum, una grata sorpresa para Movimiento Ciudadano y un camino largo, complejo y tortuoso para Xóchitl y la alianza opositora. Veremos qué es lo que sucede.

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com

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