La pandemia cobró más vidas que la guerra contra el narcotráfico en México.
Y no solo la de COVID: las muertes por enfermedades relacionadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) duplican al conteo de asesinatos durante la “guerra” declarada por el expresidente panista Felipe Calderón Hinojosa.
47 mil 500 personas fueron asesinadas durante los seis años del conflicto armado iniciado por Calderón. En contraste, desde 1990 hasta 2020 se han acumulado 134 mil 686 muertes por enfermedades relacionadas con el VIH/SIDA, según el registro del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud (SSa). Dos crisis temporalmente diferentes y simultáneamente mortales.
[Aquí los datos] [Documento oficial]
La COVID-19 solo provocó que esa otra pandemia, ya ignorada, permaneciera en la oscuridad y que, por lo tanto, la calidad de vida de las personas que viven con VIH en México fuera en detrimento. Esto porque su atención médica se vio limitada en los hospitales del sector público de todo el país durante el transcurso de la pandemia por COVID-19.
Según los datos disponibles en los Cubos Dinámicos de la Secretaría de Salud (SSa) analizados por Serendipia y PODER, en 2020 hubo una disminución del 39 por ciento en el número de pruebas de tamizaje (es decir, de diagnóstico del virus) en comparación con 2019. Así, mientras en ese año se realizaron 1.5 millones de pruebas de VIH, durante 2020 sólo se llevaron a cabo 970 mil.
Además, colectivos y redes de personas con VIH evidencian una falta de estudios de laboratorio y citas médicas para las personas ya diagnosticadas con el virus. “Desafortunadamente, con la pandemia, si no tenías COVID entonces no eras prioridad” afirma David, una persona que vive con VIH, en entrevista con Serendipia y PODER. “El sistema de salud se vio rebasado. Ya había deficiencias en la atención para personas con VIH, pero con la pandemia se potencializaron y, por tanto, se evidenciaron más”.
También se reportaron denuncias por falta de medicamentos antirretrovirales. De acuerdo con información del proyecto Cero Desabasto, entre 2019 y 2022 México reportó 453 denuncias por falta de antirretrovirales para personas con el virus. Tan sólo en su Informe 2020, el VIH fue el cuarto padecimiento con más personas afectadas por la falta de medicamentos durante ese año.
Para Carlos García, coordinador de Comunicación y Diseño de La Casa de la Sal (asociación civil que brinda apoyo integral a infancias y personas adultas mayores con el virus), el VIH en México es una pandemia poco reconocida cuya realidad se agravó durante la contingencia sanitaria. “Con la pandemia todos se olvidaron de las personas con VIH porque lo único que existía entonces era la COVID-19”, declara. “En México, el VIH es una pandemia invisibilizada y olvidada”.
De acuerdo con los datos sobre mortalidad del INEGI analizados por Serendipia y PODER, Quintana Roo fue la entidad con mayor tasa de mortalidad por enfermedades relacionadas con el VIH durante 2020. Esto con 10.9 defunciones por cada 100 mil habitantes.
En segundo y tercer lugar se encuentran Colima y Baja California con 9.2 y 7.6 muertes por cada 100 mil habitantes. Tlaxcala se ubica al otro extremo con la menor tasa de mortalidad durante 2020: 0.4 defunciones por cada 100 mil habitantes.
Para Roberto Guzmán, director de la Red Posithiva de Quintana Roo, durante 2020 la tasa de mortalidad por enfermedades relacionadas al VIH en su entidad se debió al abandono de los tratamientos.
- Los empleados regresaron a sus municipios con la pandemia debido a la falta de turismo, pues los hoteles y centros de atracción cerraron. El problema es que no existe un sistema regional que dé seguimiento a todos esos casos, afirma en entrevista con Serendipia y PODER. Tampoco se han logrado entender los distintos contextos. No es lo mismo el VIH en la zona sur fronteriza de Quintana Roo que en Playa del Carmen, donde el VIH es muy dinámico por toda la gente que llega, entra y se va.
Según datos del INEGI, sólo tres entidades reportaron un exceso de mortalidad por enfermedades relacionadas al VIH durante 2020. En primer lugar se encuentra Baja California Sur, que superó en 11.8 por ciento las expectativas de muertes por el virus.
Le sigue Quintana Roo, un estado que alcanzó 11.5 por ciento más defunciones por enfermedades relacionadas con el VIH de las esperadas en ese año. Finalmente, Colima registró 9.2 por ciento más fallecimientos de los proyectados para la entidad.
Existe un exceso de mortalidad cuando la cifra real de muertes supera la expectativa de las autoridades sanitarias durante un periodo específico. Este exceso se calcula a partir del “número de defunciones ocurridas menos el número de defunciones esperadas” en un lapso de tiempo, de acuerdo con el Boletín Estadístico sobre el Exceso de Mortalidad en México de la Secretaría de Salud.
Otros dos estados que reportan tasas de mortalidad altas por enfermedades relacionadas con el VIH son Veracruz y Jalisco con 6.7 y 4 defunciones respectivamente por cada 100 mil habitantes durante 2020. En realidad, Veracruz es una entidad que históricamente ha reportado altas tasas de mortalidad por el virus. Por ejemplo, entre 2012 y 2015 la tasa de muertes por enfermedades relacionadas con el VIH en esta entidad se mantuvo arriba de 8 por cada 100 mil habitantes.
Actualmente existe un consenso entre académicos y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) para relacionar e identificar el fenómeno de la mortalidad por VIH, y su concentración histórica en ciertas regiones del país, con el problema de la trata de personas para fines de esclavitud sexual. Y esa resulta ser una de las explicaciones por la que estados como Veracruz y Jalisco reportan, en números absolutos, muertes 40 y 10 veces por encima de la media nacional respectivamente.
Para los especialistas, uno de los negocios más rentables para el crimen organizado es la explotación sexual, la cual no tuvo una disminución de actividades durante la crisis sanitaria por COVID-19 en todo el mundo. De acuerdo con el académico Samuel Rosado-Zaidi de la facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la trata de personas y los corredores carreteros que usan los grupos criminales para trasladar víctimas de explotación sexual, influyen en los reportes de muertes. Esto no sólo por VIH, sino por todas las enfermedades relacionadas con actividades sexuales ilícitas.
–Es importante destacar que los análisis de mortandad que hicimos son a nivel local, por lo que se muestran las localidades con mayor concentración en el Estado de Veracruz y el Estado de Jalisco. Estos datos evidencian, por ejemplo, que el municipio de Tlajomulco de Zuñiga (en Jalisco) tiene una mortalidad diez veces por encima de la media nacional y Boca del Río (en Veracruz) una de casi 40% por encima de la media, explica Rosado-Zaidi.
Principalmente en el estado de Veracruz, donde el patrón de explotación sexual y muertes por VIH es muy claro, el académico comenta que la asociación de estos dos factores coincide con declaraciones ya públicas de rutas utilizadas por grupos de la delincuencia organizada para fines de trata de personas.
Tan sólo en lo correspondiente a los datos del 2020 proporcionados por el INEGI, se registran 4 mil 395 muertes por enfermedades relacionadas con el VIH, de las cuales la mayoría se concentra en Ciudad de México (con 554 casos) y en Veracruz (con 538 defunciones). Ambos encabezando la lista de muertes.
México posee las tres características que la ONU dictamina como paraísos de la esclavitud sexual, dice la psicóloga Diana Flores Rojas de la asociación civil Fin de la Esclavitud, quien participó en la rueda de prensa del 17 de mayo de 2022 en el Congreso del Estado de Jalisco. Esto para dar a conocer una iniciativa de ley que pretende imponer sanciones mayores a las personas procesadas como culpables de este delito.
En ese sentido, asegura la psicóloga, Jalisco es el único estado del país que concentra tres núcleos de trata (zonas donde los reportes por esclavitud sexual son altos). Por este motivo resulta indispensable atender el problema desde todos los ámbitos de gobierno.
-La ONU otorga tres categorías para definir el delito de trata y explotación humana: países de origen, tránsito y destino (...) Jalisco tiene tres focos rojos por trata de personas, es el único estado en toda la República Mexicana, de frontera norte a frontera sur, que podrás ver con estas características. El resto sólo tiene un foco rojo. Entonces tenemos que entender la relación entre este problema y el alto número de desaparecidos en Jalisco, aseguró Flores Rojas.
Al igual que el académico Samuel Rosado y la psicologa Flores Rojas, la Casa de la Sal comparte esta postura: “La trata de personas influye en la muerte de personas que viven con VIH y es un tema tabú que detonó la pandemia por COVID”, explica Carlos García.
Vivir con VIH durante la pandemia: sin estudios ni consultas médicas
En marzo de 2005, David comenzó a presentar problemas de salud recurrentes. Por tanto, en compañía de un amigo decidió realizarse pruebas de diagnóstico del virus que arrojaron un resultado positivo al VIH. Desde entonces se atiende en la Clínica Especializada Condesa, en la Ciudad de México.
-El protocolo en la Clínica establece que, al iniciar tratamiento, se hacen estudios de conteo CD4 y carga viral al momento de ingresar y después cada seis meses, dice David. Tras mantenerse en un estadío de indetectabilidad por un año, entonces se realizan de forma anual por tema de costos. A menos que se presenten crisis.
Sin embargo, esto no fue así durante el transcurso de la pandemia por COVID-19. Cabe especificar que el conteo CD4 es una prueba que mide la cantidad de linfocitos en la sangre: es decir, de glóbulos blancos encargados de combatir infecciones. Por su parte, los análisis de carga viral miden la cantidad de VIH, presente en la sangre, que ataca y destruye las células del sistema inmunitario.
Ambos estudios de laboratorio son de vital importancia para conocer la progresión del virus y la funcionalidad del tratamiento suministrado. Pero, como denuncian colectivos y redes de personas que viven con VIH, dichos análisis no fueron recurrentes en el sector público al menos durante 2020. Tampoco se llevaron a cabo citas médicas de seguimiento para las personas ya diagnosticadas con el virus.
En Puebla, por ejemplo, el Hospital General de Zona No.20 (La Margarita) del IMSS es uno de los encargados de atender a personas que viven con el virus. Sin embargo, entre marzo y julio de 2020, la institución suspendió todas sus actividades y citas médicas relacionadas con la atención al VIH.
Adán Cuamatzi, de la organización Vida Plena, denuncia también que durante la pandemia los estudios de laboratorio para personas con el virus se detuvieron:
–En 2020 la mayor parte de las personas con VIH estuvo sin servicios de atención médica y sin estudios de laboratorio, por lo que permanecieron en la incertidumbre total por un año. Esto adicional a la falta de análisis generales que también se deben realizar para monitorear que el medicamento no produzca daños en el organismo, evidencia. En mi caso, el año pasado no tuve laboratorios generales y sólo una vez me realizaron estudios de carga viral y conteo CD4. Cuando en 2019 mis análisis eran cuatro veces al año, para 2021 sólo los tuve una vez.
Esta situación se replicó en otros estados del país. De acuerdo con Roberto Guzmán de la Red Posithiva, esa falta de estudios de laboratorio para personas con VIH también fue una realidad en los sistemas de salud pública de Quintana Roo:
-Se dio principalmente en el IMSS y en el ISSSTE. Para resarcirlo, las autoridades intentaron ampliar los periodos de realización de los estudios de carga viral y conteo CD4. Esto afectó también a los nuevos casos detectados, pues es muy importante para ellos conocer cómo están sus sistemas tras el diagnóstico, afirma Guzmán.
De acuerdo con Javier Martínez Badillo, representante legal y presidente de la Red Mexicana de Personas que Viven con VIH, la falta de laboratorios durante la contingencia sanitaria se debió al poco personal disponible dentro de los hospitales. Esto porque la pandemia hizo que los infectólogos o internistas, especialistas en VIH, fueran requeridos para atender COVID.
-Las personas se vieron forzadas a trasladarse a otros hospitales con desajuste en sus citas médicas y en la entrega de sus medicamentos, sostiene. Esto debido a que la pandemia trajo consigo, además, una gran recesión en el tema del VIH pues los recursos económicos y humanos se dirigieron sólo para atender COVID.
Detectable o indetectable, ese es el dilema para el Estado…
Una de las consecuencias de perder acceso al tratamiento antirretroviral (TARV) es que las personas pueden generar inmunidad a todos los esquemas de medicamento existentes en México, por lo que su tratamiento se vuelve más costoso y difícil de conseguir. Asimismo, su estatus como indetectable ante el virus se pone en riesgo.
‘Indetectable’ significa que la carga viral de una persona con VIH es menor a 50 copias por mililitro de sangre, de acuerdo con el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA). Con dicho valor, la calidad de vida de la persona con VIH aumenta pero también, al ser indetectable, no puede transmitir el virus.
Según los datos contenidos en los Cubos Dinámicos de la Secretaría de Salud (SSa), durante 2020 se llevaron a cabo 777 estudios de carga viral en personas embarazadas a nivel nacional. Para 2021 su cantidad aumentó en 96.1 por ciento, con un registro de mil 524 estudios realizados. Cabe precisar que ‘personas embarazadas’ es la única categoría incluida en los Cubos Dinámicos cuya información sobre carga viral se encuentra disponible. Y esto sólo para los años 2020 y 2021.
En 2020, 5.1 por ciento del total de pruebas realizadas a personas embarazadas tuvo un resultado de carga viral de VIH detectable, mientras que el 94.8 por ciento restante fue indetectable. Sin embargo, durante 2021 el porcentaje de pruebas con carga viral detectable en personas embarazadas aumentó.
Así pues, para 2021 el 9.3 por ciento de las pruebas de VIH realizadas en personas embarazadas reportó un resultado de carga viral detectable, en tanto que el 90.6 por ciento fue indetectable. Esto a pesar de la meta 95-95-95 establecida por ONUSIDA en la que se busca que para 2030 el 95 por ciento de las personas logren reducir su carga viral hasta la indetectabilidad.
-Durante 2020 se realizaron menos estudios de laboratorio. Y para 2021, las detecciones se hicieron ya avanzado el embarazo con mujeres que se diagnosticaron hasta la semana 30, cerca del parto. Todas esas pruebas que se dejaron de hacer en 2020 y que se retomaron hasta 2021 favorecieron a que estos casos se detectaran de forma tardía, lo que generó mayor carga viral, afirma el médico infectólogo Carlos Elías Mendoza en entrevista con Serendipia y PODER.
-Hubo casos de personas con VIH que eran indetectables pero que con la pandemia dejaron de recibir tratamiento y atención, por lo que se volvieron detectables, dice Adán Cuamatzi de Vida Plena. Algunos fallecieron por la falta de atención debido a un avance en el virus que desembocó en SIDA. Eso encendió la alarma porque sin seguimiento una persona con VIH puede transmitir el virus y morir en el término de unos meses.
Pero en el caso específico de las personas que viven con el virus, su seguimiento se complicó aún más durante la pandemia debido a que el VIH se atiende en la misma especialidad que la COVID-19: en Infectología. “Al compartir espacio, la excusa para dejar de hacer los estudios era que no se podía ingresar a las personas porque se atendía COVID”, declara Carlos García de La Casa de la Sal. “Se debieron separar ambas en áreas diferentes porque los hospitales no tendrían que haber abandonado a las personas con VIH como lo hicieron”.
De hecho, la atención brindada durante la pandemia a las personas con VIH en los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) también presentó deficiencias. Pero, de acuerdo con el testimonio de las organizaciones entrevistadas, los CAPASITS garantizaron un seguimiento más completo comparados con el IMSS o el ISSSTE.
Los CAPASITS son unidades de salud encargadas de garantizar un acceso oportuno al tratamiento antirretroviral para todas las personas con VIH que no cuentan con seguridad social. También tienen la función de llevar a cabo seguimientos médicos y pruebas de diagnóstico del virus.
Desde antes de la pandemia, la atención brindada por estos Centros era limitada debido a la cantidad de personas que no cuentan con seguro social en el país. Según el INEGI, en 2020 sólo el 73.5 por ciento de la población mexicana se encontraba afiliada a servicios de salud, en su mayoría al IMSS.
Koko Lozada Carrasco, coordinadora general de la Red Oaxaqueña por el VIH, evidencia que en 2019 una persona procedente de una comunidad viajaba hasta 12 horas para recibir atención en el CAPASITS ubicado en la capital del estado. Pero la pandemia complicó todavía más dichos traslados en busca de atención médica.
-En Puebla tenemos actualmente un sólo CAPASITS para todo el estado, aunque tiene 270 municipios. Ya existen algunas jurisdicciones que llevan medicamentos y atención a las comunidades más alejadas, pero todavía hay desconfianza por parte de las personas con VIH. Esto debido a los malos tratos, la discriminación, el estigma y la falta de sensibilización de los servidores públicos y de los trabajadores de la salud, detalla Adán Cuamatzi.
Tan sólo durante el segundo trimestre de 2020, la población económicamente activa en México se redujo en 17.6 por ciento, de acuerdo con el INEGI. “También se dio el caso de personas con VIH que perdieron su trabajo durante la pandemia y, por ende, también su seguridad social”, recuerda Carlos García. “Entonces migraban de institución médica a un CAPASITS y, con la contingencia sanitaria, el trámite se retrasó. Pero esto también saturó aún más los Centros de atención, pues los nuevos casos se sumaron a los ya acumulados”.
David revela que, hasta el día de hoy, las citas médicas para personas con VIH en la Clínica Condesa se llevan a cabo de forma virtual. Una opción no accesible para personas sin recursos suficientes para garantizar internet, luz o una computadora.
39 por ciento menos pruebas de VIH durante la pandemia
Adán Cuamatzi explica que, desde 2016, se impulsó en los estados la creación de centros comunitarios de detección del VIH para alcanzar a la población bajo el cobijo de organizaciones civiles. En Puebla, Vida Plena era la encargada de coordinar el centro comunitario, el cual logró diagnosticar aproximadamente al 5 por ciento del total de casos anuales reportados en la entidad.
Sin embargo, con la llegada de López Obrador a la presidencia de la República se detuvo el financiamiento destinado a estos centros comunitarios debido a las políticas anticorrupción instauradas en el país.
-Se buscó terminar con la corrupción que había en la política social. Por muchos años hubo organizaciones que desviaron recursos. Pero entonces pagamos justos por pecadores, afirma Cuamatzi. Se barrió con toda la política nacional en VIH, la cual se había comprobado que funcionaba y que era necesaria para tratar a las personas con VIH que el sistema de salud no lograba cubrir.
Desde 2019, las organizaciones civiles continuaron realizando pruebas de diagnóstico de VIH por su cuenta, una labor que se complicó aún más con la llegada del COVID en 2020. Por ejemplo, la Red Oaxaqueña por el VIH evidencia que, con la pandemia, en su estado se dejaron de hacer pruebas de detección en los hospitales. “La Red tampoco pudo realizarlas en espacios públicos y no nos permitieron el acceso a las clínicas. Esto no sólo impidió hacer nuevos diagnósticos, sino también brindar métodos de protección gratuitos como condones”, sostiene Koko Lozada.
Según los datos disponibles en los Cubos Dinámicos de la SSa, en 2020 se llevaron a cabo 39 por ciento menos pruebas de tamizaje a nivel nacional en comparación con 2019. Dichas pruebas analizan la presencia de anticuerpos contra el VIH en la sangre. Según los Lineamientos para la vigilancia por laboratorio de la Infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) de la SSa, para considerar que una persona vive con el virus es necesario obtener resultados positivos en dos pruebas de tamizaje previas y un tercer positivo en otra prueba de confirmación.
Ahora bien, México pasó de realizar 1.5 millones de pruebas de tamizaje en 2019 a sólo 970 mil durante 2020. Cabe especificar que los datos incluidos en los Cubos Dinámicos de la SSa no desagregan los datos de acuerdo con los resultados obtenidos en la primera, segunda y tercera prueba.
Roberto Guzmán de la Red Posithiva de Quintana Roo advierte que en el transcurso de la pandemia evidenciaron esa carencia de pruebas de diagnóstico en su entidad. “Le exigimos al gobierno y denunciamos en entrevistas el riesgo de esa falta de detecciones”, afirma. “En lugar de avanzar en el control del VIH, con la pandemia se retrocedió y hoy estamos como hace 8 años: sin información. Ahora, la detección que se hace hasta año y medio después son diagnósticos tardíos”.
En contraste, la tasa de positividad (es decir, el porcentaje de resultados positivos obtenidos con respecto al total de pruebas realizadas) aumentó en un 60 por ciento durante 2020. Esto a pesar de que en ese año se llevaron a cabo menos pruebas en comparación con 2019. Así pues, México pasó de una tasa de positividad de 0.51 en 2019 a una de 0.82 durante 2020.
Sin embargo, su mayor incremento se dio en 2021. Para ese año hubo un aumento del 128 por ciento en la cantidad de resultados positivos registrados. Por tanto, el país pasó de una tasa de positividad de 0.82 a nivel nacional en 2020 a una de 1.87 durante 2021.
De acuerdo con Mendoza, médico infectólogo, el aumento en la positividad durante 2020 puede deberse a que, con la pandemia, las pruebas se realizaron sólo si las personas presentaban complicaciones. “Aunque el número de pruebas fue menor, la positividad incrementó porque las pruebas se aplicaron únicamente a personas que ya tenían síntomas”, aclara. “Esto también explica que el número de casos detectados con un VIH avanzado aumentara”.
Nuevo León fue la entidad que reportó la mayor reducción en pruebas de tamizaje en 2020: 65.4 por ciento menos con respecto a 2019. Esto porque el estado pasó de 58 mil pruebas realizadas en 2019 a sólo 20 mil durante 2020. Le sigue Guerrero, otra entidad que bajó 61.2 por ciento en la cantidad de pruebas aplicadas en 2020.
Además de Nuevo León y Guerrero, otras siete entidades redujeron en más de un 50 por ciento la cantidad de pruebas de tamizaje para VIH durante 2020. Estas fueron Querétaro, Durango, Chiapas, Morelos, Zacatecas, Puebla y Colima. En el caso de Oaxaca, por ejemplo, la disminución en pruebas fue de 49.5 por ciento.
En contraste, existen estados que aumentaron su número de resultados positivos de VIH entre 2020 y 2021, año en que se retomaron las pruebas en algunas entidades. Por ejemplo, la positividad de VIH en Aguascalientes incrementó en 29,250 por ciento, al pasar de 24 resultados positivos en 2020 a 7 mil 44 durante 2021.
Para Adán Cuamatzi de Vida Plena, el discurso imperante en las instituciones de salud pública y en los gobiernos de los estados con respecto a un mejor control del VIH durante la pandemia está lejos de ser verdad. Para las organizaciones, en 2020 se reportaron menos resultados positivos de VIH debido a que se anularon los servicios de detección.“Cuestionamos que a nivel oficial se celebraba un mejor control del VIH cuando, en realidad, había una suspensión en las acciones” afirma.
En cuanto a personas embarazadas, durante 2020 se llevaron a cabo 17 mil 377 primeras pruebas por enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA) y sólo 9 mil 554 para confirmación del virus (también llamada ‘segunda prueba’). La prueba ELISA detecta si existen anticuerpos contra el VIH en la sangre y se necesita una segunda (o tercera) prueba para confirmar el diagnóstico. En el transcurso del 2021 ambas pruebas aumentaron su cantidad con respecto a 2020, con un total de 28 mil 924 primeras pruebas y 15 mil 184 pruebas de confirmación.
Durante 2020, la tasa de positividad en segundas pruebas (2.6 por ciento) fue mayor en comparación con las primeras (0.59). Sin embargo, en 2021 estos datos son inversos. Para ese año, la tasa de positividad en las primeras pruebas fue de 1.33 por ciento, mientras que en las segundas fue de 0.69 por ciento.
Para Mendoza, esta diferencia en la tasa de positividad entre ambos años se debe a la aplicación de pruebas ELISA fuera del periodo de ventana. Es decir, del periodo recomendado entre la adquisición del virus y la realización de la prueba; la cual se establece de 4 semanas para esta prueba en específico.
-Si se realizaron pruebas a personas embarazadas que todavía no cumplían con el periodo requerido, se podrían haber obtenido falsos negativos porque todavía no se habían formado los anticuerpos contra el virus. Por tanto, la positividad de la prueba en particular disminuye. Esto es preocupante porque resulta de vital importancia obtener datos confiables para esta población, afirma.
Carlos García de La Casa de la Sal explica que el VIH en las infancias es una de las realidades menos visibilizadas en México. “En infancias, la mayoría de los casos se dan por una transmisión vertical de la madre al hijo durante el parto. Pero, también existen niños abusados sexualmente que adquirieron el virus. Es algo de lo que se debe hablar pues en nuestro país pensamos que si un niño vive con VIH es porque nació con él, pero no es así en todos los casos”, detalla.
Cabe decir que Puebla no realizó una sola prueba ELISA en personas embarazadas durante todo 2020. El caso de la Ciudad de México es aún más significativo, pues la falta de pruebas ELISA se extendió del 2020 hasta el 2021.
¿Una atención integral durante la pandemia?
De acuerdo con el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de VIH de la SSa, al cuarto trimestre de 2021 (es decir, entre los meses de octubre a diciembre) el VIH registró una incidencia nacional de 11.2 casos positivos por cada 100 mil habitantes. De hecho, Quintana Roo fue el estado con mayor incidencia durante ese periodo: 49.6 casos por cada 100 mil habitantes.
En segundo y tercer lugar se encuentran Colima y Tabasco con una incidencia de 25.2 y 23.9 casos positivos de VIH por cada 100 mil habitantes.
Por su parte, el estado de Puebla reportó 12.4 casos positivos del virus por cada 100 mil habitantes. Este dato es importante debido a que colectivos como Vida Plena han visibilizado una falta de atención integral para personas con VIH en la entidad. Una situación que, durante la pandemia, se complicó todavía más.
Por ejemplo, el 25 de marzo de 2020, una persona originaria de Huehuetla (un municipio en la Sierra Norte del estado de Puebla) ingresó al Hospital General de Cholula tras presentar tos, escalofríos y una fiebre elevada. Al entrar se le realizó una prueba PCR, pero el resultado reportado por las autoridades fue negativo sin especificar si se trataba de un diagnóstico por influenza o por COVID-19. Esto ocurría menos de tres semanas después de ser detectado como VIH+ el día 3 de marzo.
Para el 2 de abril egresó con un tratamiento que no detuvo los síntomas. En su domicilio, la persona comenzó a presentar vómito, distensión abdominal y malestar en todo el cuerpo. Dos días después, la persona fue trasladada al Hospital General Eduardo Vázquez Navarro (del Sur), en la capital de Puebla, en un estado crítico. Sin embargo, las autoridades lo refirieron de nuevo al Hospital General de Cholula, donde se le negó la entrada debido a su anterior resultado negativo en la prueba.
Sin expedientes clínicos que evidencien si se brindó tratamiento, a las 22:50 del 8 de abril la persona presentó síntomas de una neumonía de extrema gravedad. Hacia las 23:25 fallecía dentro del Hospital del Sur. Su certificado de defunción, fechado el 9 de abril de 2020, indica como causas de la muerte una neumonía atípica e insuficiencia respiratoria.
“No le dieron la atención correspondiente, pues le pedía al personal en turno que le pusieran bien el oxígeno a mi hijo ya que no estaba funcionando”, incluye el testimonio de los padres de la víctima en la ratificación de la queja realizada el 23 de septiembre de 2020. “El encargado de administrarlo tardó bastante tiempo en colocarle bien el tanque y debido a la falta de este elemento mi hijo comenzó a ponerse muy mal por no poder respirar debidamente…”
Este es el único caso conocido en la entidad respecto a una negligencia médica cometida durante la pandemia contra personas con VIH. Y es posible conocer la sucesión de hechos porque su familia denunció, tras lo cual la Comisión de Derechos Humanos del Estado emitió la Recomendación 16/2020 unos meses después, el día 29 de septiembre de 2020.
-Hubo una serie de violaciones a sus derechos, afirma Cuamatzi. Si tenía COVID no sólo era atenderlo contra ese virus, sino que también era urgente darle tratamiento para el VIH. Fue una mala praxis médica que ocasionó que esa persona muriera. Pero no sabemos si en el camino hubo más casos que no se hicieron públicos.
Desabasto de medicamento
Durante 2020, el desabasto de medicamentos para tratar el VIH fue una realidad en todo el país. Adán Cuamatzi evidencia que, por ejemplo, en Puebla el ISSSTE fue la institución que presentó una mayor falta de medicamentos antirretrovirales.
-No se encontró a nadie que respondiera por el tema del desabasto. Tuvimos casos de personas con VIH que requerían Combivir a las que el infectólogo les daba la orden de medicamentos para abastecerse, pero cuando llegaban a la farmacia o estaba cerrada o no tenían el medicamento, afirma.
Los dos municipios con el mayor registro de mortalidad por enfermedades relacionadas con el VIH son Boca del Río en Veracruz y Tlajomulco de Zúñiga en Jalisco. Dos lugares en los cuales, debido a la emergencia sanitaria mundial también se vieron cerradas algunas instalaciones o se movieron las clínicas especializadas de atención al VIH. Esto generó retrasos en la entrega de estudios clínicos indispensables para conocer el estado de salud de los pacientes y la respuesta de su cuerpo al tratamiento.
Esto deriva a tratar de entender qué pasó con el medicamento que las personas con VIH requieren para controlar la carga viral en sus organismos. Para resolver esta duda, Serendipia y PODER analizaron la información del colectivo Nosotrxs en su proyecto #CeroDesabasto que intenta generar un registro nacional de falta de medicamentos. Se logró detectar que de 2019 a 2022, fueron hechas 453 denuncias por falta de medicamento TARV o antirretrovirales.
La base de datos pública en el sitio oficial de #CeroDesabasto también revela que las entidades federativas con más reportes por falta de medicamentos antirretrovirales son Ciudad de México con 110 casos y Estado de México con 68. Les siguen Jalisco con 42 reportes por desabasto, Tamaulipas con 29 y Nuevo León con 28 casos de falta de medicamentos antirretrovirales.
De acuerdo con Carlos García, de La Casa de la Sal, el no tener acceso al esquema de medicamentos pone en riesgo la salud de las personas. “Con la falta de tratamiento se corre el riesgo de que el VIH mute, genere resistencia y entonces esos medicamentos ya no sean eficaces”, afirma. “En ese punto es necesario un cambio de esquema”.
Existen personas que, tras el desuso de un esquema de antirretrovirales, generan resistencia al mismo. Por esta razón, el “cóctel” pierde eficacia y las personas tienen que empezar un nuevo tratamiento con un esquema de medicamentos diferente, lo cual complica su adquisición, según explica García.
Tanto el problema de la trata de personas, como la atención por COVID-19 o VIH, corresponden al Estado. Y por lo que se evidencia en las entrevistas realizadas, no existe en la actualidad, una ruta clara de atención para las personas que viven con VIH. PODER y Serendipia solicitaron entrevistas con Secretarías y dependencias gubernamentales (Secretaría de Salud de Puebla, IMSS, Secretaría de Hacienda y SEDENA) para resolver algunas dudas. Hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
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*Este reportaje es parte de “Víctimas Paralelas: las afectadas de las que no se habla”, un proyecto de Serendipia/PODER.
Editado por: Fernanda Hopenhaym y Alejandra Padilla
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