Escenario

‘Parthenope’: Bella pero vacía, como su protagonista

CORTE Y QUEDA EN CANNES. El más reciente filme de Paolo Sorrentino no termina de cautivar en su búsqueda por la Palma de Oro del Festival de Cannes

Dos mujeres en una terraza con vistas al mar
Fotograma de 'Parthenope'. Fotograma de 'Parthenope'. (CORTESIA Festival de Cannes)

El silencio en alguien hermoso, se toma como misterio; en alguien feo, como defecto”. Esta “perla de sabiduría” que le prodiga a la jovencita Parthenope un escritor que encuentra en su camino (Gary Oldman), es, por lo visto, lo que Paolo Sorrentino quería comunicar con la película Parthenope (que compite por la Palma de Oro), sin lograrlo.

La indiscutible belleza de Celeste Dalla Porta no alcanza para construir un enigma digno de descifrarse. Como la sirena de la mitología griega de donde proviene el nombre, Parthenope significa “joven con voz”, pero nada de lo que dice el personaje apunta a que tenga algo que importante que decir.

Parthenope es también el nombre que los griegos le daban a la ciudad fundada por ellos en el primer milenio antes de Cristo. En el siglo VIII a.C., se estableció en la colina Pizzofalcone una colonia conocida como Parthenope. La ciudad era una parte de la Magna Grecia y jugó un papel importante en la fusión de las sociedades griega y romana. Si La grande belleza era una oda a la ciudad de Roma, Parthenope lo es a Nápoles.

Parthenope abre con una cita de Céline relativa a esa “gran belleza” buscada en vano por el personaje central de la película epónima de Sorrentino y que sólo lo llevó al pasado, al mar de su juventud. Parthenope parte de ahí; de hecho, surge del mismo océano donde dio a luz la mamá en 1950.

De ahí el filme brinca a 1968 en que la vemos surgir de entre la espuma como a Venus. Aunque Sorrentino le da a su protagonista también un gran intelecto y algo parece denotar que pretende decir que si se privilegia la mente sobre el cuerpo, la pérdida de la juventud no es una tragedia, las muestras de que Parthenope tiene un cerebro tan privilegiado como su físico, no se notan en nada de lo que dice o hace.

La vemos sacando mención honorífica en la universidad, leyendo a Hegel y a otros grandes, pero en su vida cotidiana solo se pasea por la playa o en la ciudad con ropa mínima, y observa… observa mucho.

La vida de Parthenope en Nápoles está determinada por la gente que va conociendo. Sobre todo, los hombres cuyas vidas impacta, sobre todo en forma negativa. En especial, hay una tragedia que su belleza, accidentalmente, ocasiona y que la marcan con una perenne melancolía a partir de los 20 años.

El largo viaje de la vida de Parthenope se narra a partir de la gente que va conociendo; napolitanos, extranjeros, hombres y mujeres cuyas vidas le dan una idea de a donde llegaría si tomara sus mismos derroteros. Primero quiere ser escritora, pero la absoluta desolación y el caos en la vida del que conoce John Cheever (Oldman), la disuade. 

Luego piensa que podría convertirse en actriz de cine pero conoce a una actriz (llamada Greta Cool, quien claramente representa a Sophia Loren, otra napolitana) que le dice que no tiene madera de estrella, así que Parthenope y también desiste de ese empeño. Este capítulo, narrado en tono Fellinesco, es de los menos logrados de la película.

Sorrentino apunta a estándares clásicos de belleza, que incluían, además de simetría, un orden moral y eso es lo que pretende proyectar también Dalla Porta. Este es el primer largometraje de la actriz y no se le puede juzgar por otra cosa que por la forma en que Sorrentino la hace caminar en la playa en la ciudad con ropa mínima.

Aquí vale la pena detenernos en la influencia que probablemente tuvo en las decisiones estéticas y de vestuario el conglomerado de la moda Yves Saint Laurent. Una nueva división de cine creada por el director artístico, Anthony Vaccarello coprodujo Parthenope.

Durante su primer año en Saint Laurent, los ingresos de la compañía aumentaron un 25,3 por ciento en comparación con 2016, así que todo apunta a que Vaccarello (belga-italiano) tiene el toque mágico. Otras dos películas de la competencia en Cannes fueron coproducidas por YSL, Emilia Pérez, de Jacques Audiard, y Las mortajas, de David Cronenberg.

Esta es la primera cinta en la filmografía del director y escritor italiano que protagoniza una mujer, y que, en sus palabras, es “una épica feminista”, pero justo esto lo que alegaría Laura Mulvey en su famoso ensayo, El placer visual en el cine narrativo, que un filme desde la mirada de un hombre, no lo puede ser. Según Mulvey, observar el placer o la belleza, la destruye. En todo caso, Parthenope es un ejemplo de lo que quiere trascender, la belleza que se agota en sí misma.

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