Escenario

‘La sombra del Catire’: La angustia paterna por un pasado violento en un país hostil

COBERTURA. La producción de México y Venezuela, tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Morelia en su 21° edición 

CINE

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Especial

Un viaje cinematográfico conmovedor y delicado, universal y personal a las profundidades del alma humana”, así describieron la película escrita y dirigida por Jorge Hernández Aldana y protagonizada por Francisco Denis para entregarle el Grand Prix en el Festival Internacional de Cine de Varsovia. “La universalidad de la historia parte de las relaciones familiares y lo difícil de estar en la posición de querer a alguien y ser capaz de lastimarlo al mismo tiempo”, explicó el director.

El Catire es el apodo con el que se le conoce a Benigno Cruz, un hombre mayor con un pasado criminal marcado por la violencia y la tragedia. Con la intención de alejarse de todos los malos recuerdos, busca vender su terreno donde vivió con su esposa. La mejor oferta es la de militares corruptos que manejan la región, pero para vender, requiere la autorización de sus dos hijos a quienes no ve desde hace mucho tiempo.

En cuanto a los retos en el aspecto técnico, tanto la fotografía como la música se centran, sin más edición, en lo que ofrece el paisaje desértico que acentúa el estilo western, donde el escenario refleja los conflictos humanos enmarcados por la violencia y el sentido de constante alerta en el que están los personajes. Sin el exceso de detalles frente a la pantalla, el espectador tiene espacios para completar la información de la historia principal, explicó el director.

Fui muy afortunado de haber tenido la colaboración de Luis Arteaga, el fotógrafo de la película. Para poder adaptarnos a la realización con luz natural donde filmamos una secuencia en varios días. De cuatro y media a cinco y media de la tarde hacíamos un plano y volvíamos al día siguiente, como se hacía antes en Hollywood”, detalló.

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Junto a Alejandro Mendoza Pérez, Jorge integró en el guion sus cuestionamientos acerca de su dinámica familiar con el distanciamiento de sus padres desde muy joven y la llegada de sus hijos mellizos: “Me preguntaba, ¿qué pasa con mis hijos si, como padre, no soy suficientemente buena persona? ¿Qué pasa cuando ellos sean grandes? ¿En qué paquete me estoy metiendo y qué les estoy dejando? Toda esa especulación del proceso natural de convertirme en padre, la plasmé en la película. Lo que hacía era imaginarme qué pasaría con ellos una vez que crecieran y en quién me habría convertido, a partir de ahí surge la película”.

Otro elemento que añade, es el imaginario de las regiones latinoamericanas acerca de heridas generadas por la violencia que fue planteado por los habitantes de Lara, Venezuela (lugar donde se filmó la película). “En el fondo estoy haciendo una historia sobre una familia rota, en un país roto. Hay familias ahí que tienen cuatrocientos años viviendo y luchan por mantener sus tierras que son solo vestigios. La necesidad de ser escuchados en este proceso de creación colectiva, su apertura y franqueza para mostrarme sus casas, sus sueños y sus problemas fue una parte importante de inspiración para la película”, comentó Hernández.

Algunos fragmentos del guion fueron frases que los oriundos compartían, como la de “no recordamos lo que queremos, recordamos lo que podemos”. Para Francisco Denis cobró mucho sentido la frase por el proyecto de un documental que está trabajando actualmente donde captura su trayectoria dentro del arte escénico en Venezuela. “Este personaje me cautiva por el ejercicio de la memoria. Para el espectador es reconocer qué hemos hecho, qué estamos haciendo con nuestra vida y cómo esto afecta a nuestros seres queridos”. 

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Para el reconocido actor venezolano fue todo un reto encarnar a Benigno porque, de acuerdo al director, “es un personaje que demanda una entrega absoluta”. Francisco tuvo una transformación física donde bajó 20 kilos y dejó crecer su cabello y su barba durante medio año. Además, se tenía que adaptar al estilo de vida de la región y pasó días viviendo con las personas del pueblo, en medio del desierto atendiendo el rebaño de cabras.

Por otra parte, Rigoberto Perezcano, productor de La sombra del Catire, expresó el motivo por el que ha tenido un buen recibimiento: “Si hay algo que me gusta de este corte de la película es que no es explícito. Prefiero un cine que sugiere, no que imponga. Sin decirlo, se entiende perfectamente la situación económica y política que vive Venezuela, que me recuerda a Honduras, a Guatemala y a México. El gran premio en este país, es hacer cine, levantarse y estar de pie para hacer una película. Mientras, los reconocimientos son la cereza del pastel”.

Tristemente, uno de los procesos que también inspiró esta película fue el duelo de Jorge Hernández por la pérdida de sus padres. “Este proceso de creación viene de una preocupación personal. Cuando mi madre falleció el shock fue tan grande que realmente no podía recordar mis últimas conversaciones con ella. Al final, la película se inspira en mis experiencias, de lo que me duele y de lo que me hace dar cuenta que sigo vivo. A pesar de todo ese sufrimiento esta vida tiene un sentido y lo comparto a través del cine”, finalizó el director.