Este miércoles por la tarde, el Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Lomelí Vanegas, presentará una colección que reúne lo más selecto de la obra de uno de los más grandes constitucionalistas de México e Iberoamérica, Jorge Carpizo. La publicación de esta colección reúne algunos de los textos más relevantes de quien fuera Rector de la UNAM, Ministro de la Suprema Corte, Secretario de Gobernación, Presidente de la CNDH, titular de la PGR (hoy FGR) y Embajador de México en Francia. Las grandes virtudes y logros de Carpizo, empero, no se encuentran en los ‘papers’ académicos ni en los cargos públicos que ocupó, sino en su sabiduría como hombre público que encontró sustento en su bonhomía, inteligencia, sensibilidad, decencia y, en especial, en su congruencia.
Hago referencia a esta última característica que señalo en Jorge Carpizo para significar la dimensión de su ausencia y la importancia de poder contar de forma ordenada, sistemática y renovada, de parte de su pensamiento escrito. México vive una situación de enorme fragilidad en aspectos tan relevantes como la construcción de la democracia, el respeto a los derechos humanos, la claridad en la división del poder, el reconocimiento al valor de las autonomías, entre otros. Preferencias políticas e ideológicas aparte, el rumbo del país no es el que quisiéramos en materia de seguridad, combate a la corrupción, disminución de la desigualdad o estándares de justicia. La voz determinante de Carpizo y la inteligencia de sus propuestas, sin duda, serían muy útiles en momentos como los actuales; pero quizá lo que más falta nos hace es su autoridad moral sustentada en la congruencia de su forma de pensar, decir y actuar.
En el México de hoy, Jorge estaría preocupado por el destino de las próximas elecciones y el papel que en ellas jugarán los partidos, la ciudadanía, el INE, el Tribunal Electoral y los medios de comunicación. Se mostraría inconforme con la vulneración a instituciones fundamentales del Estado Constitucional como los derechos humanos o el respeto a la división de poderes. Sería crítico de la manera en la que se ha atacado al Poder Judicial y de la poca importancia dada a la procuración de justicia. Viviría con la angustia de qué proponer para evitar cualquier forma de autoritarismo.
Para fortuna de todos, Jorge Carpizo fue uno de esos grandes maestros que formaron escuela y acumularon cientos de discípulos a quienes, en mayor o menor medida, desde un enfoque académico, profesional o de vida, nos formó como sus enseñanzas y, sobre todo, con su ejemplo de vida. Quienes nos asumimos como parte de sus alumnos, no nos queda más que responder a la enorme responsabilidad que ello implica. A manera de anécdota, recuerdo con enorme claridad cómo hace algunos años, cuando debía asumir una decisión compleja que no admitía respuesta fácil, el entonces presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, no tenía toda la claridad para tomar una definición sobre algún asunto de suma complejidad, se cuestionaba: en su lugar, ¿qué hubiera hecho Jorga Carpizo? Lo anterior nunca tuvo que ver con un criterio jurídico, sino más bien con un sentido ético de lo correcto, de lo justo, de lo conveniente para México. Esa es la escuela que Jorge Carpizo dejó en sus discípulos.
México requiere, hoy más que nunca antes, pero seguramente aún menos que en los tiempos por venir, de mujeres y hombres que hagan de la congruencia un elemento indispensable para recuperar la decencia de la política y el servicio público. Espero que, a poco más de doce años de su partida y ochenta de su nacimiento, el rescate de la obra escrita de Jorge Carpizo revitalice el espíritu republicano de valores como la democracia, la tolerancia, la pluralidad, la diferencia, el diálogo, la libertad, la igualdad, la legalidad, la ciudadanía, la inclusión y la diversidad. Estoy seguro, quizá más por deseo que por certeza, que es posible que el ejemplo de vida de Jorge Carpizo se instale cada día en más mexicanas y mexicanos que deseamos construir un mejor México. Lograr entender lo indispensable de la congruencia en nuestro actuar cotidiano sería el mejor homenaje a la vida y obra del ilustre mexicano y magnífico universitario que fue Jorge Carpizo.
Profesor y titular de la DGACO, UNAM
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