La situación de los bosques no puede ser peor.
“En 20 años, México ha perdido 736 mil hectáreas de bosques primarios, lo suficiente para cubrir casi cinco veces su capital, Ciudad de México, confirman datos de la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW).
“Y esto es solo algo más del 15 por ciento del total de cobertura forestal perdida, unos 4,7 millones de hectáreas”.
Obviamente, estos datos no contemplan la destrucción en estos días de fuego, viento y abulia para enfrentar la quemazón.
Como todos sabemos, en casi la mitad de los estados de la República hay fuego en los montes. Pero eso no ha generado ni siquiera una reacción institucional sería, cosa aparentemente incomprensible, pues el presidente de la República se dice amante de los árboles (hasta en el Palacio Nacional sembró entre otras especies una ceiba) y sostiene un proyecto llamado “Sembrando vida”, para beneficiar un millón de hectáreas con árboles frutales y maderables.
El fruto mayor de esos árboles, no aptos para el aserradero, pues los acaban de sembrar (en el mejor de los casos), es la saliva. Puro choro mareador, como todo en este gobierno.
Pero además del fuego, hay algo peor. Vea usted este análisis:
(DW).- “De todo el país, la zona más afectada es la península de Yucatán”, en el sur, con un suelo kárstico muy delgado y poroso, precisa a DW Yuri Peña Ramírez, investigador del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), en Campeche, uno de los estados más deforestados de México, junto a Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Veracruz”.
Pero la desgracia sigue:
“… Por si fuera poco, también están los megaproyectos estatales como el Tren Maya, una bandera del actual Gobierno.
“El problema no es el trazado del tren, con 50 metros por lado de la vía (Yuri Peña Ramírez, investigador del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)), sino que, como el suelo es tan delgado, no hay material suficiente para hacer el terraplén”, explica Peña, especialista en Biotecnología y Ecología de Forestales Tropicales.
“Así que ese material se extrae de canteras con las que “están rompiendo parches de selva que estaban intactos”, en zonas núcleo de las reservas de Quintana Roo y Campeche, denuncia.
“Están dividiendo un corredor biológico importante que conecta México con América Central” y afecta a fauna de gran tamaño en peligro de extinción como los jaguares, agrega la experta de Greenpeace.
“Al perder bosques, perdemos flujos de agua y, con ellos, la capacidad regulatoria del planeta para mantener la temperatura a un nivel más o menos constante”, advierte el investigador de ECOSUR, en un país que ya vive impresionantes olas de calor y lluvias torrenciales extremas.
“Y describe un “ciclo degenerativo”, en el que, “al perder la humedad, tenemos climas más extremos, que afectan la posibilidad de las plantas para crecer y desarrollarse”.
Sin embargo, “El país aún no se ubica en la lista de los diez que más bosques primarios han perdido en el mundo, donde lidera Brasil, seguido de otros vecinos latinoamericanos como Bolivia (3), Perú (5) y Colombia (6). Pero el avance de la deforestación en México tiene causas y consecuencias significativas dentro y fuera de sus fronteras.
Con más del 70 por ciento de su territorio (138,7 millones de hectáreas) cubierto por algún tipo de vegetación forestal, según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), México es uno de los 12 países “megadiversos” que albergan el 70 por ciento de la flora y fauna del planeta…”
La megadiversidad se puede ir al caño cuando aparece la mega demagogia.
Y esta próxima semana, y la otra y muchas más, seguirán los incendios. Y la negligencia.
Llama mucho la atención la ausencia de este tema en los planteamientos de las candidatas a la presidencia. Del otro contendiente (en el papel), ni siquiera puede decirse algo. Es como si no existiera.
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