Opinión

El Ejército tendrá una Comandante Suprema

Desde hace años al interior de las fuerzas armadas se consideró la posibilidad, hoy concretada por mandato de las urnas, de que El Ejército y la Marina Armada tuvieran una comandante suprema; o sea, que una mujer, en este caso la doctora Claudia Sheinbaum, asumiera el mando.

Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México

Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México

Cuartoscuro

La cuestión del género no inquieta. Las preguntas giran más bien alrededor del papel que tendrán las fuerzas armadas el próximo sexenio, derivada de la formación de Claudia en el activismo estudiantil. La doctora ha dicho una y otra vez que su gobierno será el segundo piso de la 4T, lo que quiere decir la misma ruta, aunque diez metros arriba. Esto supone que seguirá los pasos de López Obrador. ¿También lo hará con relación al Ejército?

El protagonismo del Ejército es el rasgo más sorpresivo del actual sexenio. Nadie lo vio venir. Incluyo al propio Andrés Manuel que en una de sus inquietantes ocurrencias llegó a mencionar la posibilidad de desaparecer al instituto armado. Tal y como lo oye. No sólo cambió de opinión, sino que se dio cuenta que por su formación, disciplina y eficacia las fuerzas armadas podrían ayudarlo en una amplia gama de tareas, además de las relacionadas directamente con la seguridad. Entonces, en cuestión de meses, dio un viraje de 180 grados.

Pasó de evaluar desaparecerlo a convertirlo en principal sostén de su gobierno. Lo metió a construir trenes, varios aeropuertos, cuidar aduanas, formar una línea aérea, entre otras muchas tareas no contempladas por la ley. La propia doctora Sheinbaum al principio del sexenio se mostró reacia a aceptar patrullajes de la Guardia Nacional en la CDMX. Si muchos lo han olvidado ahí están las hemerotecas. Pocos años después aceptó el despliegue de más de 6 mil elementos de la GN en las instalaciones del Metro ante versiones de posible sabotaje. Se dirá que es de sabios cambiar de opinión. Solo que sea por eso.

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Lo más sano para la República es que las fuerzas armadas retomen sus tareas constitucionales. Son la piedra angular del sistema democrático del país. Las distracciones para beneficiar proyectos políticos personalísimos, como los de AMLO, no ayudan en nada. Desgastan y exponen de manera innecesaria a los mandos a tentaciones que muy pocos pueden esquivar. La relación de la virtual presidenta electa con las fuerzas armadas será fluida, de respeto de ida y vuelta y con la lealtad que ha sido timbre de orgullo nacional desde 1913. La pregunta pertinente es cómo articularán esfuerzos soldados, marinos y agentes de la GN con el área a cargo de Omar García Harfuch.

Glifos

Si usted, amable lector, está leyendo este texto en la versión impresa de Crónica pertenece a una minoría ilustrada y extravagante, que todavía considera a los periódicos una fuente confiable de información. Voy más lejos: una minoría que todavía cree en las noticias.

Las generaciones más jóvenes están cada vez  menos interesadas en los medios que proporcionan información procesada por profesionales. Forman sus opiniones en las plataformas digitales. Los líderes de opinión emergentes son los así llamados influencers.

Digo que es motivo de alarma porque el mundo es un sitio cada vez más complejo y peligroso y que grandes contingentes de gente joven ni siquiera tengan interés en informarse no augura nada bueno. Eluden las noticias conscientemente.

Los periodistas profesionales están al margen de las redes que consumen los jóvenes como Instagram Snapchat y la china Tik Tok. Los periodistas más viejos que estamos a pocos años del retiro ya hicimos nuestra parte. No hemos logrado convencer a los jóvenes de que estar bien informados es un patrimonio que les hará tener una vida más plena.