Opinión
Salvador Guerrero Chiprés

Replantarse ante la inseguridad

Las detenciones de dos presuntos responsables de complicidad en el asesinato de Milton Morales Figueroa, la detención de dos generadores de violencia de alto impacto —uno en Polanco y otro en Cancún—, son evidencia de un espíritu de cuerpo profesional, comprometido y competitivo para reiterar mensajes: combatir la impunidad, colaborar y apoyarse en la denuncia ciudadana son la plataforma de éxito de cualquier empeño policial y de justicia.

La capital nacional tiene en todo el país el mayor número de detenciones de alto impacto, en tasa por cien mil y en números absolutos. Se ha detenido a más de 2 mil 500 generadores de violencia y es ese número una de las variables de la disminución de la incidencia delictiva y de recuperación paulatina y creciente de la credibilidad ciudadana reflejada por el INEGI la semana pasada.

Replantarse ante la inseguridad

Presuntos autores intelectuales del Jefe Milton Morales

FGJEM

Entre julio de 2018 y el mismo mes de este año ha bajado casi 40 puntos porcentuales la percepción negativa de seguridad en la capital nacional; ha subido en 70 por ciento en Benito Juárez, sorprendentemente, e Iztapalapa, legado de la Jefa de Gobierno electa, Clara Brugada, tiene el primer lugar nacional de las 91 ciudades analizadas en percepción ciudadana que acredita se realizan en esa alcaldía más programas contra la violencia y la inseguridad que en ninguna otra demarcación y en el resto de entidades evaluadas.

Sería conveniente pronto presentar una comparación entre cada entidad sobre las detenciones de alto impacto, los cambios de jefes de la policía, el estancamiento o avance en disminución de violencia y, ciertamente, continuar en la generación de insumos, operaciones, seguimientos judiciales para desmantelar la campaña de Donald Trump, con mucha frecuencia tan esquemática como la de la oposición local, concentrada en subrayar “tener otros datos” siempre opuestos al reconocimiento de cambios como el registrado en la CDMX y, en los promedios nacionales, aun con las persistentes amenazas regionales conocidas.

La evidencia que da la razón a la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, cuando acompaña al presidente Andrés Manuel López Obrador en sostener, de acuerdo con la evidencia dura, ha disminuido la violencia aun cuando el trecho por andar es enorme, debe ser extensamente compartida ante la ineludible presencia de un criterio en redes sociales como X muy frecuentemente opuesto al debate político informado y a favor de la promoción del odio.

Como sucedió con la administración de Miguel Ángel Mancera, los delincuentes, observadores de las reacciones de la autoridad, de la calidad de la atmósfera de denuncia y depredadores en evaluación de la capacidad de reacción policial, reiteraron su aprovechamiento de la impunidad de su intervención delincuencial y continuaron hasta entrado el primer trimestre prácticamente con el mismo ritmo del lapso 2015-2018.

Lo hicieron hasta el momento en el cual la estrategia y personalidad de la gobernante Claudia Sheinbaum fueron imponiendo reglas distintas conforme adecuaba su Gabinete de Seguridad frente a la negligente permisividad previa. Martí Batres ha continuado ese esfuerzo.

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Con sus debidas distancias, el desplazamiento de centenas de familias chiapanecas a Guatemala, presionadas por el crimen organizado en municipios fronterizos, se coloca en el centro de atención de una triste realidad que les expone a delitos como la Trata de Personas y alerta de una visión global urgente para compartir en todo el continente. Lo mismo sucede con la captura de El Mayo Zambada en la cual el mejor periodismo nos debe respuestas sobre el sometimiento de los escoltas del líder del Cártel de Sinaloa y los demás detalles contradictorios o aparentemente confusos.

Aquí y ahora lo indispensable es replantarse ante la inseguridad.